CAPÍTULO 5. DIA 2

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El segundo día Gulf volvió a reconocer una nueva característica del señor Suppasit, y está era su posesividad, que si bien era muy sabido que los hombres poseían está característica por naturaleza, como cualquier ser humano, nunca lo expresaban más de lo necesario, los hombres tenían la seguridad de que sus esposos o esposas en su defecto juran fidelidad y que no serían capaces de engañarlos por las evidentes consecuencias por adulterio, eso no quitaba que un hombre enamorado o por lo menos con afecto no se viese afectado por los peligros de otro hombre interesado en quien ya consideran de su propiedad, y el señor Suppasit no era la excepción.

Para el segundo día decidieron reunirse temprano, ninguno de los dos sabían quién tenía más impaciencia por verse, luego del agradable y romántico regalo que había recibido Gulf sus esperanzas de que aquel matrimonio no fuera un verdadero infierno aumentaron, Jennyfer le había dicho que antes de entrar pidió permiso para que las criadas colocaran todo en su habitacion, y especifico donde quería cada una de las flores, Gulf no lo demostró en el desayuno, pero estaba muy feliz, tanto que exigió a las criadas que buscarán su atuendo más bonito y que le ayudarán a acomodar su cabello, ellas contagiadas por su entusiasmo hicieron todo cuanto mandó Gulf, mostrándose alegres con la idea, decidió vestir en esta ocasión un pantalón blanco con un camisa verde, por recomendación de sus criadas decidió no llevar nada sobre la camisa, pues no dejaría ver las mangas holgadas que lo hacían lucir muy guapo.

- No olvides agradecer los regalos, también recuerda mantener un postura derecha, tu vista siempre al frente, no hagas comentarios groseros y ¡Por el amor de dios! controla tu lengua afilada -

- Descuida, se como comportarme -

- Jennyfer, Gulf sabe lo que hace, yo note al joven Suppasit muy encantado con Gulf anoche - expresó Jonathan Traipipatanapong bastante disgustado por que el tema de todos los días desde hace una semana solo sea el joven Suppasit.

- Aun así no podemos confiarnos - dijo colocando el sombrero de Lydia en su lugar, la niña soltó un bufido ante la brusquedad de su madre - La familia Joncheveevat es muy estricta, y aunque Gulf le parezca agradable no quiere decir que todo está ganado -

Gulf ignoró los comentarios preocupados de Jennyfer, estaba más pendiente de la entrada al palacio que de las opiniones de su familia, eran casi las diez de la mañana y el señor Suppasit aún no llegaba, se miraba en el espejo de el salón una y otra vez comprobando que luciera presentable, sus hermanas y Jennyfer también planeaban salir, seguramente el plan original era vigilar de cerca que no cometiera ninguna tontería, pero trataría de olvidar su presencia para concentrarse en la compañía del señor Suppasit, sus ojos se iluminaron cuando lo vió aparecer en su carruaje, su sonrisa se ensancha ante la mirada estricta de su padre, el joven casi corre a su encuentro pero su progenitor lo detuvo.

- No hay ninguna prisa, puede entrar hasta aquí y escoltarte hasta la salida - dijo tomando a su hijo por los hombros y sentándose a su lado.

- El señor Suppasit no tendría por qué esperar - dijo Jennyfer un poco alterada, bueno decir un poco era lo menos acertado, la irritación por el comportamiento de su marido era una de las cosas que siempre la mantenía alterada, y tenía el conocimiento de que eso solo ocurría cuando se trataba de Gulf, aún así no dijo nada y prefirió calmar sus nervios antes de ver quien tanto había esperado esa mañana, para no verse desesperados e impacientes exigio a todos tomaran posiciones casuales, Mali y Ada sentadas en el sillón grande con un libro cada una, Lydia simplemente se quedó frente a el piano con su madre a lado, todos fingían tener cosas que hacer (menos el señor de la casa) hasta que llegó una criada para anunciar lo que todos ya sabían.

- El señor Jongcheveevat acaba de llegar Lady Jennyfer - anunció la mujer con una reverencia.

- ¿Y qué rayos vienes a avisarme? ¡Hazlo pasar! -

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