Capitulo 4: El Monstruo

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09 DE MARZO

Por la mañana, el calor comenzaba a elevarse en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos. Era una mañana tranquila en la pequeña instalación de pesca conocida como "Bahía Serena". Los pescadores se preparaban para otro día de trabajo, mientras las olas rompían suavemente contra la orilla.

Sin embargo, esa tranquilidad se desvaneció repentinamente cuando un estruendo ensordecedor resonó a lo lejos. Algunos pescadores alzaron la vista hacia el horizonte y se encontraron con una visión aterradora: una bestia gigantesca de más de tres metros de altura se abría paso entre los árboles y se dirigía directamente hacia la instalación.

La criatura tenía escamas oscuras que brillaban con una luz inquietante bajo los rayos del sol. Sus ojos eran ferozmente azules, llenos de una inteligencia salvaje. Con cada paso, su enorme cola arrasaba con árboles y arbustos, dejando un rastro de destrucción a su paso.

Los pescadores entraron en pánico y corrieron tratando de escapar, pero la bestia se movía con una rapidez sorprendente. Antes de que pudieran reaccionar, la criatura ya había alcanzado la instalación de pesca. Con un poderoso rugido, arrasó con los edificios y barcos como si fueran simples juguetes.

Uno por uno, los hombres fueron atrapados y eliminados por la bestia. Sus gritos desgarradores resonaban en el aire, pero no había escapatoria para ellos. La bestia no mostraba piedad ni misericordia, moviéndose con una agilidad y fuerza asombrosas.

El caos reinaba en la Bahía Serena mientras la bestia eliminaba a todas las personas en su camino. No mostraba piedad ni remordimiento; era una fuerza imparable de destrucción y muerte. Los pescadores se refugiaron donde pudieron, pero la bestia los encontraba sin esfuerzo alguno.

Después de eliminar a la última persona, la bestia rugió en señal de victoria sobre los cadáveres y la instalación destruida. Su rugido retumbó por toda la bahía, como un desafío a cualquier otro que se atreviera a enfrentarla.

Con el paso del tiempo, la criatura se calmó, y la ferocidad de su mirada se redujo gradualmente. Observó los escombros y los cuerpos sin vida a su alrededor, y por un momento, pareció que había algo de tristeza en sus ojos. Pero esa emoción fue efímera, y pronto volvió a su semblante implacable.

La bestia, ahora satisfecha de su victoria, se adentró nuevamente en el bosque, desapareciendo entre la maleza. La Bahía Serena quedó sumida en el silencio, con solo los susurros del viento y el romper de las olas como testigos mudos de la devastación.

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Congreso de la Nación, Buenos Aires -10:03 am

El presidente y varios ministros se encuentran debatiendo los recientes acontecimientos. La transmisión en vivo realizada por el individuo ha sido vista por todo el país, y el ambiente en la sala de reuniones está cargado de tensión. El presidente y sus ministros discuten la amenaza terrorista que se cierne sobre la nación, mientras el peso de la responsabilidad se hace evidente.

—Nunca imaginé que los terroristas hayan llegado al centro de la ciudad y poseen tecnología Hevenziana. ¡Son extremadamente peligrosos si nos enfrentamos en serio! —exclama el canciller argentino, mostrando su preocupación.

—No sabemos cómo obtuvieron esa tecnología. La piratería en Brasil es desenfrenada, hacen tratos con empresas de aquel país. Pero aquí en Argentina, no cualquiera puede tener acceso a esa tecnología, ¿verdad, presidente? —interroga un ministro de alto rango, buscando respuestas.

—Así es. El mercado negro aquí está disminuyendo. Además, Microsoft nos está brindando su apoyo con algunos avances tecnológicos para enfrentar la Primera Oleada —responde el presidente.

Omega-Keizer: Primera ▶ Oleada®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora