Evitar La Muerte [Hope Mikaelson]

15.

Capitulo 15: Lizzie.

Apreté mis labios mientras mi madre hablaba,  habíamos decidido ir a cenar en nuestra casa todos juntos como una familia.

—Preste atención —dijo mi hermana en un susurro para ambas.

—Mhm —estaba de brazos cruzados y solo tenía mi vista en el plato de comida, yo solo quería volver a la escuela, Hope estaba sola y le había prometido que hoy le daría una clase sobre cómo se crearon las brujas, eso la emocionó y a mi me hizo mucha ilusión ver su delicado rostro mientras yo le explicaba todo.

Cerré un poco mis ojos con pereza y en serio que traté que aguantar un gran bostezo.

—Y... —sentí la mirada de mi madre fija en mis movimientos, la verdad no me interesa en lo más mínimo, yo solo quería una cosa y la quería ya. Mi padre se aclaró su garganta y hice caso omiso —Lizzie ¿Esto en realidad te interesa? —mi madre estaba cansada de eso comportamiento, eso era seguro, abrí mis ojos y la miré.

—Que bueno que preguntas porque, la verdad, mamá no me interesa como los maestros discuten por qué no pueden controlar a los lobos de la escuela, eso no me incumbe ni me fortalece como bruja, y si me disculpan me iré a descansar —fingí una sonrisa y me levanté de la mesa con la mirada de desaprobación de todos los presentes.

Salí de casa, la escuela no quedaba muy retirada asi que fue fácil llegar sin terminar cansada, subí las escaleras y antes de una curva que hay miré a alguien sentado en un de las gradas.

—Oh —levantó su mirada y pide detallar el brillo en sus ojos azules mezclados con Verde —Yo no podía dormir —se excusó y vi como tragó saliva algo nerviosa.

—Está bien. Digo, a todos nos pasa —me senté a su lado y la madera de la escalera crujió, cuando estuve a su lado fui más consiente de los cabellos rebeldes que se escapaban de su moño.

—Supongo —se encogió de hombros con simpleza y desinterés —¿De dónde venías? —su voz era suave y casi se escuchaban como susurros. Pero susurros dulces y tiernos.

—Una cena con mis padres, me aburrí y volví acá —nuestras miradas se cruzaron y ella sonrió tímidamente, era tan linda y tierna, parecía casi un ángel; inocente y armoniosa.

—¿No se molestaran? —recogió sus piernas y las abrazo, luego, recostó un lado de su cara en su rodilla y me miró.

—Lo superarán y si no lo hacen me castigarán por dos semanas, nada del otro mundo —bromeo.

—No quisiera que te castigarán —eso me dejó en silencio —Eres mi única amiga.

—¿No te llevas bien con Josie?.

—Se podría decir que me mira como si tuviera dos cabezas, es algo incómodo —frunció sus delgados labios —De hecho, todos lo hacen, es algo irónico, ellos son iguales a mi ¿No?.

—Si, ya verás que tanto como tú o ellos se acostumbran, son así con todos los nuevos.

—Confiaré en ti —bajo una de sus manos y la colocó en donde estaba la mía apoyándose contra la madera —Eres buena conmigo. Siempre me escuchas.

Eso es porque me encantaba escucharla.

Me sonrió y eso me puso algo nerviosa, no supe que hacer así que por lo pronto solo le devolví la sonrisa.