Fénix Italiana © (2) / [+21] ✔

EXTRA 2

NARRADOR OMNICIENTE

El clima en Londres es impredecible, las calles de la hermosa ciudad se convierten de tonos ocres y resplandecientes, la temperatura en otoño varía entre 10 y 19 grados centígrados, las personas transitan con un ligero abrigo, las cafeterías son visitadas para ir por un buen espresso caliente para aliviar el frío que les proporciona el clima, el movimiento en las mañanas es constante, el transporte público está lleno en su capacidad habitual, unos van trabajar, otros estudian y algunos están de vacaciones.

Dentro de la universidad de Londres, en la habitación de uno de los edificios D donde se hospedan los estudiantes, una joven de rostro angelical termina por acomodarse su coleta mientras en su mente repasa el horario que tiene el día de hoy, se mira al espejo dándose una última sonrisa y se dirige hasta la pequeña cocina que tiene dentro, se sirve su desayuno que a duras penas pudo cocinarse ella sola. Toma una barra de chocolate que guarda en su mochila y se acerca hasta la grande ventana que hay en la sala, mira desde la altura a los estudiantes que empiezan a caminar en dirección a sus respectivas clases que comienzan dentro de poco.

Muchos comparten habitaciones, pero Sasha por órdenes de sus padres, tiene un piso exclusivamente solo para ella, a la joven tampoco le gusta que un extraño o extraña esté en el mismo ambiente que ella, le gusta su privacidad y piensa que así se ahorraría el tener que aguantarse de poner reglas para que dos adolescentes puedan convivir.

Al otro lado del mundo, un hombre de porte autoritario y prepotente, termina por acomodarse la chaqueta de cuero, se pasa las manos por el cabello y su loción desprende inundando su habitación con ese exquisito aroma. Sale de su lujoso armario y se acerca a su cama para tomar su Ruger 9mm. Se retira de su habitación, baja las escaleras y su gente está de un lado a otro haciendo su respectivo trabajo mientras él da una ligera mirada a los antonegra que se funden en miedo ante tales azules intensos que tiene en esas dos esferas.

El silbido con un toque de alago y sarcasmo hace que Egan gire a mirar hacia el rubio de ojos miel que tiene como hombre de confianza.

- Buongiorno – suelta Ernesto con una sonrisa y Egan simplemente lo mira con simpleza – ¿a dónde vas tan... follable? – sonríe de manera ladeada.

- No estoy para tus jodidas bromas, Ernesto – pasa de largo y el rubio empieza a reír con disimulo mientras le sigue los pasos a su jefe – ¿encontraste al idiota que se esconde como rata en alcantarillado? – se detiene al llegar al jardín y gira a mirarlo.

- Sí, el estúpido drogadicto está en Londres, su "lo hice por mi madre, estaba enferma y necesitaba el dinero", bla, bla, son excusas bien pendejas, sabe que nunca debió hacer eso, fueron cuatro kilos de heroína y creo que tan gentil fui en darle hasta tiempo de reponerlo y no lo hizo, ahora se jode.

- Capo – llega el hacker a ellos – universidad de Londres, edifico C, ir de noche es la mejor opción, hay estudiantes en cada rincón del lugar y ya tengo su identidad para que pase desapercibido – informa Fabio haciendo que Egan frunza el ceño.

- ¿La mía? Pedazo de idiota, yo mandé... – Ernesto suelta a reír y ambos giran a mirarlo – te dije, hijo de perra, que irías tú.

- Me da pereza, puedes mandar a Valentina, hace poco llegó a Calabria, le va a divertir...

- No – le interrumpe el capo – deja de hacer tus malditas bromas de mierda, Ernesto, te di una puta orden y la alteraste, así que vas a venir conmigo, hijo de perra – mira al mencionado que suelta un resoplido.

- Por cierto, su madre no soportó y ya está muerta, ¿la lanzo al extractor? – suelta el rubio con diversión y Fabio se aguanta la risa – ey mira que no es mala idea, pensé en darle a Zender, pero mi mascota no come croquetas corrientes – Egan los ignora siguiendo su camino, las bromas no son lo suyo y la seriedad que le caracteriza hace que todos lo piensen dos veces antes de acercarse a él, excepto por el rubio, le encanta tentar a la muerte.