Después de eso se llevaron a Érica a la oficina de la directora. Hicieron que un enfermero la examinara para verificar que no tuviera nada mal, pero además de eso no le hicieron nada. A mí me dejaron esperar afuera de la oficina mientras la directora Pol y Nix discutían sobre Érica; dos de los fantasmas que habían estado presentes al momento de la captura hacían guardia a cada lado de la puerta de la oficina.
Al poco tiempo apareció el señor Ravías Critol, uno de los 21 Astros de Krux Tavoi. Cada Astro tenía una enorme influencia sobre la organización entera, los 21 Astros representaban los guías que tomaban las decisiones importantes; se podría decir que era un equivalente a un ministro de Madre. El señor Critol ni siquiera me miró, solo pasó de largo, abrió la puerta y entró.
"Debe ser un asunto urgente" me espetó Brontes "una chica burló las defensas de una de las ciudades más escondidas en toda la red de mundos. Deben estar tirándose los pelos intentando averiguar cómo lo logró".
—Sí, eso tiene sentido— comenté.
Solo esperé que no decidieran hacerle algo malo, como ejecutarla o encerrarla. Aunque pensándolo bien, no estaría mal si la encerraban, puesto que Érica es capaz de viajar entre mundos. Esa había sido la manera en que había llegado a Tezcat en primer lugar.
"¿Crees que fue la habilidad que adquirió de Tur?" inquirió Brontes.
—¿Cómo más esperas que viaje entre mundos?— le pregunté.
"Estaba pensando en lo que hizo durante la pelea con Tur, eso de cuando los tiró a Arturo y a ti y les dio a beber de la poción".
—¿Eh?
—¡Lili!
Me giré y encontré a Cecil, Gretos y Veraz.
—¡¿Qué fue lo que pasó?!— exclamó, preocupado— ¡Escuché que esa amiga tuya se volvió loca! ¡¿No te pasó nada?!
Sonreí con algo de ternura. Encontraba lindo que se preocupara, encontraba feo que tratara a Érica como una bestia peligrosa, pero también me parecía inocente de su parte pensar así. Si supiera todo lo que hizo Érica para evitar hacerme daño, a pesar de encontrarse en medio de una rabieta.
—No me pasó nada— le aseguré.
—Escuché que mató a una silencio— indicó Gretos.
—No, no la mató, aunque lo intentó con muchas ganas— indiqué— el señor Nix y otros fantasmas aparecieron de la nada y la pusieron a dormir. Ahora está en la oficina de la directora, están discutiendo qué hacer con ella.
—¿Quién es Nix?— inquirió Veraz.
—Es el fantasma al que nos enfrentamos durante la última prueba de ingreso, menso— le recordó Gretos.
Cecil se irguió, ya más calmado.
—¿Y qué le pasó a la silencio?— quiso saber.
—Fue a la enfermería. No tiene nada grave, solo algunos rasguños. Seguro ahora está en un bar o quizás...
Pero entonces noté una silueta al otro lado de la antesala de la oficina. Al voltearme, noté a María parada, escondida tímidamente contra un pilar.
—¿María?— la llamé.
Ella salió de su escondite y se acercó, algo insegura.
—Hola...— musitó.
—Ah... ¡Ah! Chicos, les presento a María. Es una silencio con quien he trabajado en unas cuantas misiones. María, estos son los chicos de los que te hablado tanto.
ESTÁS LEYENDO
La Helada Garra de la Muerte
AventureSecuela de De las Sombras al Corazón. La Helada Garra de la Muerte continúa la historia de Liliana poco tiempo después del final del libro anterior. Esta vez, deberá probarse y entrenar para convertirse en una sombra.