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Estaba frustrada, quería gritar y patear para ver si así lograba quitarse la enorme desesperación que tenía en las piernas. Era la tercera o cuarta semana sin poder dormir correctamente.

No era un problema común. Jamás había sufrido de insomnio e intentaba por todos los medios no asistir al médico o tomar de esas pastillas para dormir que anunciaban en la televisión. Había escuchado de su amiga Uraraka que causaban adicción y que por lo regular, mucha gente cometía suicidio con ellas. Había dejado incluso de verla sólo para no tentarse a comprarlas.
Incremento sus actividades físicas en el día, caminaba en lugar de tomar el autobús o hacer que su hermano la llevara a la UA. Participaba activamente en sus clases de gimnasia y se unió al club de Béisbol, todo para terminar rendida y poder dormir bien.

Nada.

No estaba funcionando, y sabia porque. Sólo que estaba atravesando también por la famosa fase de duelo y justo se encontraba en negación. Negación rotunda. No podía, no debía.

Por mas que quisiera, no era una opción. Intentaba ignorar todo tipo de comentarios, desde su madre preguntando por él o sus amigas poniéndola al corriente de todo lo que hacia. Pero también luchaba con su voz interior que le decía que era buena idea, oh no, claro que no.

No podía regresar con Katsuki Bakugo.

No había sido un mal novio, al contrario.
Muchos incluidas sus amigas no se imaginaban como era que su relación había durado tanto siendo tan diferentes.
Ella por un lado poseía un carácter calmado y relajado. Muy amable y social. Hacia amigos rápido, y le gustaba expresar lo que sentía en el momento en el que el sentimiento la abrazaba.
Katsuki era explosivo, malhablado, huraño e intentaba de cualquier forma, disfrazar sus verdaderos sentimientos todo el tiempo.

Cuando decidieron salir, el más recurrente y típico comentario era "no van a durar mucho".
Pero a ambos les gustaban los desafíos y preguntándose cuando duraría aquel lindo sueño, se embarcaron en la aventura que duraría cinco años y tres meses.

No fue fácil, pero a Tsuyu le gustaba y terminó amandolo demasiado. Tanto que terminó haciéndose daño. A ambos.

Llegó un punto en el que ya no se pudo seguir pero se aferraron tanto como pudieron. No se podía discutir que no se intento. Pero así como el fuego se apaga, y el cigarro se acaba, su relación también.

De vez en cuando se lo topaba en los pasillos de la UA, pero resultaba algo incómodo. No habían terminado mal, fue un acuerdo mutuo, pero el que Katsuki tuviera pareja nueva le hacía voltear para otro lado o fingir que se le había caído algo para agachar la mirada. Sus sentimientos no la dejaban avanzar y tan sólo verlo a lo lejos le hacia sentir que cometía un pecado. Uno grande.
Entonces, ¿cómo podría saludarlo sin que se notase o sin sentir que temblaba como puberta?

Por otro lado estaba el tiempo, también. En un par de días se cumpliría un mes desde que cortaron. ¿Cómo es que él ya tenía novia pero ella seguía ahí, sin poder dormir? Pensando en lo maravilloso que se la habían pasado la navidad pasada. No se habían jurado amor eterno frente al árbol como en su tercer año pero si habían pasado una velada de lo lindo.

Ha, como cambiaban las cosas.

El punto era que, por más tutoriales de Internet, consejos, guías, actividad física, no conseguía superar a Katsuki.



-¿De nuevo dormiste mal?

-Sí
Contesto la peliverde con un suspiro, apoyando su cabeza contra su escritorio.

El profesor aún no llegaba, pero se daba una idea de lo desastroso que sería si el dolor de cabeza aumentaba.

-¿Quieres que te acompañe al médico, Tsu? -Pregunto Hakuge intentando aplastar un poco su rebelde cabello rojo- No es normal.

Maratón -KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora