Un Wayne en Apuros

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Bruce Wayne era un hombre muy ocupado, todo el día estaba en juntas y reuniones de negocios, era poco probable que recibiera visitas y menos de gente que no conocía— seguro me manda al diablo— dijo Hal en voz alta mientras observaba la imponente torre que se levantaba ante sus ojos, dio unos pasos hacia atrás para mirar mejor tratando de distinguir siluetas como si esperase que el poderoso hombre de negocios le viera por la ventana y le llamara a su oficina, pero eso no pasaría— bueno no queda de otra... —tomó aire y entro al edificio donde pudo ver claramente a un par de recepcionistas que atendían teléfonos de manera vehemente

—Empresas Wayne ¿en que puedo ayudarle? —Hal escuchó la frase apenas llegó al mostrador

—Ho...hola buenos días Yo...— Hal recibió una seña y la chica presionó el auricular en su oreja para contestar con la misma frase una llamada de teléfono

—Lo siento, ¿me decía?

—Ah bueno, yo —Hal se aclaró la garganta— yo quisiera saber si puedo hablar con el señor Wayne...

La chica le miro de arriba abajo, aunque lucía bastante decente y apuesto no era del tipo que hace negocios con el señor Wayne por lo que a pesar de su físico tan bueno le tuvo que negar el acceso al edificio mediante una ligera pregunta —disculpe ¿tiene cita con él? —Hal negó con la cabeza, no es que no lo hubiera intentado, pero sin un nombre y un apellido de alcurnia era algo difícil— en ese caso me temo que no podrá pasar señor...

—entiendo... pero es un asunto de verdad algo grave...— Hal se rascó la cabeza con nerviosismo— ¿cree que pudiera intentar hablar con él? — por alguna razón la mujer no pudo negarse a su petición

—intentaré señor... — le hizo una seña hacía una pequeña sala de espera— si gusta puede tomar asiento... —el señor Jordan obedeció y tomó asiento en una imponente silla acojinada que era más cómoda que todos los muebles de su casa.

Hal estaba algo impaciente después de varias horas, miró su reloj y maldijo para si, era hora de irse, se puso de pie y camino nuevamente hacia el mostrador, la chica que le recibió pareció inmediatamente recordar su presencia— disculpe... ¿pudo hablar con el señor Wayne? —la mujer negó con la cabeza

—lo siento, el señor Wayne es alguien en extremo ocupado

—Es entendible pero tengo algo que hablar con el... y ...— Volvió a mirar su reloj en el celular— debo irme pero por favor— rebuscó en sus ropas y sacó una tarjeta—¿podría darle esto por favor? Si pudiera llamarme sería excelente... —Hal se acomodó las ropas y se despidió para salir a toda prisa

—¿Qué quería ese hombre? — la otra recepcionista interpeló a su compañera—estuvo aquí mucho tiempo

—Quería hablar con el señor Wayne...

—Ya veo ¿Qué dice la Tarjeta? —ambas mujeres miraron con interés lo que decía: Hal Jordan, Asesorías y clases extracurriculares —no creo que el señor Wayne necesite un tutor para sus hijos van a las mejores escuelas. —dicho esto la tarjeta se fue a la basura.

De todas las tarjetas que Hal daba de manera constante esperaba que esa surtiera efecto, aunque no sabía que estaba ya demasiado lejos de Bruce Wayne, no le quedaba de otra mas que confiar y apresurar su paso rumbo a su trabajo; en otro día lo intentaría de nuevo en empresas Wayne.

Y así lo hizo, lo intentó al día siguiente y al siguiente hasta completar una semana laboral, hasta que las chicas de recepción ya no buscaban que decirle para que dejara de insistir— por favor yo... —Hal había llegado al día cinco en esa oficina y la chica que le había atendido el primer día estaba ya un poco fastidiada de verle ahí —escuche se que debe estar algo fastidiada de mí, pero si pudiera ver al señor Wayne tan solo unos segundos...

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