Dance with me

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La sala común de los Black Jackals parecía una jaula de grillos.

Cuando Meian tuvo la idea de llevar algo de comida y bebida para los chacales, aprovechando que ese viernes comenzaba su primer fin de semana libre de compromisos, debió haber contemplado más seriamente la posibilidad de que todo se desmadrara.

Sin embargo, el capitán sabía que los chicos necesitaban relajarse, más después de aquellas últimas semanas —intensas semanas— de duro entrenamiento y encuentros complicados.

Así que, suspiró, dio un nuevo trago a su bebida y giró la cabeza para no ver a Bokuto subiendo en sus hombros a Inunaki mientras Atsumu levantaba a Shoyo para iniciar una «pelea a caballo».

Agradeció haber tenido al menos la suficiente cordura para dejar sobre aquel estante del supermercado las cervezas que había cogido inicialmente. Si no, aquello sería una verdadera hecatombe.

—Te toca, capi. —Barnes señaló el tablero de go que estaba entre ellos y Meian movió ficha.

Las risas a su espalda le recordaron que su objetivo estaba cumpliéndose.

Y, bueno, ¿qué era un poco de jaleo extra? Nada que no estuviese acostumbrado a vivir desde que estaba con esos ruidosos y enérgicos muchachos.

—.—

—Bokuto-san, cuenta otra vez cuando Atsumu se tropezó y se cayó al suelo en el evento de fans.

—Bokkun, no lo hagas —advirtió el armador—. Shōyō, eres cruel.

—Lo siento, Atsumu, pero es que te imita tan bien.

Aunque se tapó la boca, Hinata no pudo contener una carcajada al recordar cómo el antiguo as del Fukurodani escenificaba aquel momento.

—Si Bokuto no lo cuenta puedo hacerlo yo —se ofreció Inunaki—. O... —levantó su móvil y lo agitó en la mano, mostrando una imagen congelada— hasta podemos verlo. Lo habían subido en una página y lo descargué antes de que lo eliminaran.

Los ojos de Atsumu se abrieron de golpe y se incorporó para ir a arrebatarle el teléfono al líbero.

Sin embargo, este fue más rápido y se levantó también, esquivando el ataque de su compañero. Mientras escapaba, dejó el aparato junto a Sakusa, que estaba en uno de los sillones.

Miya no vio el gesto y continuó persiguiendo a Shion. En su carrera, tropezó con Thomas que salía de la cocina con un par de vasos en la mano.

Por suerte, y quizá también por los reflejos del mayor, este consiguió evitar que se derramasen las bebidas. Sin embargo, los regaños del capitán les hicieron parar.

Aquello puso fin a la persecución y Atsumu estiró la mano en dirección al líbero.

—Dame el teléfono.

—No tengo nada que darte —respondió con gesto burlón señalando hacia el sofá.

Allí, a la izquierda de Sakusa, Hinata estaba sentado mirando la pantalla del móvil y riéndose a carcajadas junto al atacante lateral.

Atsumu le dedicó un gesto desafiante a Kiyoomi y este le sacó la lengua en respuesta.

—Bokuto-san te im-imita genial —dijo Shōyō entrecortando las palabras por la risa—, pero... pero verlo así... es aún mejor. Sobre to-do, porque está... en bucle.

La risa del pelirrojo se contagió rápidamente a los que estaban alrededor y, tanto Bokuto como Adriah, se acercaron para ver también el video, aunque ellos habían sido testigos directos de aquel traspiés.

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