Título IV

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Charlotte vivió su vida de acuerdo con las filosofías que leía, quería la igualdad, justicia, ansiaba un cambio. Pero su posición y género no le permitía tal sueño, o al menos antes de tomar la decisión de matar por la patria.

La revolución estalló cuando ella estaba en el convento, (dándole la oportunidad de ser la heroína de su historia) esto provocó que cerrara y Corday se mudó con una prima. El cambio de residencia podría haberla expuesto a las conversaciones y políticas locales. No perdió tiempo y se sumó a la causa; simpatizaba totalmente con las ideas moderadas de los girondinos, en especial uno de los amigos de su prima, Gustave Doulcet, un conde que renuncio a su título cuando estallo la revolución, según el libro Charlotte Corday de Michael Corday:

"Le dio los periódicos y los innumerables panfletos que los partidos utilizaban para difundir sus opiniones y combatir a sus adversarios. Los dos discutían, incluso se escribían, sobre temas de historia, política y literatura" (Corday)

En los movimientos que se formaban en Paris, se encontraban los jacobinos, querían que los plebeyos tuvieran el control del país, pero eran extremistas y violentos. Uno de los episodios de ira fue en el verano de 1789, Charlotte con veintiún años fue testigo de esto; el conde Henri de Belzunce viajo a Caen, partidario de la monarquía, el solía recorrer el pueblo a caballo y amenazar con su pistola a los habitantes para que se pusieran de lado de los nobles. Un día vio a un niño celebrando por una noticia y lo ataco, una multitud lucho contra él, pero con su pistola disparo a quien se cruzarse en su camino, ese día se ganó muchos enemigos. Un mes después, Michael Corday narro que para tomar represaría, una turba lo hizo pedazos, le abrieron el pecho con tijeras, le arrancaron el corazón, le cortaron la cabeza y las manos, pusieron sus entrañas en una horquilla y llevaron sus partes, marchando y exhibiendo su horripilante hecho. Charlotte lo vio todo. El TEPT (Trastorno de estrés postraumático) es:

"Es un evento que involucra directamente haber experimentado o presenciado una amenaza inmediata a la vida propia, de otra persona, la violación de la integridad física, moral propia o de otra persona; incluyendo asalto, abuso sexual o físico" (Revista Medica de Costa Rica y Centro America) 

Cualquiera que sea testigo de la violencia o de la muerte puede experimentarlo, este trastorno no siempre inspira miedo o pesadillas, si no que por medio del episodio puede inspirar empatía, si Charlotte era una mujer simpática y sensible con los demás, esto pudo contribuir a darle un sentimiento de culpa, que la empujo a salvar a la gente de la violencia.

La empatía tiende a verse como algo positivo, lo malo es cuando es en exceso. Una persona que no puede controlar su empatía puede ponerse en peligro.

"Las personas con exceso de empatía o hiperempatía no eligen ser empáticas, sino que reaccionan automáticamente, casi sin poder evitarlo, a los estados emocionales de otras personas, y esto acaba condicionando sus propias emociones o conductas" (El Centro de Psicología Alberto Soler, 2021)

A medida que avanzaba las olas de sangre y sufrimiento se hace la idea de que Charlotte le pasaba cada vez más y se sintiera responsable de todo lo que ocurría.

Charlotte conoció a otro grupo revolucionario; los girondinos, originalmente todos formaban un solo grupo, pero estos se separaron al ver la agresividad de algunas personas; jacobinos. Los girondinos eran moderados, tenían los mismos principios de igualdad y libertad.

Ella sabía que todo el dolor que le impidió ver más allá de su felicidad, fue generado por Jean-Paul Marat. El hombre que terminaría asesinando.

Marat era médico y periodista político. Durante el inicio de la revolución fundo su propio periódico, "L'Ami du village" (el amigo del pueblo) su voz se escuchó en cada rincón, expresaba sus sospechas sobre todos los que ocupaban el poder, los que llamaba «enemigos del pueblo». Condenó a varios grupos desde sus párrafos e informaba de sus supuestas deslealtades (hasta que se demostraba su culpabilidad o inocencia). Tales declaraciones le dieron el sobrenombre de La ira del pueblo.

Mucha más muerte y destrucción continuaría afectando a los franceses, el 14 de abril de 1792 Francia le declaro la guerra a Austria y a Prusia, la asamblea legislativa temía que otras monarquías ayudaran a devolver al poder al Rey Luis, y los girondinos querían extender sus creencias por el resto de Francia y Europa a través de la guerra que duro todo el verano, creando más pobreza y muerte. El 9 de agosto los jacobinos radicales derrocaron la monarquía y finalmente arrestaron al Rey Luis y a María Antonieta, lo girondinos apoyaron el arresto y querían tener a los miembros de la realeza encarcelados, pero los jacobinos querían ejecutarlos. Los girondinos lograrían por ese momento un triunfo en sus deseos, pero lo jacobinos estaban preparando sus armas para eliminar de una vez por todas a sus enemigos.

El 24 de agosto, Marat público un artículo sobre el peligro de los Clérigos y los girondinos arrestados; incitaba al temor público diciendo que estos individuos políticos tomarían Paris en cualquier momento. Escribió que la única esperanza era entrar con armas, sacar a los traidores y atravesarlos con las espadas, nueve días después el 2 de septiembre de 1792 los jacobinos se pusieron en acción, irrumpieron y asesinaron en múltiples cárceles parisinas. Un total aproximadamente de mil doscientas personas, este acontecimiento se conoce como Las Masacres De Septiembre, prolongadas durante cinco días.

Charlotte no aguanto más, tenía amigos y conocidos en esas cárceles, que injustamente les quitaron lo más preciado, la vida.

A finales de septiembre, la monarquía fue derrocada y nació la república francesa, en diciembre, el rey Luis fue juzgado por traición y en enero de 1793 fue ejecutado en la guillotina. Charlotte no estaba de acuerdo con esto, ella no la apoyaba pero pensaba que bastaba con arrestarlo, no asesinarlo. Lo girondinos incluso lucharon para apelar esta sentencia, pero los jacobinos siguieron adelante con la ejecución.

En agosto de 1793 la asamblea legislativa finalmente tuvo suficientes razones para parar la violencia y extremismo de Marat, fue juzgado por su participación en las masacres de septiembre, los otros miembros de la asamblea querían acusarlo, los amigos que alguna vez fueron, lo veían como un traidor y un degradador de la moral humana, pero el público lo apoyo, así que siguió publicando su periódico.

A finales de mayo de 1793 los jacobinos lograron expulsar a todos los girondinos de la convención nacional. Veintitresmil jacobinos marcharon diciendo que harían explotar la convención nacional si no se desasían de ellos. Ahora sus voces ya no serían escuchadas en el gobierno. Marat quería arrestar a los diputados girondinos, pero los jacobinos dejaron ir a la mayoría, los que fueron liberados huyeron de Paris y emigraron a la ciudades del campo para volver a reunirse.

Los desplazados llegaron a Caen y empezaron a planear la caída de Marat, Charlotte se enteró de las reuniones y fue a cada una de ellas, con el pretexto que necesitaba la ayuda de un político. En aquella época, las mujeres no tenían relevancia, no podían votar, participaban poco en las turbas, y asistir A las reuniones políticas se consideraba inaceptable. Charlotte asistió con Agustín Leclerc, administrador del fideicomiso de su primo, y ahí conoció a uno de los diputados, Charles Barbaroux quien dirigía la asamblea de oposición, una organización en contra de la dirección de los jacobinos y concretamente a Jean-Paul Marat, la asamblea público en junio panfletos políticos que enviaron a sus partidarios en toda Francia, según Michael Corday, en el libro anteriormente mencionado, el 18 de junio Barbaroux dirigió un conmovedor manifiesto a sus conciudadanos en Marsella; "Hombres de Francia marchemos sobre parís, no para luchar contra el pueblo de parís, si no para liberarlo y salvaguardar la unidad de la república, única e indivisible" (Barbaroux, 1793) ella estaba feliz por su actitud en tomar acción, pero le preocupaba la vida de los hombres que irían, ella era una persona excesivamente empática y altruista.

En una ocasión los diligentes pidieron que los hombres que estuvieran dispuestos a ir a parís a derrocar a Marat levantasen una mano; Jean-Paul informo que pronto iba a publicar una lista devastadora, mucho más que las anteriores y querrían detener esto, entes de que fuera demasiado tarde. Diecisiete hombres se ofrecieron, Charlotte estaba enojada, ella daría cualquier cosa por ayudar a su país, pero era tal solo una mujer, ¿Qué poder tenia? Fue en ese momento que Charlotte Corday de veinticuatro años decidió que con sus propias manos arreglaría ese problema, llamado Jean-Paúl Marat.

















El Angel Asesino Charlotte CordayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora