—¡Ashely! —me asusté al escuchar mi nombre y me desperté rápido. Miré a mi alrededor y Estarling estaba sentado en la cama mirándome— Tienes que ir a trabajar. —me comenzó a empujar para que me levantara o en mi mala suerte caerme de la cama.
—Ay, no quiero. —dije molesta, me dolía muchísimo la cabeza. Pero, sabía que tenía que pararme de aquí e ir a trabajar.
—Yo tampoco quiero, pero aquí estamos. —en uno de esos empujones caí en el piso.
—Auch. Te odio. —le di una mirada fulminante, él solo sonrió.
—Lo sé, ve a bañarte. Tú uniforme está planchado. —señaló la silla de mi escritorio— Y el desayuno está listo. —mencionó y se levantó de la cama.
Me levanté del piso y busqué en mi armario la toalla y pase por la cocina para ir al cuarto de baño. Me detuve en la cocina para ver que Estarling había preparado el desayuno.
Preparó unas tostadas rellenas de queso, ¡ay cómo lo amo!
—Estarling. ¿Puedes venir un momento? —grité y él salió de su habitación.
—Dime. —respondió agitado.
—¿Te gustó la fiesta de anoche? —pregunté mirándolo fijamente.
—Obvio que sí. —respondió— Sabes que una chica nunca se había preocupado en hacerme una fiesta sorpresa. Pero, Paola sí.
—Me alegra que te haya gustado. A Paola se le nota mucho que le importas. —dije porque es cierto— En fin... —"ashely ve a bañarte"— Amo verte feliz. —caminé hacia el baño y abriendo la puerta sentí los pasos de Estarling hacia mí dirección.
—Gracias también por ser parte de eso. —estando al frente mío me pellizcó una mejilla— Escucharte cantar y tocar fue de las mejores cosas de anoche. —me dio un beso en la frente— A parte de verte borracha y bailando. —diciendo esto, se alejó de mí.
Escuché como reía por ello, pero no le respondí. Tomaría más tiempo hablando con él y llegaría tarde al trabajo. Así que, entré al baño, me quité el pijama, y comencé a ducharme.
Cuando ya terminé, me envolví en la toalla, tomé mi pijama y salí del baño para dirigirme a la habitación.
—Ya me voy. —mencionó Estarling mientras me vio pasar por la sala.
—Cuídate mucho. Te quiero. —grité cuando entré a mi habitación.
Él respondió a ello y luego escuché como cerraba la puerta. Terminé de ponerme el uniforme, y de manera rápida le hice algunas ondas a mi corto cabello. Tomé mi cartera y en el descansador de la cocina estaba mi lunch, lo tomé y entre las tostadas que Estarling había preparado.
Salí como de costumbre del apartamento para llegar a la entrada de la residencia. En el frente siempre pasaba el auto que recoge a los empleados.
Mientras esperaba el auto pensaba en la fiesta de anoche, no recuerdo mucho de lo que pasó después de que tomé de ese vino, jamás vuelvo a hacerlo.
El auto solo duró algunos 5 minutos en pasar, así que enseguida llegué al hotel. Saludé a mis compañeros de trabajo como de costumbre y Perla se acercó a mi mesa de trabajo.
—Hola señorita. —saludó en tono serio— ¿Cómo te sientes de la resaca? —preguntó divertida, ¿cómo ella sabía de ello?
Acaso se me notaba? Bueno sí, mis ojos no mienten.
—La siento vigente en mi cabeza. —respondí— Tengo lo que se le llama: Dolor de cabeza de resaca. —bromeé aunque era cierto.
El dolor de cabeza en mi era vigente. Nunca fui amante del café pero creo que es lo único que ahora mismo me puede tranquilizar. Mamá siempre decía en casa que una taza de café es el mejor remedio, probaré hoy si es cierto.
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Simplemente pasan. ✔️
RomanceCuando las cosas buenas tienen que pasar, simplemente pasan, no? De eso trata la historia de Ashely y Santiago, de como un simple momento trajo consigo que ellos se encontrarán después de tanto tiempo. Después de tanto tiempo pudieron encontrarse, p...