XVII: House of Wolves

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Gerard

Sandra me alisa la chaqueta una vez más y arregla el nudo de mi corbata, antes de dejarme frente al espejo de cuerpo completo que tengo tras el armario.

—¿A poco no te ves divino, encanto? —Pregunta ella con voz melosa a mis espaldas y asiento tímidamente ante el reflejo que muestra el trozo de cristal.

Alguien distinto a mí, con una sonrisa socarrona, cabello corto y un gran traje de smoking y corbata, aparece en este y solo no puede dejar de ladearse de un lado a otro para admirarse a sí mismo.

Me veo tan diferente.

Estas diferente...y no solo físicamente.

¿A qué te refieres?

Estás cambiando, y eso no es bueno.

No es cierto.

Así es, Wood ¿Acaso no te ves bien en ese maldito espejo?

Me paro de frente y mi vista se posa en los zapatos de mocasines brillantes que aparecen en la imagen. Subo mi vista al pantalón de vestir negro y la camisa de lino blanco que se deja entrever en la cinturilla del pantalón.

Ok, esto es algo que yo usaría definitivamente.

Patrañas, ruge la voz en mi cabeza y le gruño de vuelta.

Mi mirada sigue vagando por la corbata negra con rayas rojas que se cuelga del cuello de mi camisa, la cual contrasta con el saco de color negro de gabardina que porto y una pequeña rosa roja sobresale del pequeño bolsillo que se encuentra a la altura de mi pecho. —¿Para qué la rosa, Sandra? —Ella solo sonríe por mi pregunta y ajusta la posición de la misma en mi ropa.

—Supongo que te da un toque distinto, encanto. —Ella palmea maravillada por su obra y me toma del mentón. —Debo creer que en su momento, sabrás que hacer con ella.

¿Qué carajo quiso decir con eso?

Abro la boca para responderle, pero ella hace un gesto con su mano para callarme. —Por favor, no arruines el momento ¿Quieres? —Sandra ve el reloj de su pulsera y suspira agotada. —Y ahora tengo que ir a cambiarme, nos vemos en un rato encanto.

¿Qué?

Ella camina rápidamente hasta la puerta y abre el pomo con una mano, mientras que la otra carga todas las cosas que trajo para...transformarme en esto.

—Procura no tardar, ¿quieres?

Asiento y ella sale del cuarto.

Suspiro y me echo a reír con la pantomima pálida y oscura que trae mi cara.

Algo que Sandra había llamado maquillaje.

Pero definitivamente, me hace parecer un muerto más bien.

Ya estás muerto, que no se te olvide.

Yo no...

—¡Se me había olvidado! —Sandra irrumpe en mi habitación rápidamente y rezonga molesta mientras me entrega un sombrero de copa de color negro.

Tomo el artefacto y lo examino cuidadosamente, mostrando la confusión en mi rostro indudablemente. —¿Qué es esto?

—¡No sé, tú dime! —Replica ella en un bufido. —Ante mis ojos, parece un sombrero.

¡Oh! ¿De verdad? Mira que si no me dice, yo ni por enterado.

Entrecierro los ojos en respuesta y ella se cruza de brazos con una sonrisa de suficiencia. —Es de parte de Sunshine.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora