14. Hagamos la cena juntos

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20.45. Urbanización Chamberí, El Palmeral 

Rodri abre la puerta de su casa y se hace a un lado para que yo pase. En cuanto entro, él cierra la puerta tras de sí. Miro a mi alrededor con mucha curiosidad. El vestíbulo es bastante amplio y tiene un gran ventanal al fondo que parece dar a una terraza. Rodri me coge de la mano llevándome por el pasillo hasta unas escaleras que hay a la izquierda. 

- No sabía que vivías en un duplex -le digo a Rodri subiendo los escalones.

- Es un ático duplex. Tiene 4 dormitorios, 3 abajo y uno aquí arriba. Marco y Nuria están en la planta de abajo y yo en ésta. Así no nos molestamos.

Terminamos de subir las escaleras y llegamos a un  amplio descansillo con una pequeña sala de estar, con un sofá, una mesa, unos cuantos muebles y una televisión. Rodri me guía hasta una puerta que hay al lado. La cual abre dejándome pasar. 

- Aquí arriba está mi dormitorio con un baño, esa pequeña salita que has visto y también hay una terraza.

Entro en su dormitorio y me sorprende lo grande que es. Tiene una cama de matrimonio con 2 mesitas a cada lado, además de su mesa de estudio, un armario empotrado de parte a parte, un espejo de pie y en una esquina, un sofá y una televisión. Lo miro todo de pasada para que no parezca que soy una cotilla. 

- Puedes dejar tus cosas ahí en el sofá .

Rodri se quita la chaqueta y yo hago lo mismo. Pongo mi mochila junto a una de las sillas y me quedo mirándolo cruzando un poco mis brazos. Siento el corazón latirme súper-deprisa. Estoy en su habitación, a solas con él, y no sé lo que hacer o como comportarme. 

Él viene hacia mi y posa sus dos brazos en mi cintura. Su mirada se clava en la mía y me muerdo los labios mirando los suyos. Descruzo mis brazos y los subo por sus brazos hasta ponerlos en su cuello. Rodri se acerca a mi hasta que su boca está besando la mía. Siento como su lengua se va deslizando lentamente rozando mi labio superior en una caricia que hace que me estremezca. Sigue su camino hasta encontrar mi lengua y acariciarla una y otra vez haciendo que mi vientre sufra un ligero espasmo. Una de sus manos se desliza hacia abajo hasta posarse en mis caderas. Mis dedos acarician su cuello desnudo y dejo que él profundice el beso correspondiendo a cada roce de su lengua. 

Rodri va moviéndome poco a poco hasta acercarnos a la cama. Nuestros besos ya no son tan lentos y cada vez se van volviendo más intensos hasta el punto que todo mi cuerpo está pidiéndome más de él. Acabamos medio tumbados en la cama. De medio lado. Su mano sigue en mi cadera y va subiendo hasta colarse por la parte baja de mi espalda tocando mi piel desnuda. Siento un ligero estremecimiento en mi cuerpo mientras él sigue besándome.

Entonces aparece mi yo insegura, la que no calla ni debajo de agua y es de lo más inoportuna.

- Rodri -le digo separándome de su boca mientras la suya va descendiendo por mi cuello dejando pequeños besitos- yo...

𝑷𝒊𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora