•· Capítulo 22 ·•

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EL DICHOSO PUEBLO DE HOLSEN...

KATIE ANDERSON

Holsen... mi próximo destino.

Horas más tarde, me encontraba en mi habitación recogiendo todo aquello que me pareciera importante incluir en la maleta.

Sí, no tenía ni puta idea de que era ese pueblo, pero no quedaban dudas de que allí estaría mi presencia cuanto antes.

Estaba exhausta a pesar de que no había hecho educación física por mucho que me gustara, estaba estresada a pesar de que terminé todas mis tareas, permanecía cansada aun sabiendo la verdad de nuestro pasado, seguía con un nudo en mi mente que no me dejaba pensar con claridad. Era un mar de confusión envuelto en un huracán de preguntas que ni yo sabía si tenían respuestas...

Es cuando entendí, que el problema no eran mis padres, ni el gobierno con la prensa sobre la candidatura, ni mis amigos, ni siquiera Lucas... el problema estaba en mí por preocuparme de una serie de cosas que nunca entendía. Por siempre buscarle la razón o el motivo a lo que pasaba, sin importar cuanto me afectaría.

Y era por eso, que mis ansias se hacían mayores para acabar con el lazo que causó todo este caos.

Mis padres hace un rato se pasaron por aquí a ver como estaba pero ¿realmente les importaba? ¿O solo estaban asegurándose que no cometía una estupidez que al final resultaría en su contra? De todos modos, no le vi relevancia a su falsa preocupación, porque de nada me servía un apoyo ahora que nunca obtuve de ellos.

No podía dormir, mi cerebro se estaba colapsando ante tantos sucesos juntos... a pesar de que a la mañana siguiente tendría que partir temprano a la parada de autobuses, para pasar desapercibida. Luego de ir al baño a eso de las dos de la madrugada, cogí el ordenador e ingresé al buscador para informarme más de alguna manera sobre el trastorno de personalidad que padece mi... hermana.

Había diversos tipos de enlaces, links y eso... pero todos decían lo mismo... El trastorno límite de la personalidad, es un tema extenso y delicado de manejar y tratar, los pacientes con este tipo de trastorno difícilmente logran superarlo, pues debido a que en todas las personas no es igual, algunos más graves que otros, solo conllevan a destinos como; la esquizofrenia.

Tragaba grueso con cada pensamiento que pasaba por mi mente de que ella pudiese estar muerta... no me lo perdonaría aun así no teniendo idea ni de su existencia.

Recibí varias llamadas de Lindsay en el transcurso de la noche, me advertía una y otra vez que no hiciera cualquier locura de la que me arrepentiría más tarde, pero ahí estaba el punto; que ya era muy tarde para todo. Y ésta, finalmente era mi única y última opción.

Resultaba todo mal, o terminaba bien de alguna manera un tanto confusa. Solo había una forma de descubrirlo y eso estaba decidida a hacer.

Por otro lado, ya me importaba una mierda que el día de la graduación y la fiesta sería en pocos días, ahora solo estaba desesperada por conocer la otra cara de esta mentira, la otra versión, la respuesta de nuestra verdad.

Tenía justo el pasaje, algo de alimento, municiones extra y lo necesario en mi maletín, salí a paso sigiloso por la puerta trasera, mirando a todas partes hasta que unos pasos lentos interrumpieron mi escape. Y di un respingo ante la situación.

—Espere —su cálida mano haciendo contacto en mi piel fue reconfortante—, quiero decirte algo importante antes de que te vayas...

Sin terminar lo que Brenda tenía para decirme solté las cosas en un movimiento rápido y me acerqué a ella para darle un fuerte abrazo, lo necesitaba. Nadie mejor que una nana para esto...

Mi vida, mis reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora