Cada día mi espalda arde entre recuerdos.
–¡¿QUE ESTAS EN EL PROGRAMA DE PROTECCIÓN DE TESTIGOS!?–Su voz taladró las paredes.
–Sí.
–¿Y sólo se te ocurre decírmelo ahora? –el detective se llevaba las manos a la cabeza sin poder creer lo que escuchaba. Aquello le hubiera sido tan útil hacia Dios sabe cuántas horas. Podría haber descartado varias causas de su secuestro, no estaba claro si eran daños colaterales relacionados con los que buscaban a Katherina, pero, estaba claro que aquello explicaba muchas cosas.
Ella le miró enfadada.
–¿Y qué esperabas? –molesta con su reacción, se colocó frente a él poniendo los brazos en jarra–¿que rompiera el pacto de silencio con el resto delante?
El detective dio un paso hacia ella.
–Si lo hubieras dicho antes hubiéramos ganado mucho tiempo.
–¿Sí? –Katherina dio un paso al frente, tan solo unos centímetros los separaban–¿Y eso por qué? ¿Hubieras encontrado una salida?
El detective negó con la cabeza, mira que echarle en cara el no encontrar una salida...
–¡Ya sabríamos por qué estamos aquí!
Katherina se cruzó de brazos, ellos no tenían nada que ver con su vida.
–Esto no es por mí–su voz fue calmada, pero, el tono con el que habló helo la sangre del detective–. Ni siquiera nos conocemos, no tenemos nada en común, ¿por qué iban a secuestraros por mí?
Él miró por encima de ella, hacia algún punto de la pared, como si desde ahí pudiera leer la respuesta.
–¿Entonces por quién?
–No lo sé, pero–desvío la mirada hacia sus muñecas–, no son quienes me hicieron esto.
Katherina se mordió el labio, qué manía con buscar un culpable, ¿no era mejor, en lugar de culparse los unos a los otros, pensar en cómo salir o quién podría querer tenerlos así?
El detective siguió su mirada, sintió una punzada de culpabilidad. A veces perdía la capacidad de reflexionar antes de hablar y tan solo decía lo primero que se le pasaba por la cabeza.
–¿Por qué no?
No le miró a la cara, detestaba tener que compartir tantas cosas con una sola persona.
–Porque prometieron que, si me cogían de nuevo, no saldría viva de allí.
–¿Por qué? –el detective se echó hacia atrás apoyándose sobre la camilla, no lograba entenderla.
–Bueno, cuando la tortura no funciona–respiró hondo antes de seguir–, solo queda una salida.
–¿No secuestraron a alguien de tu familia para que les dieras lo que querían?
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El Caso Münchberg
Mystery / Thriller¿Sabéis eso de que el mundo es un pañuelo? ¿Qué hay personas destinadas a encontrarse? Pues es cierto, es el poder de la tormenta. Poder que trasciende el espacio, el tiempo, mundos e incluso la vida. Llevaban cruzándose toda la vida, pero hizo falt...