Inconsciente, con sutileza,
Has encarcelado los labios.
Con el glosario de tu boca,
Y la resonancia de tu voz,
Lo bautizaste sordomudo.
Y sus ojos desorbitados,
Has llevado al daltonismo.
Aprisionaste los extremos,
Con hilos de titiritero,
Bailando con melancolía.
Entonces te descubrió,
Debajo de aquel desvelo;
Una niña entre cruel y frío.
Sentado en la quietud móvil
Donde el sueño lo abandona,
Lo deja Pasivo y lento.
Te vislumbra desde adentro;
Regabas como arroyuelos,
Esquirlas de lluvia que saltan
Desde la más onda tristeza.
Muda, allá entre silencio.
Susurras un grito sórdido.
Pedías, eternos abrazos,
Desde crisálida pedías,
Un beso, y poder calentar
El camino a su regreso.
Por el cuál emprendes, bañada
En ese oscuro silencio.
Quiso correr en su búsqueda.
Tu sin luz, estrella fugaz
Él, astronauta sin cohete.
Como compositor su obra;
Pudo contemplar su silencio.
Y el recuerdo de su rostro;
Frágil, pequeño, inocente,
Que se disipa en el fondo,
Oscuro de este infierno.
D. Alexander M. G.
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Fugaz instante (timón del momento)
PoesiePoemas que han nacido pequeños y delgados, entre frías y cruzadas banquetas, de un parque de hojas secas, en presencia de las huellas de la lluvia, el paso tranquilo de la noche, entre cuchillas y garganta. Otros por cargar a sus hombros la prisa, d...