El lunes había llegado demasiado pronto, aunque para Katsuki el tiempo se movió de forma distinta, lento y sofocante. No pudo dormir bien en toda la noche pero pasadas las cinco de la madrugada cayó ante Morfeo, con un sueño tan profundo que fue incapaz de escuchar la alarma, provocando que se levantase tarde.
Si algo odiaba Katsuki era la impuntualidad y la falta de responsabilidad. Jamás había llegado tarde a la escuela, nunca había faltado con una tarea, ¿saltarse alguna clase? Eso era de vagos.Su mal humor contagio a su madre, quien había amanecido de malas también por un estúpido sueño el cual le supo a culo y ni siquiera le presto atención. Su padre intentando aminorar los humos, se ofreció a llevar al chico hasta la UA para que llegara menos tarde.
A Mitsuki le molestaba la forma tan correcta de manejar de su esposo, y en eso no coincidía con su hijo. Porque a pesar de lo tarde que era, Katsuki se mostró paciente ante el manejo de su padre.
No quería accidentes.
Al llegar se despidió con un movimiento de mano mal hecho entró con pasó apresurado sin mirar atrás. Masaru sabia que su hijo lo amaba, por lo que se negó a sentir algo malo por las actitudes de este. Después de todo, lo había aprendido de su querida y gruñona esposa.
Las cosas podían empeorar, Katsuki lo sabía y no se negaba a la existencia de algún imbécil que se metiera en su camino.
Y estaba dispuesto a matarlo.
Ambos amigos del cenizo, Mina y Kirishima se habían dado cuenta con sólo verlo llegar al aula, con esos ojos endiablados y ese chillido en sus dientes que parecían danzar con castañuelas en sus manos, si es que los dientes tenían manos. Y que el cenizo trataba de disimular.
Acercarse a Katsuki Bakugo en ese estado era firme sentencia de muerte.
La impuntualidad no era lo único que le molestaba, el no dormir bien por la ansiedad, no poder comer por el nudo en su garganta, lo lento que se le había hecho el tiempo, la frustración que sentía al verse tan débil. Supo de inmediato que las cosas no habían cambiado nada, Izuku Midoriya lo ponía mal, muy mal. Afortunadamente el profesor Toshinori se había dado cuenta pronto de su estado y hablo antes que Aizawa para permitirle el paso. A ninguno le convenía un enfrentamiento.
Katsuki barrio con su mirada el salón, percatandose de que aún no llegaba el peliverde, pero también de que su ex, Tsuyu lo miraba muy insistente.
Inmediatamente después de sentarse, la puerta volvió a ser tocada y el brillo en los ojos de su rubio maestro le hicieron que perdiera el aliento, era él.
-Bien, chicos. Pongan atención, el director ha llegado con su nuevo compañero.
Dijo Aizawa acercándose a la puerta, provocando murmullos entre los muchachos.-Oye Katsuki -Le llamo Jirou en un susurro aprovechando que no era la única hablando- ¿Estás bien? Llegaste tarde.
-No te importa
Le contestó el cenizo sin dejar de mirar a la puerta.Cuando esta se abrió, el director de la escuela. Un hombre bajito, aunque no tanto como Mineta entró al salón mirando a toda la clase. Cuando Aizawa lo hizo también todo mundo guardó silencio.
-Buenos días, chicos. ¿Cómo están?
Las voces de sus compañeros imitando a niños de preescolar hizo que a Katsuki se le volcara el estómago. El director río y dijo algo a Aizawa que nadie más escucho.
-Bueno -Se dirigió a la clase de nuevo- He venido porque quiero presentarles a un nuevo alumno que se integra a nosotros. Seguramente sus profesores ya se los comunicaron, pero me gustaría agregar que el ser amables y cordiales debe formar parte de nuestro sentido de humanidad.
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Maratón -KatsuDeku
FanficUn curioso rumor llega a oídos de Tsuyu. Katsuki tiene una nueva pareja, la tercera desde que rompieron. ¿Qué es lo curioso entonces? Bueno, que todas se parecen a ella. Todos los derechos reservados.