Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2

Capítulo 7

Gritos, insultos, maldiciones, abucheos y mas se escuchaban en el bosque, en el centro de toda esa conmoción estaba Caspian, quien recibía con temor todas las palabras dirigidas hacia él. Después de todo, él era la razón de estar reunidos. Caspian buscaba con la mirada a Elianne, quien se mantenía en lo alto observando todo ese caos. No podía hacer demasiado, después de todo estaba fuera de su jurisdicción, ella solo podía escuchar.

— Lo único que prueba ese cuerno es que ustedes nos han robado algo más. -Alzo la voz Nikabrik.

— Yo no les quite nada. -Elianne sonrió al ver como este se defendía.

— ¿No nos quitaste nada? -Un furioso minotauro hablo mientras apuntaba con su hacha. - ¿Quieres una lista de todo lo que los telmarinos nos han quitado?

— ¡Nuestros hogares! -Grito una centauro.

— ¡Nuestras tierras! -Grito otro.

— ¡Nuestra libertad! -Dijo un fauno.

— Nuestros amigos. -Todos giraron a ver a Elianne quien había bajado finalmente, mantenía un rostro sereno, pero sus ojos aguados decían otra cosa. – Mi familia. Mi gente, mis hermanos, mi mejor amigo. Tu gente nos arrebato nuestras vidas, Narnia era pacifico antes de la llegada de los telmarinos.

— ¿Quieren hacerme responsable de los crímenes de mi pueblo?

— Responsable y también castigable. -Volvió a acusar Nikabrik mientras caminaba hasta Caspian.

— ¡Ja! Es un descaro proviniendo de ti enano. -Reepicheep le apunto con la espada, mientras sus camaradas le observaban. - ¿O ya olvidaste que fue tu pueblo el que lucho junto a la Bruja Blanca?

— Y con gusto lo haría de nuevo si eso nos ayuda a deshacernos de estos barbaros. -La piel de Elianne se erizo, la mirada de Nikabrik era aterradora en ese momento, sus ojos emanaban odio puro.

— Entonces Nikabrik... es una suerte que no este en tus manos traer a esa Bruja de regreso. -Grito la castaña, pues no dejaría que tal cosa sucediera. - ¿O acaso sugieres que Caspian pelee contra Aslan? Si eso es así, sabes bien que no dejaría que ninguno este en contra de él.

— Algunos ya lo han olvidado, pero los tejones recordamos bien. Que Narnia nunca estuvo en orden, excepto cuando un hijo de Adán fue Rey.

— Es un telmarino ¿Por qué lo querríamos como rey? -Gruño el enano pelinegro.

— Porque yo los voy a ayudar. -El silencio se volvió a formar. – Mas allá de estas tierras, soy un príncipe. El trono de los telmarinos es mío por derecho. Recuperémoslo y la paz prevalecerá entre nosotros.

— Tiene razón. -Hablo Glemstorm. – Este es el momento. Yo vigilo los cielos, pues esa es mi misión, así como la del tejón es la de no olvidar. Tarva el señor de la victoria y Alambil la señora de la paz una vez más se reúnen en los cielos. -Bajo la mirada viendo de forma fija a Caspian y Elianne. – Y en la tierra se ha vuelto a alzar un hijo de Adán y una hija de Eva. Para devolvernos nuestra libertad.

— ¿Es posible? -Elianne sonrió con ternura al ver a una ardilla mover sus bigotes con felicidad. - ¿En serio creen que tengamos paz? ¿De verdad? ¿De verdad lo crees?

— Hace dos días. No creía que existieran criaturas parlantes o enanos o centauros. Y aquí están, en mayor número que los telmarinos habríamos imaginado. No se si este cuerno sea mágico, sin embargo, nos reunió y juntos. -Giro la vista viendo ahora a Elianne. – Se que vamos a recuperar lo que es nuestro.

— Si ustedes nos guían, entonces mis hijos y yo les ofrecemos nuestras espadas. -Todos los centauros alzaron sus espadas hacia el cielo y de igual forma todos los demás.

— Nosotros les ofrecemos nuestra vida. -Reepicheep realizo una reverencia.

— Las tropas de Miraz están muy cerca.

— Si queremos ganar esta guerra, necesitaremos armas y reunir soldados. El bosque Oeste esta lleno de Narnianos dispuestos a luchar, ellos vendrán sin demora.

— Ya pronto nos van a alcanzar, debemos darnos prisa. -Dijo Caspian.