El Caso Münchberg

Capítulo 21: Amor, miedo o dinero I

El amor siempre es así, tarde o temprano te hace sangrar

–¿Cómo se llamaba la víctima detective?

–Invéntate un nombre–negó con la cabeza disgustado–, sino luego es más complicado.

No entendió porque sería así, pero ya estaba haciendo demasiado por ella así que prefirió inventarse uno.

–Pero, ¿cuál? ¿Lesly? ¿Blue? ¿Clara? ¿Lisa? ¿Carol? ¿Marta? ¿María? ¿Luisa?

–¿Qué más da?–le cortó antes de que le dijera todos los nombres que se le pasaban por la cabeza – es solo un nombre, ponle el primero que se te pase por la cabeza.

–Blue. Me gusta Blue–Katherina sonrió, el nombre era muy bonito–Suena a nombre inventado.

–Es como se dice azul en inglés.

–Sí, ya sé, pero es bonito.

El detective suspiró, empezaba a arrepentirse de aquella idea.

–Por favor, ilústrame con tus teorías antes de que cambie de opinión.

Sonrió de lado, a decir verdad, la suya era una muy buena.

–Pues...

***

Esta es la historia de una joven cuyo nombre cambiaremos, a la que llamaremos Blue. A cualquiera que pudiera escucharnos, no es enamoréis de su historia, no os enamoréis de su vida, porque ella ya no tiene.

Blue, morena y de ojos del color de su nombre, cabezota como la que más y avispada como ninguna. La niña de cabello rebelde que gustaba del parque, la niña que pocos querían, risa incontrolable y vida imperfecta. Muchos hermanos en la familia, siempre peleados, pero, que nadie niegue que en esa familia no había amor, porque se respiraba hasta en el arroz...

***

–Katherina–la cortó de nuevo–, con todo el respeto del mundo, pero no importa la vida de la niña. Solo quiero saber cómo murió, no si cuando era una niña se cayó por las escaleras.

Kathe apretó los labios con fuerza.

–Yo creo que sería bueno saberlo.

El detective rodó los ojos como respuesta.

–Está bien, no me mires así que me pones nerviosa. Yo creo que era importante saber su infancia, al fin y al cabo, lo que ella fue el día de su muerte es el fruto de todos los años de su vida. Nunca sabremos como Blue se enamoró por primera vez, ni que pasó el día que incendió el colegio accidentalmente, ni cuando...

–Kathe.

–Está bien, está bien.

Ignoró la advertencia en la voz del detective y su cabeza comenzó a formar aquella historia.