| Capítulo 6 |

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14 de Mayo de 2022

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14 de Mayo de 2022

Noté que la música comenzaba, lo cual me inquietaba de una manera insoportable. Me levanté y abrí la puerta de mi cuarto, sintiendo el frío del suelo en mis pies desnudos, otra vez. Miré a los lados, y vi la luz del cuarto de mi madre encendida. Supuse que, gracias a ese ruido difícil de llevar, ella tampoco podía dormir y se estaba poniendo tapones para los oídos, o haciendo cualquier cosa que le distrajera hasta llevarla al sueño.

Estaba casi segura de que de vez en cuando no la ponían tan alta, pues se escuchaba más lejana, pero esa noche no era una de ellas. Se oía muy fuerte, algo imposible de ignorar.

De repente, escuché milagrosamente algo más. Golpes en la ventana de mi cuarto.
Me detuve algo asustada, porque aquello no era normal, ni mucho menos común, pero recordé algo; tenía vecinos insoportables, insistentes y aparentemente un poco obsesionados conmigo.
Me quedé mirando fijamente a la ventana, y vi que lo que llegaban y golpeaban el cristal eran pequeñas piedras.

Suspiré, sin ni siquiera saber cuál de todos era, sentí la necesidad de sonreír. Imaginaba a Sunoo recogiendo esas minúsculas piedrecitas, con cuidado, agachado en el suelo de su jardín y analizando cada una de ellas procurando que no rompieran el cristal o algo por el estilo. Pero cuando me acerqué, vi que no fue ese el caso. Quien lanzaba piedras expectante era Sunghoon.

El pelinegro se veía levemente iluminado por la luz débil de alguna que otra farola de la calle, y tenía un montón pequeñito en su mano, de donde las iba recogiendo y lanzando.
Al verme, paró. Abrí la ventana y me quedé apoyada en el borde, esperando una explicación mientras las esquinas de mis labios se elevaban cada vez más de solo verlo.

-¿Vienes? -gritó desde abajo, mientras tiraba las piedras al suelo.
-Tenos un examen mañana, Sunghoon. Tengo que dormir bien, encima he estudiado muy poco y tengo que levantarme antes para terminar. -suspiré silenciosamente solo de recordar todo aquello. Normalmente siempre iba apurada, así que aquello no era nuevo. Era culpa mía, por procrastinar hasta que sentía una presión inexplicable que me obligaba a estudiar sin parar.
-¡Te diremos las respuestas! -insistió-. Obligaré a Jay a ello.

De alguna manera u otra, lo creí posible. Nunca me habían ayudado a copiar en un examen, porque generalmente era difícil por la alta supervisión, pero le creí. Sunghoon aspiraba confianza como nadie, de hecho, de todos ellos era el único que lo hacía, y supe que convencería a Jay de que me echara una mano.

Resoplé y negué con la cabeza. Su insistencia era tierna.
-Bajo enseguida. Elige, ¿me pongo un vestido rojo o uno azul?
-¡Rojo!

...

Abrí la puerta tras haber bajado las escaleras silenciosamente, lo cual fue todo un logro para mí, pues las botas con plataforma que elegí no lo ponían fácil. Cuando salí, las luces dentro de casa ya estaban todas apagadas, así supe que estaban todos durmiendo.

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