Los soñadores no te cuentan las historias a ti, en realidad, cuando escriben se están contando la historia a si mismos.
Dentro del mundo del soñador, el escritor se sienta frente a un espejo y le cuenta historias a su reflejo.
El soñador ilustra sus historias primero en su imaginación mientras que su reflejo, al otro lado del espejo, se dedica a traducir esas imaginaciones y las plasma en texto, el mismo texto que luego el usuario ajeno al soñador apreciará.
Sin embargo, el mundo del soñador es complicado. El soñador solo puede hablar con su reflejo gracias a la tenue luz que emite una vela cuyo tamaño puede variar de un momento a otro.
La luz de aquella tenue vela algunas veces es una enorme flama, otras veces no es más que una diminuta brasa, su luz aumenta o disminuye y ese efecto influye en el soñador. Una enorme flama iluminará más y eso ayudará a que el soñador y su reflejo sean capaces de comunicarse sin problemas, por otro lado, una diminuta brasa que no es capaz de iluminar ni el cuerpo de la propia vela que la sostiene, no ayudará en nada y provocará que el soñador tenga problemas para hablarle a su reflejo.
La contaminación externa es lo que provoca que la vela se disminuya su intensidad pero también puede avivarla. Un recuerdo feliz puede avivar la flama de la vela, un recuerdo triste hará que se apague aunque esto no simple funciona de la misma forma.
En realidad, el arte en todas formas no siempre funciona igual. Un cantante, un dibujante, un músico, todos se hablan a si mismos con la ayuda de la luz que emite aquella vela, pero su flama funciona de diferente forma. En algunos casos, la tristeza en lugar de apagar la flama de la vela, la aviva cuando en la mayoría de los casos, la tristeza reduce la intensidad de la flama, siendo capaz de incluso llegar a apagarse.
Aunque la flama de todos los que hacen arte funciona de forma diferente, si tienen algo todos en común, todos le temen a la oscuridad, temen que su flama se apague y se aferran desesperadamente a aquella tenue luz.
Te preguntarás. ¿Porque no usan su voz para hablarle a su reflejo?. La respuesta es simple. En el mundo del arte en todas sus formas tu voz no existe, solo puedes comunicarte con imágenes que salen de tu imaginación y sin la ayuda de aquella vela, las ilustraciones de tu imaginación no pueden ser vistas y te quedas mudo.
Aunque la vela puede llegar a apagarse y la imaginación sea silenciada, no significa que sea el fin. Una vela que se apaga puede llegar a encenderse de nuevo si se le da una razón
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La luz que ilumina el arte
Short StoryHistoria corta que explica el mayor miedo de todo aquel que hace arte en todas sus formas