stray kids one shot's ✧︎ִֶָ ̽

6 ~ seo changbin ~

— No puedes no venir, Leah —gimió el castaño junto a mí con cansancio. Se sentó frente a mí en nuestra mesa usual en la cafetería y me miró con ojos de ardillita mojada— Por favor, ¡No podré yo solo con Minho hyung!

— ¿Cuando vas a dar el primer paso, eh? —reí ignorando sus lloriqueos— La única razón por la que Lino aún no te ha besado es porque espera tu consentimiento —bufé mientras perforaba la cajita de mi café con caramelo con la pajilla que la acompañaba.

— Hasta que no lo oiga de su boca, no voy a creerte —negó restandole importancia, a pesar de que sus mejillas ahora eran un tono más rozado que antes. Mordió su sandwich y tragó rapidamente, dejándolo en su bandeja para poder levantar su mano y comenzar a agitarla en dirección contraria en la que me encontraba— ¡Chicos, aquí! —exclamó, seguido de la estampida de pasos que se acercaba a nuestra tranquila mesa.

— Siempre nos sentamos aquí Han, no hace falta que nos lo recuerdes —rió Chan ocupando el lugar junto a mi. Los demás se sentaron en sus asientos usuales mientras el castaño y mi mayor complotaban para seguir molestándome— Entonces, ¿conseguiste que aceptara?  —preguntó en dirección a Hannie, quien negó sacándole un bufido a Chan— ¿Que tengo que hacer para que vengas, huh? —preguntó ahora en mi dirección, observandome expectante mientras yo tomaba otro trago de mi bebida en total tranquilidad.

— Saben que no me llevo bien con Seo, no voy a ir —me encogí de hombros con simpleza, volviendo a oír suspiros por su parte.

— Yo no te caigo bien, que no es lo mismo —la bendita voz de la persona que menos ansiaba ver se hizo presente en el circulo. Seo Changbin, el vicepresidente de la asociación de Payasos, tomó asiento junto a mi— Y no veo por qué, bonita —continuó encogiéndose de hombros.

— ¿Tengo que tener una razón? —pregunté de forma retórica, acabandome mi preciado café de un solo trago. Estaba a punto de levantarme cuando el brazo del castaño me detuvo por la cintura.

— No te vayas, por favor —pidió, de forma extrañamente dulce. Extrañada, pues solíamos molestarnos el uno al otro, volví a mi lugar para averiguar qué era lo que quería— No me mires de esa forma, siempre soy así contigo —se defendió en un quejido al ver mi expresión.

— Te burlas de mi cabello constantemente, Seo —sonreí de lado cruzandome de brazos, dejando que su brazo reposara en mi espalda baja pues en realidad no me molestaba.

Y para que negarlo, no me disgustaba del todo su toque.

Está bien, voy a confesar algo. Si, la sola presencia del castaño bien formado me irritaba por lo molesto que puede llegar a volverse; tocando mi cabello y cintura en cada oportunidad que tiene y haciendo expresiones "tiernas" para llamar mi atención no era precisamente mi forma favorita de interactuar con otras personas, pero tenía que soportarlo porque formabamos parte del mismo grupo de amigos. Además, cuando no actuaba como un payaso, solía ser bastante dulce.

Sólo cuando no se comportaba como payaso, nada más.

— No me burlo, sólo me río porque es divertido jugar con el —y para probar su punto, tomó uno de mis rulos entre sus dedos y tiró de el hasta estirarlo, soltando y observandolo volver a su forma original con una sonrisa.

Iba a contestar cuando en la otra mesa se oyeron risas, de la clase que le siguen a las burlas a otros. Y efectivamente, apenas voltee capté la mirada de un grupo de chicas, que reían de forma despectiva y observaban mi cabello con poco disimulo.

Estaba acostumbrada a recibir burlas respecto a lo que mi físico conlleva; había sido así desde pequeña debido a mi aspecto poco convencional. Era australiana, al igual que Chan y Lixie, sólo que de padres australianos también; nos mudamos a Seúl cuando cumplí 8 años, por lo que seguía en primario, y aunque habían niños amables, habían muchos que se dedicaban exclusivamente a burlarse de mi cabello rizado y mi piel dorada poblada de pecas. A Felix le encantaba jugar con ellas ya que las manchitas se extendían por todo mi cuerpo; le gustaba unir los puntos y formar pequeños dibujos en las partes que mis ropas dejaban visibles.