El despertar del Dragón

Cap 18.- La manera correcta de amar.

La mañana siguiente Melina despertó con una sonrisa, sentía que el peso en su corazón se había aliviado. Aun dolía si recordaba el pasado y el causante de sus penas, así que se juró a ella misma volver ese tema un tabú, un tema cerrado y sellado. Por esas dos semanas, Kay, Dragon, Lenard, Asako y todos los demás desaparecerían de su memoria. Necesitaba ese tiempo para ella, para poder reencontrarse, recomponerse y volver a armarse. Porque estaba segura que la guerra que se avecinaba iba a ser bastante dura, y se necesitaba completa, entera y sana. O al menos de una sola pieza.

Kato estaba que brillaba como el sol, la alegría en sus ojos se le salía hasta por los poros. Al fin su hermana había abierto los ojos para darse una nueva oportunidad.

La sonrisa boba del rostro no se la quitaban ni con bisturí. Recordaba claramente la noche anterior como si fuera ese mismo momento. Al notar lo decaída que estaba su hermana y como Zafrán la siguió en silencio como su sombra, el no pudo menos que preocuparse y los siguió, desde una considerable distancia, pero los había seguido. Sabia que su hermana no lo sentiría por el estado de desconcierto en el que se encontraba en esos momentos, pero no estaba muy seguro de su silencioso acompañante.

El estuvo en primera fila y observo el desarrollo de toda la escena, solo le faltaban las palomitas, una gaseosa tamaño jumbo y toda una caja de pañuelos desechables para poder contener las lágrimas de emoción que se desbordaban de sus ojos por la escena mas emotiva vista en sus cortos años de vida, era claro aclarar que él nunca se consideraría viejo.

Cuando vio como Zafrán tomo la iniciativa de robarle un beso a su hermana quiso gritar como loca histérica abanicándose los ojos para no llorar. En realidad, lo hizo, gritó tan silenciosamente que tuvo que morderse la mano para no armar un escandalo y saltar como porrista en pleno partido. Pero su mente era un torbellino donde saltaba y gritaba a viva voz.

—"Denme una M. Denme una E. Denme una Z y luego una A ¿Qué tenemos? ¡¡¡MEZA!!!" — bueno, eso sonaba claramente ridículo si lo analizaba fríamente, pero no le interesaba, todo él, era júbilo total, daba pequeños saltitos en su sitio como niña pequeña.

—"Si, SI, ¡¡¡SIIII!!!" —gritaba en su cabeza, pero miraba la escena comiéndose las uñas y derramando una que otra lagrimita de emoción.

Tomando fuerza de todo su autocontrol, empezó a aplicar la retirada cuando observó como la escena iba subiendo de temperatura.

—"¡¡Váyanse a un motel!!" — quiso gritarles, pero ni un susurro salió de su boca. No quería arruinarles el momento por el que tanto había esperado, así que prefirió seguir su camino y escapar con sus pies de gato.

Para ese par la velada terminó en ese intenso beso, se acurrucaron uno sobre el otro, y se quedaron observando las estrellas.

A la mañana siguiente, Kato los observaba con ojos de picardía, Melina solo pudo esquivar a su hermano alegando que iría a darse una remojada en la playa. Al verse solo con Zafrán, Kato prácticamente le brinco encima y quiso saber más.

—Y dime Chris.... Como.... ¿Como estuvo tu velada anoche? —preguntó con picardía incapaz de resistir por más tiempo su creciente curiosidad.

—¿A... que te refieres? —pregunto haciéndose el loco mientras ordenaba su desde ya bastante ordenada mochila.

—No lo sé. Quizá, deba dejarte de llamar Chris y empezar a llamarte... ¿cuñado? —pregunto divertido tocándole el cuello. —porque al parecer alguien ya marco su propiedad —completó con una pícara sonrisa.

Zafrán que estaba tomando una botella de agua casi escupe el contenido en la cara de Kato de no ser por sus buenos reflejos. E inconscientemente se tocó el cuello donde antes su amada lo había besado. ¿Lo había marcado? Sus mejillas se tornaron de un rojo carmesí intenso. Aun podía recordar claramente la sensación de sus labios sobre su piel. Y el simple recuerdo le erizo la piel. Una sonrisa tímida se formó en sus labios.