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El vuelo había sido muy pesado. La distancia era demasiada y lamentablemente para él había tenido que hacer escala porque el único vuelo directo que se dirigía a Japón y que lo haría llegar de acuerdo a sus planes ya estaba lleno.

Había querido volver a casa en un chasquido, en el mismo momento en que su madre le dijo: Regresamos.

Lo espero por tantos años.

Estaba nervioso, no por Japón, no por la escuela. Su padre estaría ahí, por lo que había algo de confianza en él aunque este le advirtió que no lo favorecería sólo por ser su hijo.

Lo que, mejor dicho, el que lo ponía tan nervioso, era Katsuki Bakugo.

Cuando se fue, lo hizo dolido. Destrozado. Desesperado por saber que había hecho mal. Porque semanas antes de que incluso él se enterara de su viaje, el cenizo había estado actuando de una forma muy rara. Dejo de juntarse con él en la escuela, de ir por las tardes a merendar a su casa, y los domingos cuando sus madres se reunían, Katsuki ya no quería jugar, ni siquiera hablarle.
Acercándose la fecha, Izuku se entero de su propia partida y pensó por un momento que su amigo lo había descubierto antes, pero cuando se lo pregunto a la tía Mitsuki, esta le había dicho que aún no le comentaba nada.

Recuerda haber esperado a su amigo, en su casa, mientras sus padres metían las maletas al coche, o en el aeropuerto a punto de abordar, mirando hacia atrás, mirando la ventanilla del avión justo antes de despegar, pero Katsuki no apareció.

Izuku se fue con la incógnita del porque su mejor amigo se había alejado y años después volvía con ella. Sumado a que en todo ese tiempo, Katsuki jamas le recibió una llamada, ni se la regresó. Tampoco aceptó sus cartas, o los mensajes de voz que aparecían en su bandeja todos los días. Porque si, los recibía, o eso hasta que de repente dejaron de hacerlo. Su madre le había comentado de su cambio de celular, pero nunca pudo obtener el nuevo número.

Estaba molesto por no recibir una explicación, temeroso de haber hecho algo que lo lastimara, rezando porque aún existiera algo de amistad en ellos.

-¿Nervioso?
Pregunto su madre sonriendo

Izuku sonrió a la mujer asistiendo en repetidas ocasiones, sacando una risa a ambos.

-¿Se nota mucho?

-Algo, pero también se te ve feliz. -Le dijo Inko tomando su mejilla y acariciando con sus dedos la tersa y pecosa piel de su hijo, aprovechando que aún no salían sus maletas.- Espero que lo estés.

-Lo estoy. Extrañaba mi país, a mi padre...

Y en él.

No lo dijo, pero estuvo seguro de que su madre lo sabía. Había estado el último mes preguntando que había dicho su amigo de su regreso, aunque terminó por enterarse que nunca se lo dijeron.
Eso lo había molestado mucho, pero entendía que el cenizo era un chico ocupado. Siempre destacando en clases, siendo el mejor del grupo.

Además, a diferencia de él, Katsuki Bakugo era un chico con un aura especial, siempre llamando la atención sin siquiera mover un dedo. Todos en la escuela querían ser sus amigos.

Sin embargo, Kacchan siempre lo prefirió a él sobre todas las cosas.

Al convivir desde su nacimiento, ambos tenían la confianza suficiente para ponerse apodos. Él lo llamaba Deku, un juego de palabras que se podían entender básicamente como Inútil. Era demasiado pequeño para que le doliera, demasiado inocente al ver aquella palabra que podía ofender a los mayores como una muestra de profundo cariño.

Por su parte Kacchan comenzó siendo llamado así por Izuku cuando estos tenían cuatro y cinco años. En Japón se suele agregar un sufijo al final de un nombre según la relación que tengas con dicha persona. Chan es una forma muy cariñosa de llamar a alguien. Por lo que, luego de que Katsuki lo llamara Deku, el peliverde quiso mostrarle al cenizo que el también podía quererlo igual, por lo Kat-Chan comenzó a salir de sus labios todo el tiempo. Por la rapidez con la que se decía sonaba más como un tierno Kacchan, uno que sólo Izuku podía decir. Si alguien se atrevía a decirle así, terminaba con un sermón lleno de maldiciones y palabras altisonantes y un Izuku conteniendo la amenaza.

Maratón -KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora