📖SETENTA Y OCHO📖

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«-¡¿qué pediste que cosa?! - grito Ami.

Habían pasado un par de meses desde la catastrófica expedición y tras haberlo pensado demasiado, había llegado a tomar la decisión de exigirle a Erwin que Ami no volviera a salir de los muros.

-que no fueras a las expediciones - repetí con calma.

Estábamos en nuestra habitación y estaba decidido a ignorarla mientras leía el periódico sobre la cama.

-¡¿por qué demonios hiciste eso, Levi?!

-porque si, ahora calla que no me dejas leer.

Eso la enfureció y camino hasta a mi para arrebatarme el papel.

-¡oye!

-nada de oye, ¿quién te crees para tomar esas decisiones por mí? - enrollo el papel y se dispuso a golpearme con el.

-ay, para ya - le pedí de malas.

-no, dime ¿por qué carajos lo hiciste? - repitió soltando golpes cada 2 por 3.

Me desespere y la tomé por las muñecas hasta derribarla en el colchón.

-porque es peligroso porque más... Casi mueres, ¿cómo esperas que te deje ir después de eso? - le respondí después de haber perdido toda la paciencia que tenía.

-sigue siendo mi decisión - insistió del mismo humor de perros que el mío.

-ni hablar, estas tan loca que saldrías solo a buscar tu propia destrucción, siempre ha sido así.

-ah y lo dice quien ataca a esos monstruos como si ya no tuviera nada que perder. Si yo no voy, ¿qué pasara contigo? ¿Qué pasará si te hieren? ¿Qué te hará querer volver?

-pues tu claro, se cuidarme sólo, no te preocupes - dije y la solté.

Se quedó ahí un rato, solo escuchaba su respiración. Había recuperado el periódico y ahora lo leía cómodamente en mi habitual silla.

-de acuerdo, la verdad no quisiera tener que salir nunca más - confesó después de un rato - pero no creo que el que vayas solo cambie algo.

-voy con Hange - respondí seco. - y ya te dije que se cuidarme solo.

Bufo y se puso de pie.

-bien tu ya decidiste que no iré, así que ahora me toca decidir que haré - soltó antes de salir de la habitación con un azoton de puerta.

Suspiré cansado. Hacer que Ami hiciera lo contrario a lo que ella quería era un dolor de cabeza, sigue siéndolo. Pero, no se me ocurría un mejor modo de protegerla, no estaba dispuesto a vivir lo mismo una y otra vez, solo por su capricho de salir.

Como fuese, aquella si fue su primera y última expedición por un largo tiempo, aunque no fue tan fácil como parece. Ese mismo día por la noche había vuelto dando saltitos de satisfacción:

-Erwin me encomendó un escuadron a mi sola - anuncio dejándose caer en la cama. Yo estaba sentado en ella, con la espalda sobre la pared y los pies estirados, que fueron usados de su almohada después. - los entrenarse como médicos de campo y listo.

-genial - comente con poco interés, aún cuando me parecía la idea más sensata que había tomado Erwin hasta el momento.

-y por cierto, Hange y tu ahora son capitanes de escuadron - siguio diciendo.

Eso si me sorprendió y la voltee a ver.

-¿lo dices enserio? ¿Qué carajos le pasa a ese idiota?

-no lo sé, pero así me pidió que te dijera, con los nuevos reclutas te asignará a aquellos que crea convenientes y deberás entrenarlos para que sobrevivan, ya sabes...

Había fracasado olimpicamente con los 3 reclutas anteriores, ¿qué le hacía creer a Erwin que esta vez sería diferente?

Lo que pasó justo después de eso, fue un completo fastidio. Los nuevos reclutas llegaron 2 días después, se me asignaron 5 personas, entre ellas Petra Ral, Auruo Brossard, Gunther Schultz, Erd Gin y nuestro último integrante un miembro del escuadron médico que entrenó Ami al cual apodo Doc-chi 3 (todos lo llamamos así).

-no lo haré - me queje con Erwin apenas me había asignado a mis compañeros.

-si lo harás. - dijo el sin apartar la vista de sus documentos y planes.

-no, me estás pidiendo que lleve a su muerte a 5 personas, no pienso hacerlo - le repetí desde mi posición en la puerta.

-pues no tienes otra opción, es una orden.

-tsk, no sigo tus ordenes.

Erwin suspiro y por fin decidió prestar atención a su alrededor. Me miró con la misma expresión que tenía cuando lo conocí, no se había hablandado ni un poco.

-si lo que te preocupa es que mueran, entonces entrenalos tan bien que no lo hagan - soluciono con un todo obvio.

-tsk, sería incluso más fácil enseñarle a Hange a comportarse - comente sarcástico.

-si, intenta también eso - añadió sin perder de vista su objetivo. Hizo una pausa - si consigues que este escuadron no muera, mantendré a Arai lejos del peligro mientras esté en vida, ¿eso es lo que realmente te importa no?

-rechazo la oferta, puedo hacerlo solo  - me negué dándome la vuelta para salir.

-¿por cuánto tiempo? - me detuve apuntó de abrir - ¿por cuanto tiempo podrás tu solo protegerla? No tengo pruebas, pero en algún momento toda la comodidad que conoces hasta ahora estará en peligro. En un futuro la guerra podrá desatarse y tu soló no podrás encargarte de todo...

-cuando eso pase ya sabre que hacer - lo interrumpí - además, haz dicho que no tienes pruebas, consigelas si quieres amenazarme.

Y salí de su oficina. Sabía que su idea no era tan descabellada, siempre supe que había algo más detrás de todo esto, pero quería ser lo suficientemente indiferente para poder sobrevivir, justo como sucedía en la Ciudad Subterránea. Los que ignoran viven más que los que saben todo. Pero, aquello no era todo lo que me molestaba de su declaración, también estaba en lo cierto cuando dijo que no podría solo, me tomo varios años comprobarlo, pero ahora, ni una sola palabra suya, mencionada aquel día, fue exagerada.

La idea me siguió pareciendo una locura, yo no tenía ni la habilidad ni la paciencia de enseñar a otros a sobrevivir, había quedado claro con Isabel y Farlan. Aún así me obligue, al inicio de una nueva semana, a hacerme presente en el comedor con todos los nuevos reclutas.

-ahí esta el pequeño Capitán - saludo Hange con aquella voz chillona e irritante.

-repitelo y serás comida de tus preciosos titanes en la siguiente expedición - me defendí de malas.

-uy, alguien se levantó con el pie izquierdo - siguió bromeando - como sea, ¿qué tal el título de Capitán?

-ni se lo recuerdes, su mal genio se debe a eso - explicó Ami llegando con nosotros.

Estábamos en nuestra habitual mesa al fondo, donde veíamos a todos y fácilmente pasábamos desapercibidos. Era el desayuno, así que no había demasiada gente.

-bah, pero si te tocaron de los mejores reclutas - comentó Hange sin creerlo - los 4 mejores promedios de la academia, talentosos y muy obedientes...»

Imagen: ©️ a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora