Había una vez, hace poco tiempo una joven pareja de enamorados que decidieron escapar en busca de un final feliz.
- Lyra… te dije que te haría feliz
Enunció con entusiasmo aquel hombre sin soltar la mano de su enamorada al estar frente a una hermosa cabaña llena de plantas y algunos animales corriendo por el lugar.
- Realmente… estamos aquí John
Responde aquella joven con los ojos cristalinos debido a las lágrimas de aquellas emociones que pensó no volvería a sentir.
La pareja caminaba felizmente hasta aquella cabaña para entrar y apreciar que finalmente el tiempo de espera había valido totalmente la pena, las lágrimas y el sufrimiento en su momento.
- Esta vez… ambos seremos felices amor mío, sacrificare todo por ti.
Murmuró John mientras la miraba acercarse a un retrato de ambos juntos.
Lyra lo escucharía extrañada pero aun así se acercaría a contemplar los hermosos retratos que había en la casa, algunos de flores, otros de hermosas mariposas y varios más de ella.
Desde ese momento iniciaría una hermosa historia de amor, una donde dos jóvenes amantes escaparon de sus obligaciones, de la realidad tan cruel y engañosa hasta el lugar que siempre soñaron.
Inminentemente aquellos monstruos del pasado… o más bien, el tiempo mismo los alcanzó, sin importar cuánto tardará en llegar nada lopodria evitar.
Pasados algunos días unos golpes en la puerta hicieron despertar a John, a pesar de el insistente golpeteo Lyra estaba acurrucada entre las sábanas, tal vez era una buena señal que ella no despertara.
Finalmente John salió de la cama aun con su pijama y abrió la puerta, una pequeña niña de cabellera negra y ojos opacos lo miró y extendió la mano mientras el viento mecía su cabello largo y acariciaba sus mejillas, pero a él solo le provocaba escalofríos.
- Devuelvela… - Sollozo aquella niña mientras miraba al hombre - Devuelvela o vendras tu.
Dijo en un suave murmullo aquella pequeña acercándose a tomar la mano de John.
Pero antes de poder hacerlo Lyra interrumpió y abrazó a John sabiendo que esa sería la última vez que podría abrazarlo, sentir su calor, su aroma, su amor.
- Grácias, por dejarme vivir una vez más, por desafiar a la vida y a la misma muerte...
Susurro ella haciendo un gran esfuerzo por no llorar.
- Todo este tiempo… lo supiste?
Pregunta John con lágrimas escurriendo y cayendo por sus mejillas hasta el suelo.
- Así es… pero debes saber que esto no fue tu culpa… soy débil, enferme y no había nada que se pudiera cambiar mi amor.
- ¡No! Si lo hay, si yo voy con ella tu podras vivir y...
Ella acaricia sus mejillas limpiando las lágrimas que brotan de los ojos de su amado mientras niega con suavidad.
- Este es el elaborado plan del provenir, ambos nos podremos reencontrar, sin importar el tiempo ni la distancia.
- Debemos irnos.
Comenta aquella niña sujetando con cuidado a Lyra para alejarse de la casa.
Aquella joven pareja se despide, con un último beso que pese a ser tan efímero fue capaz de transmitir todos sus sentimientos y jurarse amor, por sobre el tiempo, la distancia y la misma muerte; nada acabaría con esas emociones.
Había una vez… un joven enamorado que tras perder a su amada a causa de una terrible enfermedad fue capaz de desafiar a la misma muerte, tan inocente y honesta que sin darse cuenta hasta mucho después dejó vivir más tiempo a aquella chica infortunada.
Había una vez… un joven enamorado que tras años de demora, ahora se podía distinguir su cabello blanco testigo del tiempo que había estado esperando una sola visita, un hombre enamorado cuyas arrugas demostraban la larga espera que padeció.
Aquel joven ahora anciano miraba por el umbral de la puerta de su cabaña como se acercaba una delgada figura ya conocida.
- Has esperado mucho tiempo, ¿todos los mortales aman así?
Pregunta con ingenuidad la muerte mientras mira al hombre sentado en la sala.
- Todo aquel que tenga corazón es capaz de amar así, pero no todos están dispuestos a hacerlo.
Y tras esas últimas palabras finalmente sintió el frío que transmitían aquellas pequeñas manos, sus ojos ya cansados terminaron por cerrarse para encontrar aquella luz, la que solo Lyra era capaz de transmitir, el calor de su amada lo haría sonreír al entender que después de todo había llegado el momento de ser felices como alguna vez lo fueron en vida, pero ahora sería para toda la eternidad.
