Sabía que mis amigos no tardarían en darse cuenta de que lo que leía no era el libro que Armin nos había regalado, pero estaba esperando que la primera en descubrirlo fuera Kikyō... Aunque... Pensándolo bien, aun cuando ella lo descubriera primero, no diría nada hasta que Carla me enfrentara.
-bueno no pienso decirte - sentencie, sería malo si alguien aparte de Hange lo sabía.
-bah, como me caen mal los Ackerman y sus secretos - se quejo Carla adelantándose de nuevo con Niggel.
-tambien eres una Ackerman - le recordó nuestro amigo, nunca dejaba pasar la oportunidad de burlarse de Carla.
La castaña se lanzó contra el tomándolo por el cuello; terminaron llamando la atención de profesor que los llevó al frente del grupo para vigilarlos mejor.
-a este paso estarán castigados el resto de viaje - comenté cuando Carla volteaba a mostrarnos la lengua.
-esta bien, ningún profesor espera que se comporte, si lo hiciera llamaría más la atención - me tranquilizó Kikyō. Tenía un buen punto.
Luego del vestíbulo (el de la alfombra roja), seguimos un par de metros hasta la siguiente habitación. El ambiente familiar y tradicional mostrado por fuera del museo, contrastaba con esta nueva cámara: aquí el suelo estaba cubierto de rombos de mármol, había demasiada luz; al centro había una gran escultura de lo que parecía ser una variante del que había sido el titan de Eren, cubría gran parte del lugar aunque impresionantemente podías pasearte entre la estructura para verla desde diferentes ángulos.
-este es el punto de reunión - nos informó el profesor.
¡Claro! No podía ser más obvio, bastaba con ubicar el gran titan esquelético para saber donde nos encontrábamos.
Dentras del titan había un escenario improvisado con un micrófono en el centro, dispuesto, seguramente, para el discurso de inauguración; a nuestra izquierda habían reporteros, personas importantes y unos cuantos miembros de la población común que podían darse el lujo de asistir; y a nuestra derecha, ya se acomodaban los 4 contingentes de estudiantes de mi escuela con sus respectivos profesores siendo vigilados con atención por los directivos.
El profesor nos hizo formar filas y guardar silencio, claro que esto último fue muy poco acatado por nadie.
-ya no tarda en empezar - comento Kyo.
-¿vendría Ymir? - pregunté en voz baja.
-dijo que si, pero que le sería difícil librarse de sus guardias, además tenía que cumplir con el recorrido obligatorio para las fotos del periódico... - me explico.
Abrí la boca para preguntarle otra cosa, pero en ese momento hubo la habitual reacción en cadena donde todos nos inclinamos ante la presencia de la realeza.
-Muchas gracias a todos por venir este día... - se escucho la voz de Historia. Con aquella sutil orden, todos nos enderezamos para prestarle atención. El silencio ahora era lo único que predominaba en el lugar. - Hace años, tras descubrir que el poder titanico nos arrebataba nuestros recuerdos, nuestra historia y nuestra identidad, se decidió que lo más importante era preservar la verdad y el conocimiento - La Reina era buena para los discursos, le ayudaba el no querer quedar bien con nadie ni aparentar algo que no era; siempre transparente, así era ella. -; es por eso que, siguiendo con nuestra nueva tradición de inaugurar recintos que alberguen la historia, hoy estamos aquí para darle la bienvenida a esta nueva casa de la verdad. - la idea de ser yo quien escribiera esos discursos tan emotivos me cruzó por la cabeza - Hoy reafirmamos nuestro orgullo por nuestro pasado, honramos a nuestros héroes de guerra y celebramos la libertad. Hoy entregamos nuestros corazones. Entreguen su corazón.
Todos los presentes nos llevamos la mano derecha en forma de puño hacia el corazón y con más entusiasmo del que podríamos sentir por cualquier otra cosa, gritamos: “Entreguen sus corazones”.
Inmediatamente comenzó a sonar el himno de Paradis y la Reina se acercó a un listón rojo que dos de sus asistentes (entre ellos la madre de Kikyō) sostenían en cada extremo. Ymir apareció con unas tijeras, andaba con un aire ceremonioso y elegantemente le entregó el objeto a su madre. Segundos más tarde, Historia cortaba el listón declarando como inaugurado el museo.
-¡es hora! - grito con emoción Carla.
El ruido provenía de todos lados, el caos había iniciado más rápido de lo que se había cortado el listón y ahora trataba de escuchar al profesor que nos autorizaba a formar las parejas.
-Kai... - escuche que me llamaba Kikyō.
-¡Kai! ¿Ya tienes pareja? ¿Podemos ser pareja? - me interrumpió Deva, apareciendo de quien sabe donde.
Me moví para voltear a ver a Kikyō, pero Deva también se movió posandose justo frente a mi.
-¿qué dices? ¿Comenzamos por el último piso y vamos descendiendo? - insistió Deva.
Chasquee la lengua y me cruce de brazos. Lo último que necesitaba era que ella estropeara la única oportunidad de ver las fotos de la época de mi padre.
-pero nunca acepte a ser tu pareja - le dije de mala gana.
-¿eh? Bueno, bueno, lo preguntaré de nuevo - era la chica más testaruda que conocía, después de Carla claro. - ¿quieres hacer pareja conmigo?
-no, adiós. - respondí tajante y la rodee para escapar.
Al parecer, mi respuesta tan directa la había dejado perpleja, pues no me siguió. Suspiré aliviado y me puse a buscar entre el caos de gente a Kikyō.
-Kai, nos vemos en una hora debajo del titan fundador de mi padre - Carla me había jalado cuando pase a su lado y ahora me explicaba el plan al oído.
-si, si. ¿Dónde está Kikyō? - pregunté captando rápidamente el plan.
-se fue al primer piso - me dijo Niggel.
Si Carla y Niggel estaban juntos, eso significaba que serían pareja para recorrer el museo, lo que me dejaba a mi teniendo que ir a buscar a Kikyō porque salió huyendo en cuanto vio a Deva (¿y quien no?).
-de acuerdo, nos vemos en una hora - les dije a mis amigos antes de escabullirme entre la gente hasta el primer piso.
Tenía la sensación de que había más personas de las había durante la ceremonia; era preocupante porque podría haber más testigos de nuestro plan, pero también parecía ventajoso si esperábamos una distracción. Como fuese, lo que más me preocupaba por el momento era haber perdido a Kikyō, mis padres, los de ella y yo mismo me matarían si así fuera.
10 minutos después, logré llegar al primer piso, donde por cierto no había demasiada gente aún. Suspiré aliviado y recupere el aliento, mientras buscaba con la mirada aquellas coletas rubias decoradas con un listón azul celeste... «La encontré», pensé emocionado al posar mi vista en la sección de fotografías del mundo fuera de la isla.
-casi muero del susto - le preoche cuando llegue hasta ella.
Kikyō prestaba atención a un cuadro frente a ella, en el cual, se apreciaba el puerto de Marley. Me recordó a los días en que corría emocionado hasta el barco que me traería a Paradis durante el verano.
-¿por qué te fuiste? - insistí sin desviar la mirada de la imagen.
-creí que harías pareja con Deva...
Imagen: ©️ a quien corresponda.
ESTÁS LEYENDO
Levi's diary
FanficMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...