Aaron.
Una luz me da directamente en los ojos haciendo que los abra de inmediato. La noche anterior dejamos la cortina abierta y el sol ha entrado de lleno a la habitación. Veo el reloj en la pequeña mesa de noche y veo que marca las seis de la mañana. Volteo hacia el otro lado y me encuentro con la imagen más encantadora que podría encontrar al abrir mis ojos cada mañana. Leah se encuentra acurrucada de lado hacia mí con la manta envuelta en su cuerpo. Su respiración es lenta y pausada y se nota que está bastante lejos de la realidad. Sus largas pestañas caen como cascadas y me quedo allí mucho tiempo mirándola dormir.
Leah es un diamante, sin duda alguna. Me he sacado la lotería al encontrarla y tenerla en mi vida. La noche anterior había sido como un millón de fuegos artificiales explotando dentro de ambos y la felicidad que me da esta mujer no la he tenido en ningún otro lugar jamás. La paz que tengo cuando estoy con ella me hace querer ser eterno. Un pensamiento de la noche anterior me llega a la cabeza. Leah en ocasiones suele ponerse nerviosa y siento que hay algo que le preocupa que aún no me ha contado. No quiero hacer suposiciones ni mucho menos buscar problemas donde no los hay, pero vaya que la conozco, y me preocupa saber que hay algo que pueda estar atormentando su cabeza.
Suelto un suspiro y sonrío nuevamente al verla dormir. Levanto una de mis manos y le acaricio el rostro suavemente viendo como se empieza a remover. Su ceño se frunce mientras duerme y la observo dándome cuenta que está teniendo alguna especie de sueño o de pesadilla.
—Aaron...—Murmura con voz suave.
Sonrío porque al parecer está soñando conmigo, pero me inquieto un poco porque la veo algo desesperada, como si quisiera despertar de aquel sueño.
—Alexander...—Murmura de igual manera.
Mi caricia en su mejilla se detiene cuando la escucho decir el nombre de Alexander. Me freno y empiezo a sentirme acalorado. ¿Leah está soñando con Alexander y conmigo al mismo tiempo? ¿Qué significa eso? La verdad es que es muy tonto de mi parte porque los sueños no se controlan pero escucharla murmurar su nombre no me hace ninguna gracia.
—Leah.—La muevo despacio para que se despierte.
Ella se sobresalta y abre los ojos un tanto aturdida. Me mira con expresión de confusión y cierra los ojos unos instantes a causa de la luz que entra por el ventanal.
—¿Qué pasa?—Pregunta sin entender.
Me acomodo mejor de lado a la cama y la miro de perfil.
—Estabas teniendo un sueño, o quizás una pesadilla.—Le digo sin dejar de mirarla.
Se acomoda mejor en las sábanas y se quita parte del cabello que se encuentra esparcido por su rostro. Suelta un suspiro y se estruja su cara como una niña pequeña.
—Está entrando demasiado sol.—Se queja.
Mi expresión de dureza no parece decirle nada porque aún está con el sueño en los ojos. Aclaro mi garganta y ella voltea a verme ahora prestándome atención.
—¿Qué sucede?—Me pregunta nuevamente.
—¿No recuerdas lo que soñabas? Se te veía un tanto aturdida mientras te movías por toda la cama.
Frunce el ceño y niega con la cabeza.
—No, no recuerdo nada.—Suspira.—¿Por qué tan interesado en mi sueño? ¿Pasa algo?
Me muerdo la boca intentando no enojarme por un simple sueño.
—Mencionaste mi nombre, y luego el de Alexander segundos después. Estabas soñando con los dos, o con él, la verdad no lo sé.
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Mi Liberación #3
RomanceTERCER LIBRO DE LA SAGA MI ASESINO FAVORITO. Meses después de Leah haber heredado toda la fortuna de Jojo, las cosas parecen empezar a encajar a la perfección. Todo aparenta marchar a viento en popa que no existe el tiempo para preocuparse por absol...