Tipos De Familias Pt2

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Aunque su padre había vuelto desde hace semanas, las cosas no habían mejorado en realidad, su madre se la pasaba quejándose cuando él no se encontraba en la casa, qué si ya no era cariñoso, o no quería gastar dinero en la mutención de la casa, qué ya nunca salían y un montón de cosas más, se las decía a ella, la única hija que le quedaba por las tardes, ya que sus hermanos estaban completamente ausentes.
Demasiado ocupados en sus vidas profesionales y universitatias para llegar a casa temprano y ayudar a que todo eso fuera más tolerable.

—Mamá también me contaba ese tipo de cosas cuando tú eras muy pequeña aún—le dijo Sara, una de esas tantas noches cuando llegó exhausta y estaba preparándose para dormir.
—¿Pero por qué nos lo cuenta a nosotras?—quiso saber con un deje de enojo, o cansancio.
—Entiéndela, no tiene nadie más con quién hablar o desahogarse—Sara se encontraba demasiado ocupada como para prestarle la atención suficiente, mientras elegía las cosas que iba a llevarse a su nuevo departamento, porque si, aparentemente la "amenaza", dicha por su hermana el primer día de clases, estaba por cumplirse, así que a Irene no le sorprendió su respuesta, aunque sinceramente esperaba no tener que soportar las quejas de su madre ella sola.

Sin palabras de consuelo de por medio. Esperaba que Sara le dijera que ella no tenía porque escuchar los problemas de sus padres, ni tomar partido por nadie, o tener que ser el depósito de desdichas de ellos.
Pero al parecer estaba siendo una mala hija por no prestar atención a aquello o pretender que podía tener la posibilidad de no escucharlos, no era porque no quisiera a su madre, la amaba, tanto como una hija podría llegar a amar a su progenitora.

Realmente no le gustaba escuchar las quejas de su madre, támpoco le gustaba vivir en esa casa con ese hombre que le tenía especial desprecio a ella (últimamente parecía odiar a todo el mundo en general), no le gustaba que su padre le fuera infiel a su madre.
Pero ella no quería dejarlo.
E Irene, realmente trataba de ser el paño de lágrimas de ella. No era tarea fácil, a veces solo lloraba y otras tantas se desquitaba con su persona, diciéndole lo mala hija o desagradecida que era y como asegurame le iría mal en la vida.
Pero Irene lo soportaba, trataba de hacerlo, isbersa era la única forma en la que su mamá podía sentirte aliviada por un momento.

Lo aguantaría hasta el final.

Ahora estaban todos sentados en la mesa del comedor, desayunando como la familia felíz y unida que nunca serían. Quizás en algún momento lo fueron, pero era claro que ya no era así, al menos no desde su nacimiento y es que eso se lo habían dejado bastante claro en muchas ocasiones y probablemente lo volverían a hacer hoy.
Por eso prefería aislarse de todos, estar ahí, presente en cuerpo, pero dejar que su mente divagara en sus fantasías más locas y retorcidas.
Cuándo termino de comer llevo su plato a la cocina, lo enjuago con agua antes de que su madre entrara gritando que dejara eso ahí y pasara tiempo con su familia, a regañadientes camino hasta el comedor y se sentó junto a su madre.

Pero había algo que hoy la mantenía un poco más vivaz de lo que acostumbraba. Y eso que la mantenía tan ilusionada erala fiesta en casa de amiga. Ya que, a pesar de saber bastante bien que la fiesta se llevaría a cabo en la tarde, ella se había parado temprano, arreglado con el mejor vestido que encontró en su closet y eligió una noche antes con ayuda de Helena, le pidió a su hermana que la delineara los ojos y le peinara el cabello en algo presentable para no tener que soportar su melena esponjosa todo el día.

Se propuso que nada podía arruinar ese día. Ya que no era la típica fiesta a la que regularmente era invitada su familia, según le había narrado su amiga, las fiestas de sus padres eran más tranquilas, sin bocinas ruidosas que la dejaran sorda, con música linda y platillos decentes.
Era como asistir a una especie de baile moderno y eso la entusiasmaba, ninguna tía incomoda la obligaría a bailar enfrente de un montón de desconocidos si no quería, no la tacharian de rara y aguafiestas. Y lo mejor de todo, podía quedarse charlando con su amiga en un rincón apartado de todos, bebiendo vino y comiendo quesos si así lo quería.
Así que dejó qué su mente divagara un poco, sin dejar de prestar un poco de atención a lo que acontecía en su hogar en ese momento.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora