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Entre bosquejos y pistas se encontraba Chanyeol; después de realizar múltiples entrevistas e investigaciones de campo todo parecía tener sentido para él, en medio de todo el lío de ideas por fin había encontrado el punto de unión entre los datos recolectados. Ahora estaba a casi nada de poder dar su reporte completo y demostrar la verdad que siempre estuvo oculta.

Ensimismado en sus pensamientos, percibió su teléfono sonar, revisó el número que le contactaba y notó que se trataba de un teléfono de lada internacional, a lo que movido por su curiosidad, terminó tomando la llamada.

-¿Sí, diga?- Acomodó su teléfono entre su hombro y oído, respondiendo a la llamada al mismo tiempo que acomodaba algunos papeles en sus carpetas.

-Estás yendo muy lejos, iremos por tu cabeza.- Escuchó por el otro lado de la línea una voz terriblemente grave, sintió escalofríos por todo su cuerpo ante ello.

-¿Quién habla?- intentó averiguar más, pero el tono repetitivo que indicaba que habían colgado lo dejó con la palabra en la boca. -¿Aló?- Tomó su teléfono y notó que habían colgado de la nada.

Soltó un bufido y terminó botando su teléfono, después de todo, tenía muchas cosas por hacer como para preocuparse por una llamada que muy probablemente se trataría de una broma de un adolescente sin oficio.

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Habían pasado recién un par de semanas desde aquella llamada y su panorama cotidiano se resumía en él atendiendo llamadas breves de números desconocidos que le amenazaban sin descanso, haciendo que hasta cierto punto se sintiera un poco asustado y curioso por lo que pudiera pasar.

Un hecho que se le hizo inevitable comenzar a notar era cómo parecía tener sombras a sus espaldas, y es que él no era ningún tonto, podía percibir cómo alguien estaba detrás de él y seguía sus movimientos. Después de todo, él era un periodista, conocía de primera mano cuando algo no andaba bien y necesitaba andar con cuidado para protegerse a sí mismo.

Y es así como nos encontramos en el presente, dónde yacía un chanyeol ensimismado en su labor de edición sobre una entrevista a una celebridad famosa a la cuál ni topaba, pero que como todo el mundo admiraba, no quedaba más remedio que seguir con la línea de tendencias. El tiempo se había ido de forma acelerada a percepción del chico, no tenía idea de la hora que era hasta que levantó su vista al gran reloj de la entrada del lugar, notando como este daba las doce con cuarenta de la noche, una vez que por fin había terminado con todo el trabajo de edición, no pudo evitar soltar un quejido mientras se estiraba sobre la su silla ergonómica, haciendo que esta retrocediera junto con él.

Sin más que hacer, tomó su teléfono y tecleó un breve mensaje a JongIn, su colega y más grande amigo.

«Espero que si me vas a pagar que sea con algo bueno, estoy desde las dos de la tarde arreglando tu entrevista.»
00:53

«¡Te la voy a pagar, lo juro!»
00:56

«Meh, me saludas al ojón, también debería  pagarme por suplirlos.»
00:59

Sin más que decir, guardó su móvil dentro del bolsillo de su pantalón y guardó algunas de las cosas que había regado por ahí antes de irse. ¿Era tarde? Sí. ¿Era necesario quedarse hasta altas horas de la noche? De ser por él, hubiese dejado a JongIn morir solo y ahora mismo estuviese siendo feliz entre su mullida cama, viendo por una vez más One Piece desde el inicio... Pero no, él quería ser un buen amigo y quedarse de su parte, porque según su amigo, era "Hoy por mí y la próxima por ti". Pero se compensaba porque al final de cuentas, el estar activo en su trabajo le favorecía a dejar de pensar en otros temas más dolorosos y mantenerse ocupado.

Era una noche muy helada, podía sentir el viento colarse aún entre su abrigo, maldiciendo internamente por no haber contemplado esto antes de salir de casa, por lo que solo optó por encogerse a sí mismo y apresurar su andar, con la idea de llegar más pronto a casa. Tenía la fortuna de que su casa estuviese a solo algunas calles del edificio de dónde trabajaba, por lo que en noches cómo estas podía darse el lujo de regresar caminando.

Las últimas cuadras antes de llegar a su casa se veían alumbradas por luces tenues, hecho que pareció no darle buena espina a su intuición, con poca seguridad no le quedó más remedio que acelerar nuevamente sus pasos, esquivando la mirada con cualquier objeto que pueda hacerle distraerse y hacer que permaneciera más tiempo del debido.

Pero todos aquellos planes en mente parecieron irse por un caño cuando sintió un par de brazos tomarlo de espaldas por los hombros, jalandolo con fuerza hacia atrás.

El agarre se intensificó, al mismo tiempo que sentía cómo posaban un paño húmedo sobre su narz; Intentó luchar contra la situación, pero a medida que lo hacía, no pudo evitar tener que respirar aquel líquido sobre su nariz, haciendo que en cuestión de segundos perdiera el conocimiento, cayendo rendido ante aquellas manos enemigas.

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-¿Que un intento de periodista qué?- Exclamó con evidente molestia el líder del clan Black Flag.

-Señor Byun, lo que pasa es que- Terminó siendo interrumpido por el mayor, quien parecía no tener humor de nada ahora.

-No quiero saber nada sobre el producto de su ineptitud, ustedes solo tienen la tarea de servir para algo a este clan, pero parece que ni siquiera eso pueden hacer bien.- Se levantó de su asiento mientras hablaba para servirse una copa de whisky. -Necesito que traigan a ese periodista, más vale tenerlo muerto antes que suelte información a los medios o la policía.

-Entendido, señor, veré que mis hombres lo traigan para usted lo más pronto posible.-

-Eso espero, Junmyeon, puedes retirarte.- Respondió haciéndole un gesto con la mano para indicarle que abandonara el lugar y el contrario hizo una breve reverencia antes de marcharse.

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¡Hola! Este capítulo terminó siendo relativamente corto, pero es un inicio de todo lo que espero tocar en este libro. ¡Espero que les esté gustando! No olviden hacérmelo saber en los comentarios o dejando su estrellita abajo de sus capítulos favoritos. ¡Gracias! Nos leemos luego.

Inside of you | ChanBaek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora