4. Llovizna

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Mordiendo ligeramente las uñas de su mano izquierda, Lefebvre miraba con evidente nerviosismo el tablero de cuadrados blancos y negros frente a ella

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Mordiendo ligeramente las uñas de su mano izquierda, Lefebvre miraba con evidente nerviosismo el tablero de cuadrados blancos y negros frente a ella.

Una partida de ajedrez se estaba llevado a cabo en ese preciso instante dentro de la mansión Fathom, más específicamente, en el cuarto de aquel rubio arrogante. Lefebvre contra el prodigio del aquel juego, Felix Fathom.

Lo más seguro era que la derrota de la femenina sería inminente, seguramente Fathom, el prodigio del ajedrez, la vencería en cuanto hiciese su siguiente jugada, o al menos eso era lo que no paraba de rondar por los pensamientos de la castaña.

Odio la presión - murmuró la chica

Por otro lado Fathom tenía recargado su codo en el recarga brazos de la silla con su mejilla aplastada contra la palma de su mano, observando campante los gestos que hacía la contraria.

Aunque le costara admitirlo le gustaba ver las muecas y expresiones que él le sacaba a la chica, le parecía entretenido observarla arrugar la nariz, fruncir el seño, entrecerrar sus ojos, o morderse el labio inferior. Ya sabía cada una de las acciones que hacía la femenina para cada mueca dependiendo de sus emociones.

Aunque era cierto que desde aquel día que la castaña le mostró el dichoso truco de magia la tensión entre ellos se había aflojado, Lefebvre estaba bastante lejos de llegar a ser considerada como una amiga para Fathom, por el momento el ojiverde la tenía etiquetada como conocida, una conocida estándar.

¡Mueve el caballo, mueve el caballo! Resonaba en la mente de la de ojos oscuros. Dudando hasta de su propio nombre la femenina acercó su mano al caballo de la columna izquierda.

Eso es querida, avanza a tu perdición soltó mentalmente Fathom mientras su sonrisa se ensanchaba con rapidez al ver la pieza que la chica estaba a punto de mover en el tablero.

No podía esperar, ansiaba derrotarla y ver sus muecas al perder por enésima vez consecutiva, así es, Fathom la había vencido varias veces a lo largo del día.

En el último segundo la castaña movió su mano del caballo al alfil derecho utilizando esa pieza y logrando tomar por sorpresa al rubio, definitivamente aquel movimiento no lo esperaba. Aquello no ponía al borde de la derrota al prodigio, sin embargo si arruinaba sus planes.

Lefebvre suspiró aliviada tras mover su pieza, finalmente se había librado de toda la tensión que sentía. Llevó sus manos detrás de su cabeza inclinando su silla hacia atrás al recargarse con una burlona sonrisa en sus labios para después voltear al tablero.

Creo que ahora sí la suerte me sonríe a mí - soltó socarrona

Fathom la ignoró inclinándose hacia enfrente, poniendo ambos codos sobre la mesa y recargando su quijada sobre sus nudillos examinando la siguiente jugada que haría.

ᴘᴇʀꜰᴇᴄᴛᴏ ᴛʀᴀɪᴅᴏʀ || Felix Fathom y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora