OC: Sayura Fujikawa es de mi total y completa autoría.
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.«Hoy se cumplen diez años...» pensó el hombre al corroborar la fecha en su reloj digital.
—Tengo una reunión importante con una nueva firma de abogados, saldré una hora más tarde del trabajo —decía una hermosa mujer de cabello largo, azabache—. InuYasha, ¿te pasa algo? —preguntó a su esposo cuando se percató que tenía la mirada perdida.
—No es nada, no te preocupes —respondió rápidamente, luego de regresar a su realidad—. Hoy es nuestro tercer aniversario de bodas. No te lleves tu coche, pide un taxi, pasaré por ti.
La mujer sonrió levemente, al escuchar la petición de compañero. Lo conocía muy bien o lo suficiente para saber que en tiempo que llevaba a su lado, él nunca había sido muy empalagoso, las ideas cursis no se le daban, pero eso no significaba que en esos tres años de casados no le hubiera brindado gratos y felices momentos.
—Está bien, no olvides que saldré una hora más tarde —le recordó mientras marcaba el número del servicio de taxis de confianza.
—Tranquila, lo recordaré, a las siete en punto estaré afuera de tu oficina —expresó el ambarino después de guardar unos planos en su carpeta.
—Perfecto, te espero —dijo su mujer. Tomó su portafolio y su blazer, se acercó hasta su esposo que se encontraba sentado detrás del escritorio que tenían en una pequeña oficina en su departamento—. Nos vemos en la noche, InuYasha —musitó cerca de su oído, acarició con una de sus manos su mejilla con delicadeza, finalizando el contacto con un casto y dulce beso en sus labios. Dio media vuelta y se marchó.
InuYasha contempló por unos instantes la silueta de su mujer, que poco a poco se perdió hasta que escuchó como la puerta del departamento se cerraba. Suspiró pesadamente, sintiéndose miserable. Él tenía la suerte de estar casado con una buena mujer, inteligente, independiente, segura de sí misma, pero sobre todo una mujer que lo amaba, quien con los años juntos se lo había demostrado de todas las maneras posibles. Y él estaba ahí recordando no solo su aniversario de bodas, sino también otra fecha que en el pasado había sido importante, o mejor dicho la persona que se la recordaba era lo importante.
Se puso de pie y caminó hasta su alcoba, se sentó en su lado de la cama y abrió con su mano derecha una de las gavetas de su mesa de noche. Dentro de esta hasta el fondo se encontraba una caja con cerradura, con ambas manos la sacó y la puso sobre sus piernas. Buscó en sus bolsillos hasta encontrar su billetera, en uno de sus espacios extrajo una pequeña llave, la deslizó por la cerradura y finalmente, abrió la pequeña caja de madera.
Dentro de esta se encontraban muchas hojas que al parecer habían sido cartas, otros pequeños papeles de colores con notas dedicadas, una servilleta con la misma fecha en la que estaban ese día de hace muchos años atrás y, hasta el fondo de la caja había una pequeña bolsa de terciopelo rojo.
InuYasha cogió delicadamente esa bolsita y la acarició suavemente, con cuidado desató los nudos que tenía y sacó de ella una cadena y una pulsera que tenían el mismo dije, ambas piezas eran de oro blanco con una pequeña perla rosa en el centro. El azabache contempló entre sus manos las joyas, las llevó hasta su rostro y aspiró su aroma, cómo si en estas estuviera resguardada la esencia de alguien.
Las llevó hasta su pecho y se aferró a las joyas como si su vida dependiera de ellas, sintió su corazón latir fuertemente, al recordar ciertos momentos que vivió hace muchos años. Cerró sus ojos y se dejó envolver por sus pensamientos. Los minutos pasaron rápidamente, pero para InuYasha había sido como si el tiempo se hubiera detenido, poco a poco fue abriendo los párpados y al hacerlo fijó su mirada en el portarretrato que descansaba sobre su mesa de noche. Ahí se veía feliz tomado de la mano de su esposa en el día de su boda. Sintió rabia de sí mismo, ¿cómo podía estar pensando en alguien más teniendo a su esposa? ¿Estaba loco o había olvidado haberle jurado amor eterno frente al altar?
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Tarde [InuKag]
RomanceUn amor del pasado, dos amantes que se entregaron a sus impulsos, una vida que dejó de ser anhelada, una dolorosa separación, heridas que no se cerraron, un sentimiento dormido, todo eso escondido bajo una máscara y nuevos amores. Pero si se volvier...