Capítulo I

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>𝙰 𝚟𝚎𝚌𝚎𝚜 𝚖𝚎 𝚙𝚛𝚎𝚐𝚞𝚗𝚝𝚘, ¿𝚎𝚜𝚝á 𝚋𝚒𝚎𝚗 𝚛𝚘𝚐𝚊𝚛𝚕𝚎 𝚊 𝚖𝚒 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚎 𝚑𝚊𝚐𝚊 𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛 𝚊𝚖𝚊𝚍𝚘? ˏˋ°•*⁀➷⌣‿ ‿ ‿ ‿ ‿ ‿ ⌣┆

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>𝙰 𝚟𝚎𝚌𝚎𝚜 𝚖𝚎 𝚙𝚛𝚎𝚐𝚞𝚗𝚝𝚘, ¿𝚎𝚜𝚝á 𝚋𝚒𝚎𝚗 𝚛𝚘𝚐𝚊𝚛𝚕𝚎 𝚊 𝚖𝚒 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚎 𝚑𝚊𝚐𝚊 𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛 𝚊𝚖𝚊𝚍𝚘? ˏˋ°•*⁀➷
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Me encontraba caminando por los pasillos de la institución con miles de ojos mirándome, se podrían creer 3 cosas:
•Puede que sea popular.
•Puede que sea un "rechazada social".
•Puede que sea nuevo y esté haciendo algo mal o cuestionable.
Pero la realidad es que en ésta institución-interinato, una palabra, un error e inclusive algo externo, pueden arruinar completamente tu vida académica y social... Y eso fue justo lo que me pasó.

Permíteme contarte como fue que sucedió:
Un estudiante promedio de preparatoria (o al menos eso era hace unos años), cabello castaño y quebradizo, ojos cafés, complexión y altura promedio, ese soy yo, nada fuera de lo común. La preparatoria donde estudio es algo normal para una institución privada:
Al principio, con una vista rápida, se podría decir que éste es uno de los mejores colegios del país y se estaría en toda la razón. Y es que en éste interinato hay alumnos de la más alta a categoría, pero también están los becados, alumnos de bajos recursos que consiguen una beca por excelencia. Ellos y los alumnos de la alta de otras partes del país o que vivían demasiado lejos, viven en un interinato integrado a la institución. En mi caso, no tenía que hacerlo; hubiese preferido tomar el interinato que pasar las horas restantes en casa, aunque no eran demasiadas, no eran lo que se podría desear.

—¡No puedo creer que tengo una hija adicta!– exclamó mi madre hacía mi padre.– ¡Es totalmente ridículo! ¡Debería pensar más en su familia, no en ella!

Está escena podía escucharse desde fuera de la morada... mi "hogar", caminaba a paso lento para adentrarme en esa construcción que descaradamente hacían llamar "nuestra" casa. No paraba de pensar lo patético que me sentiría en el preciso momento en el que atravesara la puerta y, es qué mi madre no paraba de tirarme en cara un error de la secundaria...

—¡Arabella!– grito a todo pulmón mi progenitora,  tan fastidiosa como prepotente, ahogué un pesado suspiro tan interiorizado que parecía venir de lo mas profundo de mis entrañas, ella se giro a mirarme mientras yo dejaba la mirada baja y cargaba mi bandolera a la espalda.–¿Se puede saber por qué llegaste tan tarde?

Pregunta retórica, ella sabe lo lejos que queda la preparatoria de casa, aun así,  decide que lo mejor es dejar que yo me las arregle para llegar en tiempo y forma, sin contar que solo me permite contar con el dinero necesario para tomar el bus que debería,  repito, debería dejarme a 2 manzanas de la casa. Todo muy perfecto, pero ella sabe que cambiaron la ruta y ahora solo existe un bus que me trae para este rumbo y me deja a 4 kilómetros, debo caminar más o menos 45 minutos hasta casa, y peor aun durante el invierno, pues no se me permite llevar extras al uniforme más que una tonta bufanda de una tela ridículamente delgada, el calor del verano hacía mi trayecto pesado por el maldito sudor que me escurría por todas partes y ni se diga la lluvia, podía sentir cada gota penetrar y arder en mi piel, tan doloroso como calmante, todo esto obviamente me deja en una clara desventaja, pero por obvias razones a ella no le interesa para nada.

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⏰ Última actualización: May 12 ⏰

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