Cuidando De Ella✔

Epilogo

Cinco años después.

Hace cinco años estas chicas habían salido huyendo de lo que en un momento creyeron su caída, ya fuera por desamor o desilusión; ahora tenían algo mejor, una familia las cual apoyaba y las comprendía como nadie en el mundo.

La casa estaba llena de gritos y risas por todos lados, hoy hace cinco años habían nacido los gemelos John y Josué, unos niños preciosos, pero ellos eran el vivo retrato de su padre, algo que hacía a María ponerse melancólica y triste, aunque ella no era la única Aurora, su hija que hoy cumplía diez años, no sabía cómo sentirse, se supondría que hoy vería a su padre, a quien había extrañado todas las noches en las cuales el la abrazaba y la protegía de las pesadillas, tener a su madre era grandioso pero desde los gemelos le prestaba poca atención, amaba a su madre pero en el fondo de su corazón le tenía un pequeño resentimiento por alejarla de él.

Hoy cumplía diez, ya no era una bebé, ya era una niña grande, eso le provocaba emoción y podría empezar a pijamas con amigas y demás cosas, eso la emocionaba. Hoy harían una gran fiesta, por eso le gustaba pasar tiempo con sus amigas del colegio, aunque tuviera pocas ya que sus padres le decían que su familia eran ladrones, en cambio de sentir vergüenza se sentía enojada y no entendía porque decían aquello que fueran moteros no les quitaba menos que a nadie, su familia trabajaba por todo lo que tenía.

—Esther cariño, no corras, te puedes caer— reprendió Lena, llegando a la puerta de la casa.

Ambas al entrar felicitaron a Aurora, quien no había asistido al colegio al igual que sus hermanos, María sí que sabía caer bajo sus mañanas, aunque que podía decir ella a veces Esther llegaba a convencerla de que no la llevara. Había pasado por casa primero, desde hace dos años no vivía ahí después de su ruptura con Ben, a pesar de todo aquello que seguían siendo muy unidos, y sobre todo unos grandes padres para la pequeña de ojos azules, era la luz de sus días. Esther tenía una inocencia y un carácter que te hacía contemplarla por horas, la manera como a veces hablaba. Lena sentía que su pequeña crecía demasiado rápido.

—Dale el regalo a Aurora—ordenó su madre, de camino a la casa la había regañado, no quería que le quitaran el regalo, ella podía ser a veces muy posesiva con sus cosas, a decir verdad, no le gustaban que tocaran sus cosas sin permiso—Esther—dijo con voz firme dándole una mirada seria.

Bufó y se encogió de hombros antes de darle el regalo a Aurora. Para después ignorarla y salir a buscar a Ben.

—Bshen— gritó la pequeña llamándolo.

—Vamos con tu mami, en que puedo ayudar— Lena siguió a Aurora al patio trasero.

Al llegar saludó a algunos hermanos, como a Bot y Dix, saludó a Víctor quien le preguntó por su nieta, ella solo le respondió que había ido a buscar a Ben, algo que preocupo a Víctor ya que la que había escuchado de la habitación de este no era apto para niños, Lena se despidió con un abrazo y se dedicó ayudar a ordenar las meses y sillas que faltaban ayudar con la decoración, la sección para niñas donde se maquillaban y muchas pinturas de uñas, del otro lado había un patio de pelotas para los chicos y colchones inflables para los niños, María se había gastado una buen dinero en aquella fiesta, y ni hablar de la cantidad de comida para casi doscientas personas, entre niños del vecindario, amigos de escuela de ambos chicos y algunos hijos de los hermanos, esperaba que hubiera suficiente comida para todos.

María se encontraba nerviosa, no sabía el motivo, solamente sentía su cuerpo alerta como si algo malo fuera a ocurrir, doña Lola, exasperada de verla pasear de un lado al otro, la obligó a que tomara asiento.

—¿Qué te preocupa? — preguntó Lola, podía ver la preocupación en los ojos de María.

—No sé, simplemente no puedo sacarme esa sensación de pánico desde que me levanté, por eso no envié a los niños—dio un buen respiro, sus manos estaban sudorosas y su cuerpo temblaba ligeramente—, intento calmarme, pero es como si tuviera adrenalina por dentro, y no me dejara quieta por un solo segundo.