Todoroki Shoto [One-shots]

#12

Escenario

Shoto herido en la madrugada después de una misión. Solo eso.

Ayuda ando triste y preocupada porque (SPOILER) no se sabe qué está pasando con Shoto y Dabi en el manga😔

POV ______

—Estoy en casa.

Tres palabras que apenas logré escuchar en mi estado de medio dormida. Suaves pasos se escucharon por el pasillo que traía a mi habitación compartida. Apenas abrí los ojos y me senté en la cama a esperar.

Tras el sonido de la puerta abriéndose entró Shoto, aún en su traje de héroe, y por mi vista borrosa apenas logré percibir su pequeña sonrisa.

—No te levantes por mí— se acercó hasta quedar a mi lado y llevó sus manos a mi cara.

—Bienvenido— dije,  sintiendo el calor de su cuerpo empujarme de nuevo a dormir.

—Gracias, hermosa, pero descansa— llevó una mano hacia atrás de mi cabeza y me besó, apoyó un poco más su peso en mí hasta lograr acostarme de nuevo. —Solo iré a bañarme, duerme si quieres— subió la sábana de nuevo hasta mis hombros y juntó sus labios con mi frente por un breve segundo.

No quería dormir sin poder abrazarlo un rato así que parpadee muchas veces hasta estar más despierta. El reloj marcaba la 1:35am, mucho más tarde de la hora normal en la que llegaba Shoto tras misiones especiales.

La ducha se cerró varios minutos después y luego se escuchó la secadora. Esperé pacientemente el momento en que saliera del baño, pero cuando el reloj marcó las 2:00 me levanté a verificar que todo estuviera bien.

Con cuidado abrí la puerta, pero Shoto la empujó de vuelta antes de poder entrar.

—¿Qué pasa?— le pregunté en voz baja, tratando de entrar de nuevo. Se quedó en silencio y abrió. Con la luz del baño podía ver bastantes cosas que la pequeña lámpara de la habitación no había permitido distinguir. Varios cortes en su cara, torso, abdomen y uno bastante más profundo en su antebrazo izquierdo; además de moretones y quemaduras. El sueño que tenía antes desapareció por completo.

—No es nada grave— aseguró, pero parecía adolorido.

—Te ayudaré a limpiarlas— estuvo a punto de protestar, pero agarré el botiquín sin darle tiempo de hacerlo.

Se apoyó contra una encimera y observó atentamente todos mis movimientos. Saqué una venda del botiquín y otros implementos para limpiar la herida grande de su brazo.

—¿Vas a trabajar mañana?— preguntó, su voz suave y tranquila a pesar del seguro ardor que sentía según iba desinfectando.

—Sí, pero hoy tuve día libre así que no estoy cansada— asintió, entendiendo que no pensaba irme a dormir sola. Rodeé su brazo con la venda blanca, soltó un pequeño quejido. —¿Por qué no fuiste al hospital?

—Te habrían llamado. La idea era que no te dieras cuenta que me lastimé— cerró los ojos cuando pasé mis dedos por su cara. —No quiero que te preocupes por mí.

—Que mal. Me gusta cuidarte— seguí limpiando las heridas de su abdomen, por suerte nada más necesitaba vendaje.

—A mí también. Preferiría que durmieras más— insistió.

—Acompáñame, entonces. Todavía quedan varias horas.

A las 2:30 ya estaba de nuevo envuelta en la cobija, esta vez con alguien más al lado.