Inside of you | ChanBaek |

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Solo alcanzaba a percibir la obscuridad, sentía su cabeza doler intensamente y una presión ejerciendo sobre su cuerpo. Por más que lo intentaba, le era imposible moverse como normalmente lo hacía, al igual que hablar, lo habían limitado a solo depender de su oído para saber lo que sucedía a su alrededor.

Después de tanto, pudo suponer que estaba en el maletero de un automóvil en movimiento, con los ojos vendados y la boca amordazada. Ante ese hecho quedó sorprendido por haber entrado en un maletero, tomando en cuenta sus dimensiones, le resultaba algo poco probable. Cuando dejó ese pensamiento a un lado, la realidad lo atacó, soltando una maldición internamente, no hacía falta ser muy listo para adivinar lo que eso significaba.

Cuando menos se dió cuenta, el auto terminó deteniéndose y la puerta del maletero fué abierta, notando cómo dos hombres lo levantaban y lo ponían de pie.

-Avanza, el jefe quiere verte.- Escuchó una voz sobre su nuca, al mismo tiempo que lo jalaban, aún sin permitirle ver hacia donde se dirigían.

Poco a poco se adentraron a un lugar que pareció ser el interior de una casa o una bodega, por lo tenue que se había vuelto el viento a su alrededor. Se detuvo una vez que dejaron de jalar de él, para después ponerlo de rodillas con brusquedad, una vez en esa posición se quedó inmóvil, a la espera de algo más.

-Descubre su cabeza, quiero ver de quién se trata.- Una voz firme y autoritaria resonó por todo el lugar, a lo que sintió unos pasos a su lado y le descubrieron la mirada.

Tardó un par de segundos en acostumbrarse a la iluminación y por fin sabía dónde estaba y en efecto, estaba en una bodega, seguro de que también a solo unos pasos de morir.

-Así que tú eres aquel chico periodista que intentaba pasarse de listo... Es una pena.- Con voz lenta pero firme observó una figura imponente que se acercaba más a él, levantó su mentón con algo de fuerza. A sus espaldas escuchó un revolver ser cargado. -Eres periodista, ¿No? Ya sabes lo que les pasa a los que son como tú.

Sintió sobre su nuca el contacto con el frío metal del arma, distribuyéndole un escalofrío de alerta por todo su cuerpo. ¿Tenía miedo? Joder que sí, el estar en una situación así le ponía los pelos de punta, pero debía mostrar que no era el caso para él, a lo que solo se limitó a esperar lo que sea que fuera la voluntad del destino.

-¿Lo matamos y le aventamos a la fosa?-Vió preguntar a un chico con sonrisa gatuna.

-Por ahora no... Ya está aquí, tiene que servir de algo mientras. Ya después veremos qué hacer con él.- Soltó una risa y pasó su mano por sus cabellos. -Buenas noches, Park Chanyeol.

Tan solo esa señal fué suficiente como para entender de qué se trataba, sintió un golpe sobre un costado de su cabeza y eso terminó perdiendo la conciencia, cayendo al piso en una sola pieza.

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El constante ruido de los teléfonos sonando y los teclados trabajando sin cesar era lo que más se escuchaba en aquella cadena televisiva, la gente iba y venía constantemente gracias a todas las actividades que tenían que realizar.

-¿Park Chanyeol no ha llegado?- Lee SoMan, el director ejecutivo de dicha cadena preguntó con evidente molestia, mirando de nueva cuenta su costoso reloj, habían dado las diez de la mañana, que para todos significaba la mitad de su turno.

-Aún no, señor Lee, al parecer se quedó ayer hasta tarde.- Respondió su secretaria en cuanto lo escuchó. -Dejó el trabajo que tenía pendiente con JongIn, va a tener que presentarlo Kim ahora.

-No confío mucho en el rating que tenga, pero está bien.- Ajustó su corbata y continuaron su andar hasta llegar al cubículo de JongIn. -Kim, prepárate, a las doce tienes que estar en el set.

-P-pero, señor Lee.-

-Pero nada, Park no llegó, así que es tu turno de presentar su trabajo. Sin errores, ¿Entendido?-Le señaló, a lo que solo pudo terminar asintiendo lastimosamente.

Rápidamente tomó su teléfono y llamó a su mejor amigo, esperando tener una explicación del porqué no había llegado.

Una vez...

Dos veces...

Tres veces...

Treinta y tres veces... y siempre lo recibía el mismo mensaje pre-grabado por su amigo.

"No me estés molestando, estoy ocupado, así que deja tu mensaje y déjame en paz"

Aquello le parecía demasiado extraño. Era normal en él que no respondiera la mayor parte de las veces a la primera vez, pero el hecho que no respondiera después de tanto le instaló un sentimiento de inseguridad. Para su mala suerte, ese pensamiento terminó siendo puesto en otro sitio una vez que le indicaron que estaba próximo a salir al aire.

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-Encontramos esto en uno de los bolsillos del chico.- Le extendió su teléfono móvil mientras se encontraban en camino a la mansión de Byun. El contrario lo tomó y simplemente lo aventó por la ventana del auto, perdiéndose entre la maleza y pasto de las orillas de la caretera.

-¿Por qué no nos dejaste matarlo?- Preguntó JongDae, quien se encontraba manejando el vehículo en donde viajaban ambos.

-Eso, al final de cuentas, es solo uno de tantos, no sería el primer periodista del que nos deshacemos.-Respondió Junmyeon, quien estaba en el asiento del copiloto, mirando algunos papeles que tenía en la guantera.

-Puede ser muy útil ahora. Logró escabullirse y reunir tanta información de nosotros que si lo contacta Moon Wine, estaremos jodidos.- Tomó un cigarrillo y lo encendió, dando una profunda calada de él. -Solo necesita un estímulo y lo tendremos como nuestro topo.

-¿Y si suelta todo?-Preguntó Junmyeon, conectando ambas miradas por el espejo retrovisor.

Baekhyun solo se limitó a reír bajo, al mismo tiempo que negó con la cabeza. -No puede negarse, Jun... No podrá hacerlo... Para eso es la información que te pedí. ¿La tienes ahora?

El contrario se limitó a extenderle una carpeta de color negro. Al momento de abrirla pudo prestar atención a todo lo que había en su interior, prácticamente estaba la vida del periodista resumida en unos cuantos papeles.

Ahora con eso tenía una nueva pieza en su ajedrez, un peón que si todo salía como lo pensaba y deseaba, terminaría convirtiéndose en una reina.