Bueno, la verdad no esperaba esto; pero en vista de que cada vez está historia está llegando a más y más personas les quería decir algunas cosas. Primero que nada muchas gracias por tomar su tiempo de leer este "proyecto" que surgió de la nada, segundo, disculpen si tengo fallos o problemas en la escritura, desarrollo y redacción, puesto que es mi primera vez, y en último lugar si tienen alguna opinión, sugerencia o crítica, sin bienvenidas en aras de mejorar. Sin más que decir, disfrútenlo.
Hace un tiempo atrás, dos almas se encontraron sin esperarlo, de un momento a otro. Desde el instante en que se cruzaron sus caminos, sin saberlo, estaban a punto de formar parte de la mejor historia de sus vidas, dónde ellos serían los personajes principales.
-Hey, oye despierta, no seas flojo.- exclamó Akira con molestia.
-Perdón hija, estaba teniendo un buen sueño-. Respondió Eilioth con cansancio.
-Últimamente estás durmiendo más de lo normal, papá, ¿Ya te estás volviendo viejito?.- Le contesto Akira con un tono burlón.
-¿Viejito?, eso quisieras. Pero para tu información aún sigo estando joven y fuerte, y al menos yo no me quejo los días que me toca hacer compras.- Le respondió Eilioth riéndose.-¿Que hace tu mamá?-.
-Esta abajo leyendo, hoy hace mucho frío así que dijo que no iba a salir a ninguna parte.-Le respondió Akira. -Papi, hoy quiero jugar en la nieve ¿Podemos ir?-
-Dejame hablo con tu mamá, y vemos que hacer hoy, ve a bañarte mientras.- le dijo Eilioth mientras se paraba de la cama y se dirigía al baño.
Cuando llego al baño se miro al espejo, se sobó su barba de tres días y se empezó a estirar para despertar totalmente. Puso a llenar la bañera con agua tibia mientras buscaba música. Después de un momento se despojo de su pijama, y así como Dios lo trajo al mundo entro a la bañera.
Suspiró con alivio mientras recostaba su cabeza en el borde de la bañera y cerraba los ojos.
-Que malo eres-. Dijo Anais, mientras entraba silenciosamente en el baño lleno de vapor caliente. -no me invitaste, ¿A mí?, ¿Al amor de tu vida no la invitas a tomar un baño contigo?- Dijo un tanto indignada.
-Bueno, aún hay espacio y apenas acabo de entrar.- Le respondió Eilioth guiñando el ojo y sonriendo. -Y creí que estabas leyendo abajo-.
-Si, estaba abajo leyendo, pero Akira me dijo que ya habías despertado y ella se entro a bañar.- Empezó a acercarse lentamente a Eilioth. -Y sabes que ella demora horas en el baño, así que tenemos un tiempo solos, ¿No?- Se pinto una sonrisa pícara en su cara.
-Hmmm, cierto, un rato solos... ¿Para hacer que?.- Eilioth se incorporó y acortó la distancia que había entre los dos, a tan solo pocos centímetros de que sus labios se tocarán.
-Bueno, la verdad no sé.- Anais se separó de el de golpe y se puso frente al espejo a espectar su esbelto cuerpo mientras que lentamente empezaba a desvestirse. -Supongo que deberías compensar lo descortés que fuiste al no invitarme a bañarnos juntos.- Cerró sus ojos y empezó a tronar su cuello.
Eilioth se paró silenciosamente de la bañera mientras que ella estiraba su cuello, se acercó y se paró detrás de ella. Delicadamente puso la yema de sus dedos en la pelvis de Anais, se acercó a su odio y le susurro. -Te lo compensare como tú desees.- Finalizando sus palabras con sus labios besándole el cuello.
Eso causo en Anais un escalofrío por todo su cuerpo, secundado por una fuerte punzada en su entrepierna.
-Adelante niño, hazme sudar, soy toda tuya.- Le contesto mordiéndose el labio.
Eilioth puso música lenta, la tomo por sus piernas y la alzó sobre el mesón del baño. Empezó a besarla lentamente mientras que con su mano le acariciaba las mejilla, cada vez aumentando mas la intensidad del beso. Detuvo sus frenéticos besos, y le susurro en un tono más grave y bajo. -Solamente cierra los ojos y disfruta-.
Se adentro entre sus pechos sintiendo su sabor, bajando lentamente por su abdomen con la punta de la lengua hasta llegar a la pelvis. Ella se retorció de placer, soltó un gemido que intento callar mordiéndose el labio al sentir unos besos que iban descendiendo lentamente hasta su clítoris. Le hizo un oral que lo unico que hacia es que ella deseara hundir más su cabeza entre sus piernas y llegar finalmente al climax.
-Bueno, y eso lo compensa totalmente creo yo.- le dijo Eilioth mientras recuperaba el aire con una cara de satisfacción.
Ella únicamente se limitaba a intentar contener su voz y relajaba el cuerpo. -Entonces ahora me toca a mi- le dijo mientas se bajaba del mesón y se recogía el cabello.
Se arrodilló frente a el, -ahora yo haré contigo todo lo que quiera- le dijo mientras le miraba a los ojos y se disponía a hacerlo sentir bien.
-¡MAMI, PAPI YA ESTOY LISTA!- Grito Akira.
-Jajaja, tu hija al rescate- le dijo Anais mientras le sacaba la lengua. -Te tocará después, amor.-
-YA VAMOS.- contesto Eilioth.
-Ahora si, vamos a bañarnos.- le dijo Anais. El refunfuñando acepto.
Una vez salieron del baño y se vistieron, fueron al primer piso en busca de comida, llegaron a la cocina, seleccionaron los ingredientes de los cajones y empezaron a preparar el desayuno. Se sentía delicioso comer un desayuno recién hecho en familia.
-Vamos a salir a dar una vuelta al parque y de venida recogemos a Serlin en la universidad.- Dijo Eilioth.
-Bueno, lavas los platos Akira.- Dijo Anais mientras se paraba de la mesa y jalaba a Eilioth de la mano.
-¡¿QUEEEE?!, Papá nisiquiera ha terminado de comer.- Respondio ella con voz chillona.
-Aun me falta el huevo, amor.- replicó Eilioth.
-No, tu ya terminaste. Tengo que ayudarle con algo a tu papá en el cuarto antes irnos.- Anais le volteo los ojos mientras le pisaba el pie a Eilioth por debajo de la mesa, no le tomo mucho tiempo en entender a lo que se refería y se apresuró a levantarse.
-Ya sabes, lavas los platos pulga.- reafirmo el.