Yellow Socks - Winrina/Jiminjeong aespa (ADAPTACIÓN)

Seis

¡Vamos Minjeong! No puedes seguir evitándome solo porque me dijiste que te gustan las chicas ¿Es porque soy una chica también? ¿Hasta ahí llego tu confianza en mí? Hablemos de ello, no tienes por qué avergonzarte. Ven a mi casa, hagamos una pijamada y hablemos hasta que llegue el amanecer. Como en los viejos tiempos.
12:00

Minjeong releyó el mensaje que Jimin había escrito para ella, fue enviado el domingo a media noche, después de que Minjeong evitase a Jimin durante todo el fin de semana. Era un record, una meta que se había trazado y que estaba orgullosa de haber cumplido. Necesitaba esos días para pensar en sí misma, en que cosas debía decir y en quien debía confiar de ahora en adelante.

Al confesar su sexualidad, se arrepintió casi al instante, no habló más el resto de la noche y se alegró de que Jimin le diese su espacio. Minjeong nunca había sido tan sincera en su vida, mostró una imagen totalmente transparente, excepto por ese pequeño punto negro, que conservaba una duda latente, una duda que no fue capaz de liberar. Se negaba a pensar que, Jimin había sido una de las causas por las que se había enterado que le gustaban las chicas. Le bastaba con Yeji y Ryujin, en cómo se sentía al verlas juntas y como estas eran una especie de inspiración.

Minjeong odiaba esa incertidumbre y prefería tomarse un tiempo hasta volver a enfrentarse a la mayor. Si se alejaba unos días, talvez solo se quedaría con que era lesbiana y no con que era lesbiana y le gustaba además su mejor amiga. Una amiga que probablemente era heterosexual, enamorarse de una heterosexual, era un arma de tenebroso filo.

Sin saber que podía hacer, nunca había tenido más que una ultra religiosa charla sobre sexualidad. No la escuchó, resguardándose en que algún día, un lindo caballero haría que su corazón se acelerase, pero tal parecía, que esos días nunca iban a llegar.

"Minjeong."  El padre de Minjeong hablo sobre su taza de café.

Minjeong saltó en su asiento y dirigió la vista hacia el hombre. "Si padre."

"¿Crees que no me he dado cuenta?"

Minjeong tragó saliva. "¿No entiendo?"

El hombre hizo una mueca severa. "Estás usando el celular en la mesa, lo estas escondiendo debajo del mantel."

"Perdón, era un mensaje importante." Minjeong escondió el celular entre sus manos.

El hombre traqueo la taza en la mesa atrayendo la atención de todos los que estaban en ella. "Si es tan importante ¿Entonces porque no lo compartes con todos?"

"¿Perdón?" Minjeong luchó para no sonar dubitativa.

El hombre exhaló, miró a su hija amenazante. "No me hagas repetir mi pregunta."

Minjeong se encogió en su asiento, prefería morir que leer ese mensaje al frente de todos. Fue un error de su parte usar el celular en la mesa, sabiendo que su padre era un militar retirado. Su crianza siempre se basó en reglas que cumplir, logros que obtener, todo debido a su padre. No mentiría, le tenía miedo a su machista padre. Padre que no había dejado que su madre siguiese trabajando, padre que no permitiría que su hija le gustasen las chicas.

Minjeong tuvo la suerte de que Yizhuo se atreviese a interrumpir la tensa conversación, su madre había dejado la mesa desde que su padre alzó la voz. Yizhuo en cambio se levantó de su silla aristocráticamente, llamando la atención del padre de Minjeong. Yizhuo le dió una sonrisa muy hipócrita al hombre, este concentró su mirada en la china.

"Perdón por interrumpir, pero no creo que quiera que su hija llegue tarde a clases." Yizhuo no le tenía miedo a nada, era una característica que Minjeong admiraba de la china.