Día 6. Silliness

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Realmente no logré lo de Silliness... y salió algo... raro

En ese momento todo sonaba a buena idea, desde el atuendo a la New Romantic hasta el camino que debían tomar. ¡Era su cumpleaños maldita sea! Y rompería varias reglas, ¡Por todos los dioses que lo haría! Estaba harto de que siempre se dijera algo de sus acciones, en particular las eternas peroratas de Shinjuro Rengoku sobre el bien y el mal. ¿Se quejaba de sus estupideces? Kyojuro le demostraría que podía ser muy estúpido.

"Vamos, será divertido" recordaba que Tengen había insistido en salir para poder levantar su ánimo... después de varias botellas de vino, el maquillaje sólo era la cereza del pastel.

"Te ves divino" había terciado Mitsuri quien lo había ayudado con el outfit.

El rubio sólo reía tontamente ¿Cómo no reírse de lo que veía en el espejo? Aunque también le gustaba lo que veía. Se veía como un gatito travieso -muy diferente al león que Tengen había prometido- y le gustaba serlo. Era el disfraz perfecto para salir de cacería como le había dicho su amigo. Aunque muy en el fondo Kyojuro ya sabía que quería cenar. Aprovechando que Mitsuri había salido, miró con cierta coquetería al albino ayudado por el espejo de cuerpo completo, sin querer le mostró un poco más de piel que hizo saltar a Uzui, esa mirada felina y sus acciones ciertamente no eran de cualquier gatito... era de un gato malvado.

"Ojalá lo domara", Uzui se encontró pensando en quedarse semejante felino para hacerlo ronronear, se lamió los labios como cuando un predador saborea a la presa. Mitsuri lo sacó de sus pensamientos nada delicados. Era hora de marchar al club que él mismo había propuesto.

Al arribar al club fueron directo dónde estaban sus amigos haciendo fila, esperando su turno para entrar. Obanai inmediatamente se colocó al lado de Mitsuri para "protegerla" mientras Kocho, Shinazugawa y Tomioka saludaban. No les pasó desapercibido que los recién llegados iniciaron antes aquel festejo, eran más risueños que de costumbre. Lo más sorprendente era el rubio que parecía tan extravagante como Uzui ¿Cómo había logrado aquel albino del mal convencer al virginal Rengoku en semejante cosa? Se codeaban entre ellos pero no querían decirlo en voz alta, si lo hacían era probable que el unicornio escapara.

Y es que Rengoku parecía otro, el maquillaje era favorecedor, nada que ver con la plasta horrible con la que Uzui se había burlado de los tres pequeños alumnos de la escuela. Los ojos de Kyojuro dejaban sin aliento a muchos incautos que cruzaban por su lado. La sonrisa adornada con el labial rojo casi hacía que uno que otro se fuera al cielo sin más trámites. Pero la ropa... quizá eso era lo que realmente escandalizaba a algunos de sus amigos, parecía estar exhibiéndose, presumiendo las bondades de sus genes y la ropa sólo era mero trámite para decir que iba vestido.

Rengoku entró al club como si le perteneciera, se mostraba orgulloso, preparado, listo para comerse al mundo, aunque su entrada triunfal se vio degradada por el tropiezo que tuvo y de no ser por Uzui, seguramente el rubio hubiera aterrizado en el suelo.

-Vamos Kyoujuro, contrólate. No pierdas el estilo- comentaba entre risas Uzui -Así no te vas a ligar a nadie.

- ¿Ligar? - preguntó algo mareado el rubio, no había venido a eso, Tengen no le había prometido eso... y tampoco le interesaba ligar cualquier cosa. Su mirada desprendió fuego, no iba a permitir que el albino no lo tomara en cuenta. Se levantó de puntitas para alcanzar la altura de su compañero -Pensé que ya te tenía a ti- susurró para terminar por morderle la oreja.

Uzui sintió como un escalofrío jugó con cada una de sus vertebras, Rengoku era un descarado y le excitaba eso. Atrás estaba el joven que por todo se sonrojaba o no entendía las directas-indirectas que cualquiera le mandaba. Media Academia Kimetsu ya le había declarado su amor y el rubio seguía sin darse cuenta de nada. Apostaría a que seguía siendo virgen, no podía explicar de otra manera tanta ingenuidad. Tremendo premio a quien lograra obtenerlo.

Las manos del albino temblaron antes de tomar el rostro de Kyojuro, agradecía el ensordecedor ruido del club, era la excusa perfecta para pegarse al cuerpo del otro para poder hablar al oído. Descansó su otra mano en la cintura ajena para terminar en una especie de abrazo. Aunque más bien era su forma de marcar territorio.

- ¿En serio señor león? - preguntó al oído del rubio, Uzui estaba jugando con fuego y le gustaba el que provocaba en Rengoku.

-Claro. Puede que hoy te coma- Kyojuro lamió sus labios y por todos los dioses Tengen hubiera jurado que le ronroneó al oído haciendo que sus piernas casi se le hicieran de mantequilla.

Una sonrisa ladina apareció en su horizonte, el albino supo de inmediato que alguien de su grupo se estaba haciendo una idea de lo que pasaba en su mente, con el dolor de su alma -y quizá más abajo- se separó un poco del rubio, antes de que éste pudiera protestar, Kocho ya estaba arrebatándoselo. Rengoku la dejó hacer y se despidió del albino guiñandole un ojo.

"Maldito gato travieso" pensó Uzui y se ancló a la mesa, no podía ser tan obvio, pero la mirada de Obanai y Shinazugawa le hacían entender que ninguno de los dos era discreto. Se burlaron bastante tiempo de él y como se comía con la mirada a Rengoku, cómo se notaba que estaba celoso de Kocho y hasta de Tomioka que habían bailado con el rubio bastante tiempo.

Una maldita mosca se paró en su festín, un chico de cabellos rosados se acercó al rubio para bailar con él, con nada de sutileza había aventado a Tomioka contra Kocho para tener el campo libre. Rengoku soltó una carcajada al ver aquello, parecía que sólo atraía a gente nada sutil. Aceptó bailar un par de canciones con el chico nuevo que bailaba demasiado cerca de él según Uzui, quien se mordía los labios molesto por las libertades que se tomaba aquel sujeto.

-Creo que quieren robartelo- comentó lo obvio Tomioka.

Lo siguiente al comentario fue Tengen refugiando al rubio entre sus brazos, mientras despachaba al chico de cabello rosado, como su pareja de baile estaba ya acomodado con el otro, no le quedó más que retirarse, ya había dueño según veía. Kyojuro no se preocupaba por lo que pasaba ni notaba que su grupo de amigos básicamente los miraba de lejos sorprendidos por la reciente actitud del albino. Uzui tenía a su gatito contra su cuerpo, acarició su espalda y sus caderas para "calmarlo", como premio Rengoku rodeó con sus brazos su cuello, lo remató con una de sus recién aprendidas sonrisas. De nuevo ese maldito gesto travieso, Uzui debía recordar que el rubio tenía trucos sucios bajo la manga.

- ¿Estás preparado para que te cene? Hoy me siento como una bestia- ronroneó de nuevo, haciendo de gelatina a Tengen.

El albino iba a explicarle las mil y un razones por las que jamás sería su cena cuando sintió una ligera mordida en el cuello, seguida de unas garras jugando en su espalda. Se le olvidó quien se suponía era el cazador, su cerebro no pudo articular nada, sólo se dejaba llevar.

-Dilo Ten-gen... "Acariciame... tratame suavemente"- casi gimió al oído de su pareja de baile, éste asintió embobado, en ese justo momento habría dicho que sí a lo que fuera -Te lameré si así lo deseas... - sonrió sabiendo que había ganado, vaya que tenía un enorme presente de cumpleaños.

Lo siguiente en la mente del albino eran imágenes estáticas, le daban una idea de lo que había sucedido cuando escaparon del club para refugiarse en su casa y en su cama. Su cerebro aún no carburaba adecuadamente como para realizar la película completa, de lo único que estaba seguro era que aquel gato malvado lo había devorado y vaya que se había dado un festín, le dolía todo el cuerpo.

"Dame mas" le había suplicado al rubio antes de que se lo comiera por completo, de sólo recordarlo se sonrojó, él las había dicho, él lo había pedido y vaya que lo había disfrutado.

No, no, no me digas qué es lo que siento.

Sí, sí, sí Me he enamorado de tí

One Shots - Rengoku KyoujuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora