Primera Vez

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Todo se detiene, no puedo escuchar nada que no sea el corazón latiendo con fuerza. Me pierdo en esa mirada que me roba la paz y me encuentro en esa sonrisa que permite soñar. Ansias, nervios, deseo y esa calidez que de ella irradia. Estamos tan cerca. Siento que el aire nos falta. Es como si la vida dejara de ser y con un beso volveremos a ella. Es aquí donde podemos escapar de nuestra realidad, robándole momentos al tiempo. Acá solo existimos nosotras dos. Cada instante compartido será nuestro más grande secreto. No existe nada más, vine como aventurera, exploradora, lista para conquistar el misterio de sus labios, de su piel, de su alma.

Vuelan por mi mente todas las cosas que únicamente pude imaginarme con ella, por ella. Tenerla frente a mí no es remotamente parecido a lo que creí. Respirar el mismo aire, a solas, es aún más impresionante de lo que llegué a pensar. Finalmente, la tengo de frente, no sé si es un instante o una eternidad lo que llevo admirándola. Una risa nerviosa en los labios, sus ojos gritan lo que mi piel siente, hablamos sin mediar palabra. Un escalofrío recorre todo de mí, solamente con sentir su cercanía, sin contacto alguno: Su presencia es electrizante, magnética, el calor que emana de ella es adictivo. No hay vuelta atrás, es irreal.

Tomo sus manos para asegurarme que está ahí realmente. Que no vuelva a esfumarse frente a mí como tantas veces en mis sueños. Una caricia que quiere pasar por inocente va de sus manos a su cintura. Con su mirada confirmó que no podemos esperar más. Se acerca a besarme y me deja sin aliento. Besa despacio, siento cada movimiento, nos vamos midiendo, reconociéndonos, cada beso es trascendental, la vida no es más la misma.

La suavidad de sus labios rozando los míos, cada beso es mágico. Sus labios son más tersos de lo que esperaba. Dejo de pensar, me abruma todo lo que siento. Su aroma me llena, sus manos entrelazadas a las mías, su tacto, su cabello, todo en ella es perfecto. Me falta el aire, morí un poco cada vez que se detenía para besarme de nuevo.

Me besa con calma, segura y me dejo ir en ese momento, me entrego a ella. Siento un cosquilleo en mi espalda, en el estómago. Sigo completamente vestida, pero desde ya soy completamente suya. Se detiene, me ve a los ojos y sonríe. Ella sabe que acaba de desarmarme, esa mirada tan profunda como el mar, llenó de calor mi cuerpo entero. Pasan tantas cosas dentro de mí, mi respiración y latidos van a una velocidad increíble, se salta un latido el corazón. Mis ojos cerrados, aun así percibo lo cerca que está de mí, su exquisita forma de besar. Noto como poco a poco reemplaza con sensaciones cada pensamiento en mí.

Mis manos la sostienen delicadamente, una en su rostro y la otra en su cintura. Mi lengua busca tímidamente su labio inferior. Sus brazos me rodean y se aferran a mi espalda, me sostiene como si temiera que me separara de ella. Cada beso va tomando fuerza, los suspiros comienzan a ser jadeos, mis manos tienen dificultad manteniendo la delicadeza, se tornan más demandantes, apremian el momento de sentir su piel, se clavan en su cintura y se cuelan por debajo de la blusa.

En cuanto la punta de mis dedos se pasea por su piel, escucho como se le escapa un leve gemido, me ve a los ojos, me regala una sonrisa con esa complicidad que solo comparten los amantes. Vuelvo a besarla, con más hambre, con más ganas, me guía el instinto, la recuesto en la pared, presiono mi cuerpo contra ella, el espacio entre nosotras ya no existe, son únicamente capas de ropa lo que separa mi piel y su piel. Sus manos se anclan en mi espalda, las mías en su cadera. Ya sin pensar siquiera, comienza a danzar junto a la mía.

Besando su cuello, mis manos acarician sus pechos, encuentro su pezón palpando sobre el sostén y se resalta, se endurece con cada caricia que dejo. Aunque no vea, sé que su piel se eriza cuando mis manos la encuentran, beso sus hombros, la tomó de las caderas con firmeza, siento que las piernas me empiezan a fallar.

Entre jadeos y sonrisas me deja saber que encontré mi camino. Su aroma es embriagante, ella ahora, es mía. Recorro con la lengua su cuello hasta llegar a su oreja, dejo una mordida de recuerdo. Siento sus manos desnudas en mi espalda, ahora soy yo quien deja escapar un gemido justo en su oído. La ropa empieza a estorbarnos, las prendas ya están de sobra, quiero sentirla, verla completa.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

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