Capítulo 4

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Al día siguiente me levante, me bañe y desayune, eran alrededor de las 6 de la mañana, lunes para ser exactos. Salí de mi casa trotando. ¿Mi plan? Pasar por el frente de su casa y saludarlo, invitarlo a tomar cafe y listo, nos casamos. Parece muy facil en mi mente, pero... no lo es.

Ahora, ¿Cómo es qué se en donde vive? Facil, cuando me envió su dirección me di cuenta de que su casa queda a 7 cuadras cerca de la mía, bueno, en el camión se veía cerca.

— Uff, ya me canse. ¿Que cuadra es esta?

Volteo y era la cuadra número  4.

— ¿Desde cuando se volvió tan difícil trotar? Cuando tenia 16 corria bastante, no entiendo que pasa.

Suspiro.

De repente un recuerdo llego a mi mente.

— "Angela, deberias hacer ejercicio, salir a correr... te la pasas encerrada aquí, me preocupa tu salud."

Dice Marc mientras yo ruedo los ojos y sigo pegando papel crepe en la piñata.

— "Marc, calmate, saldré algún día, no te mortifiques."

Nunca salí, hasta hoy.

— Vaya Marc, tenías razón.

Susurro para mí misma.

De seguro si estuviera a mi lado trotando diria algo como "Lo sé".

Les juro que estuve bien metida en mis pensamientos que no me fije que ya habia llegado a la séptima cuadra y que casi me atropella una camioneta de color negro. Literalmente quede en shock en plena calle y mis ojos bien abiertos como platos, pero por suerte la camioneta se detuvo. De ella salió un hombre con esmoquin muy elegante de color azul.

— ¿Señorita, se encuentra bien? Por poco la atropello, ¿necesita ayuda medica?

Seguía en shock.

Tal vez fue el miedo de morir, la razon por la cual no reaccionaba. Estaba temblando, y mi corazon iba a mil por hora, pero, la situación no podia empeorar más. Resulta que habia otra persona dentro de la camioneta que iba en la parte de atras, se bajo molesto. De seguro se estaba preguntando quien fue el responsable de haber interrumpido su viaje. Pero él, al igual que yo se quedo sorprendido. No sé que demonios le paso a mi cerebro que, lo unico que hice fue reaccionar corriendo de regreso a mi casa.

— ¡Espera!

Decía ese hombre, del cual yo estaba perdidamente enamorada.

Al llegar a mi apartamento llegue super sudada y agitada, cerre la puerta rápido y me tire en el suelo en posición fetal.

— Que vergüenza, que vergüenza, ¡Que vergüenza!

No podia creerlo, ese hombre estaba en ese carro, y me vio asi, toda asustada. No, no, no. Que frustrante, yo no planee nada de esto. Osea, en parte si, pero no de esta manera.

— ¿Que hago ahora? Siento que esa fue mi unica oportunidad...

Me pongo a llorar como una tonta y luego de un rato me levanto para irme a bañar.

...

Eran las 7 de la noche y me encontraba caminando en una feria de la ciudad, tenia como temática yaguares, y ustedes se preguntaran "¿Por qué yaguares?". Pues, aqui en brasil hay una variedad de animales y uno de los más famosos es justamente ese, y aparte es el tercer gato mas grande del mundo, incluso, quiero agregar que es el mas fuerte también. Pero en fin, basta de hablar de yaguares y de información que busque en google, aqui el punto es que no pude hablar con Matias. — Que deprimente.—. Miro a algunas parejas en la feria y me dan ganas de arruinarles la noche. Mentira, solo estoy ardida porque todavia no consigo mi romance adolescente. Pude haberle dicho a Marc que me acompañara hoy, pero esta con su novia. Asi es, los amigos cuando consiguen novia se olvidan de que uno existe.

Harta de hablar sobre mí me dirijo hacia la heladeria, de vez en cuando paso por aqui, los helados de aquí son lo mejor. Es un local de color azul y en las paredes hay arcoíris pintados, tiene un cristal grande en el cual se ve hacia al frente en donde esta la feria, es raro que no hallan muchas personas aquí hoy, normalmente esta lleno, tal vez sea suerte supongo.

Compro un helado de fresa natural y me siento en una mesa a mirar memes. Pero en ese instante suena la campanita de la heladeria, miro sin tanta importancia hacia la puerta y...

— ¡Chispitas!

Todos se me quedaron viendo algo raro y incluso... Matias.

— Digo, que... ricas chispitas, jeje...

Matías sonríe de la nada y va con su hija a pedir el helado.

— Que patetica me vi...

Susurro para mi misma.

Sigo viendo mi celular y veo que Matías y su hija se acercan y me saludan.

— Hey, ¿Podemos sentarnos contigo?

¡Claro que si mi vida! Es más, te compro el local si quieres.

Sonrío por las estupideces que pienso.

— Oh, pues si, claro. Sientense, no tengo problema. ¿Cómo podría decirle que no a esa carita?

Matías ríe.

— Que bueno, siéntate Sofi.

Observo a la niña sentarse y comer su helado, estaba feliz al parecer. Era muy linda, mejillas rosadas, cabello de color miel y ojos azules. Su mamá debe de ser muy bonita.

— Cuentame dulzura, ¿cuantos años tienes?

La niña tímidamente me enseño 5 deditos. Era tan linda que me daban ganas de pellizcarle las mejillas.

— Mi hija es un poco tímida.

Menciona Matías feliz. Parecía orgulloso de su hija.

— Oh, no te preocupes. La mayoría de los niños son así. De seguro es muy inteligente.

Le dedico una sonrisa y como mi helado.

— Si, mi hija es la mejor de la clase.

— Por cierto quiero pedirte disculpas por lo de esta mañana. Mi chófer iba muy rápido, en realidad, estábamos apurados porque iba a dar una conferencia en la fundación y mucha gente importante iba a estar ahí. Es por un proyecto que estoy poniendo en marcha. Quisiera recompensarte, ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Menciona apenado.

— Oh, no te preocupes. No es tan importante, ya paso.

— ¿Segura? De todos modos ten mi tarjeta.

Me entrega su tarjeta de presentación, la cual decía "Matías Sánchez, Presidente de la Fundación Manos Unidas"

Momento, ¿Presidente? Pero si este tipo es más rico que cualquier persona en esta ciudad. Quede impactada.

𝓔𝓷𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓪𝓷𝓭𝓸 𝓔𝓵 𝓡𝓸𝓶𝓪𝓷𝓬𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora