The Beginning

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Nunca es bueno apostar con Seungmin, siempre parecía tener un tercer ojo que le permitía ver el futuro

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Nunca es bueno apostar con Seungmin, siempre parecía tener un tercer ojo que le permitía ver el futuro. Bien la suerte y el destino lo amaban demasiado.

Hyunjin realmente pensó que podía ganar, de otra manera nunca hubiese aceptado la apuesta. Mucho menos con la penitencia qué debía cumplir quién perdiera, sugerida por Han

«Ése mocoso extraño» pensó Hyunjin, Han era ése tipo de chico al cuál le atraían los sucesos más allá del plano terrenal, que bien era lo bastante cobarde o lo muy sensato para no probarlas por si solo, aunque a Hyunjin no le sorprendería si en algún momento algo realmente extraño llegara a pasarle ¡no vivía sin leer historias paranormales a las tres de la madrugada! 

El pálido entendía que podía ser divertido, pero no dejaba de preguntarse ¿cómo dormía bien por las noches? Si bien Hyunjin no estaba aterrado por el mundo paranormal o el más-allá; si tenía cierta repulsión por ello, creía en su existencia por lo qué no quería involucrarse con algo desconocido, allí dónde no lo habían llamado

Hasta que perdió la apuesta con Seungmin.

— ¿Realmente lo harás? —preguntó Seungmin. Se atrevió a pensar que Hyunjin se negaría a llevar a cabo el ritual que Han designó, pero al parecer, Hwang estaba dispuesto a hacerlo.

— Di mi palabra, no tengo otra opción —declaró, con su típico tono monocorde y una sonrisa de medio lado, con aquél aire de autosuficiencia.

Si bien Hyunjin daba un aspecto calmado ante sus amigos y parecía que solo tuviese que ver una película para niños; en el interior estaba asustado y sus manos estaban frías. Tenía un mal presentimiento aflorando en su pecho.

Esperaba que solo se tratara de un simple juego absurdo que alguien desequilibrado había inventado y subido a internet, que luego paró en manos de Han a raíz de alguna fuente desconocida, poco confiable. En su mente y en todo su sentido común, prefería mantenerse lejos de lo que no comprendía y no conocía. No quería reunirse con algún espíritu que terminara poseyéndolo como solía verse en películas de terror. Ya suficiente tenía con la universidad y su trabajo como para tener qué preocuparse por algo más.

— Yo qué tú, guardaría agua bendita en el refrigerador —el tono burlón de Changbin fue percatado por todos, al tiempo que daba suaves y repetitivas palmadas en el hombro de Hyunjin, quién apenas se movió de su lugar. Estaba tenso como la cuerda de un arco a punto de disparar.

-— Apréndete la oración de Miguel arcángel, por ahí dicen que funciona. —agregó Jeongin con gracia y siguiendo los pasos de Changbin para salir de la casa de Hyunjin.

El partido de fútbol había terminado, con una derrota de '2 - 0' al equipo que Hyunjin apostó. Mientras que el equipo de Seungmin se llevó dos por delante, Hyunjin aún no podía creerlo.

— No lo olvides, solo funciona si juegas exactamente a las doce y solo sesenta y seis minutos. Nada más que eso. Asegúrate de despedirte, no te distraigas y por vida de cristo; no salgas de círculo de sal —le recordó Han enumerando cada una de las cosas que dijo con los dedos. Hyunjin solo giró los ojos, como si le estuviesen diciendo la cosa más estúpida del mundo.

El Amante del Diablo | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora