prólogo

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Estaba aburrida, realmente aburrida ¿quién no se aburrida en plena clase de Historia? Comencé a mirar distraídamente la ventana, realmente tampoco había nada interesante fuera, un par de conserjes limpiando, unos niños corriendo en libertad y plenitud y yo aquí encerrada en la tercera hora de clases, un lunes, y encima clase de historia, ¿Acaso el universo esta en mi contra? Lo veo muy posible, en ese instante muevo la mano bruscamente provocando que mi lápiz se caiga al suelo, trato de alcanzarlo, pero mis intentos son inútiles -hey- digo tratando de llamar la atención de mi compañero de ataras, el cual cabe mencionar que es uno de mis mejores amigos -hey Dilan- digo un poco mas fuerte pero sin alzar la voz, -¿Que?-  menciona adormilado, en señal de que se quedo dormido en medio de clase -me pasas el lápiz- digo poniendo una sonrisa, el me mira con cara de pocos amigos como diciendo "me despertaste solo para que te pasara el maldito lápiz" Finalmente me devolvió el lápiz, sonrió con un deje de culpa, mientras mi compañero se coloca para volver a dormir. Esta mañana es muy aburrida.

Cuarta hora, Matemáticas, si creía que me iba a morir en historia, aquí es mil veces peor, aunque, realmente no estoy haciendo nada, soy de las personas que se adelantan en los trabajos y así, no tengo que hacer nada en clase, pero bueno esa es otra historia, siento que alguien me toca el hombro, me giro hacia atrás levemente, encontrándome con Dylan y Jaden mientras señalan mi libro, suspiro con algo de resignación y les paso el libro, pasa otra hora y yo sigo perdida en mi mundo.

Séptima hora, biología por fin, por fin, dios mio, una hora mas y seremos libres, una mísera hora mas, de un momento a otro unos fuertes ruidos llamaron la atención de varios de nosotros, si no me equivoco, provenían de la entrada, finalmente toco el timbre y todos salimos corriendo rumbo a la entrada, pero todos paramos en seco ante lo que vimos.

Sangre, orgános, cuerpos mutilados por todas partes, el olor nauseabundo comenzaba a marearme levemente, todos comenzaban a huir despavoridos, sentí mis ojos umedecerse al ver no muy lejos de mi un cadáver mutilado y ensangrentado, pero aún así  pude reconocer como era familiar mio, la perósna que me dio esperanzas de vivir, la persona que me cuido durante 16 años, mi madre.

Eso solo era el comienzo, era el comienzo de una nueva era, era el comienzo del final.

Era el comienzo del apocalipsis.

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⏰ Última actualización: May 13, 2022 ⏰

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