Título V

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A principios de julio, Charlotte descubrió que ella y Barbaroux tenían una amiga en común, una joven llamada Alexandrine de Forbin, que había trabajado en el convento donde ella estudiaba, tenía derecho a una pensión del gobierno francés por haber perdido su trabajo pero como se había trasladado a suiza durante la revolución, el gobierno se lo negó. Charlotte esperaba que Barbaroux le escribiera una carta de presentación para a alguien que le ayudase a apelar el caso de su amiga, quería realmente ayudarla pero también tenía un plan más oscuro que había estado gestionando desde que los girondinos llegaron a su ciudad.

Tener una excusa altruista para ir a Paris a asesinar a Marat, frente a una multitud en una reunión de la asamblea legislativa, no le conto su plan a nadie por múltiples razones, pero principalmente por miedo a que alguien intentara detenerla. Una mujer joven viajando sola para cometer un asesinato, seguramente sería alarmante para cualquiera, estos conceptos eran inauditos en aquella época, además no quería involucrar a nadie porque no quería que fuesen castigados en su nombre. El plan principal era matar a Marat en frente de una multitud, supuso que todo el público se enardecería y la matarían a golpes ahí, mismos, de este modo nadie sabría nunca lo sucedido ni quien era la responsable por lo tanto no podrían señalar a los girondinos como autores del crimen. Ella esperaba que esto detuviera la guerra entre las dos facciones. Convencido del inocente plan de ayudar a su amiga, Barbaroux utilizo a sus contactos en nombre de Charlotte y Alexandrine, pero no obtuvo respuesta.

Asique Charlotte viajo a parís para hablar con algún diputado que estuviese dispuesto a ayudarla personalmente, llevando una carta de presentación de Barbaroux, para disimular, también le dijo a este que si tenía correspondencia para sus amigos girondinos en París para entregárselos, ella se los entregaría con mucho gusto. Otra de las posibles razones por las que Charlotte actuó rápidamente es por esos diecisiete hombres que irían a parís, ella se preocupaba por ellos y no soportaría más derramamiento de sangre. Cuando ella tuvo la carta de Barbaroux en su poder, les dijo a sus amigos y familiares que se iría a vivir al campo junto a su padre, pero ella no los iba a ver nunca más, el martes nueve de julio de 1793 le escribió una carta a su padre, le decía que se iba a ir a Inglaterra a vivir con su tío, a él no le extrañaría puesto que vivió con el cuándo ella era pequeña, idea esta mentira para cuando fuera asesinada anónimamente como estaba previsto el no tuviera ninguna razón para pensar que era ella. Si todo iba según el plan el pasaría el resto de su vida creyendo que su Marie estaba en Inglaterra. Termino su escrito diciendo: "Envió esta carta justo antes de partir, cuando la recibas ya no estaré en Paris"

El 10 de julio, partió para hacer lo que ella creía que nadie más podía ser, matar a Marat y devolver la paz a Francia. Nunca había estado en la capital, compartió vagón con otros diez pasajeros, pertenecientes a la secta jacobina extremista liderada por Marat, el trayecto fue caluroso y la compañía insoportable, debió ser una incomodidad total el escuchar a los demás sobre sus creencias para Charlotte. Llego a Paris al día siguiente, y se hospedó en el hotel de la Providence, estaba cerca del lugar en el que se reuniría la asamblea nacional legislativa. A su llegada la propietaria del hotel le pregunto si los rumores sobre Cane eran ciertos, ella no sabía de qué estaba hablando, y la mujer le explico que había oído que un ejército de Caen marchaba hacia Paris, respondió a asegurándole que no había treinta personas en la plaza de Caen cuando los tambores tocaron la llamada a filas para ir a la capital. No quería que sospecharan de ella, cuando por fin consiguió su habitación se dedicó a investigar sobre la próxima reunión de la asamblea legislativa, se dio cuenta que Marat no asistiría, estaba enfermo y recluido en su casa desde junio, tenía una terrible enfermedad y una afección cutánea, los síntomas incluían ampollas y llagas que le causaban picazón, ardor y un intenso dolor cubriéndole todo el cuerpo. Marat era médico pero el único tratamiento que encontró que satisfacía sus malestares era un baño de hierbas medicinales, muchas de sus reuniones políticas las hacía en el baño, era el único momento en el que se sentía cómodo, ella desconocía su patente enfermedad ni que esta le impedía asistir a la asamblea, la vida le estaba poniendo una señal: "Su plan (inicial) no iba funcionar" había arriesgado a todo para llevarlo a cabo, no podía perder. Es entonces que esa misma noche diseño otra opción, lo haría en su casa, delante de cualquiera que estuviese presente, su anonimato ya no era una opción. Ella le escribió una carta:

Vengo de Caen. Su amor por la patria me hace suponer que debe conocer bien los desafortunados acontecimientos de esta parte de la República. Me presentaré en su casa dentro de una hora. Tenga la bondad de recibirme y de concederme unos momentos para entrevistarnos. Les mostraré la posibilidad de prestar un gran servicio a Francia (Corday)

La noche antes del asesinato, en su intimidad con ella misma le escribió a su padre a Barbaroux y a toda Francia, debía dar una explicación a todos sus seres queridos. Idea ponerse la carta para el país en su corpiño para lo que viniera después. Escribió:

Oh Francia, tu paz depende del cumplimiento de la ley, no la estoy atacando al matar a Marat, que ha sido condenado por todo el mundo, él está fuera de la ley, si soy culpable entonces Hércules también lo fue cuando mato a los monstros, pero, ¿alguna vez se encontró con uno tan odioso?... (Corday)

Ella aclama su fe, su sacrificio, su amor a la paz, su odio al odio. Dejo una parte de sí misma en la que habría quedado impreso su pensamiento para siempre en estas palabras:

Oh Patria mía, tus desgracias me desgarran el corazón. Sólo puedo ofrecerte mi vida y doy gracias al cielo por la libertad que tengo para disponer de ella. Nadie perderá con mi muerte... Quiero que mi último suspiro sea útil a mis conciudadanos, que mi cabeza, llevada en París, sea un signo de unión para todos los amigos de la ley, que la montaña temblorosa vea escrita su pérdida en mi sangre, y que el universo vengado declare que he merecido el bien de la humanidad... (Corday)

Tenía la mentalidad de una mártir, según el sitio (Psicologia y Mente, s.f.) Complejo de mártir: qué es, cómo identificarlo y qué hacer ante este, dice: 

"Lo de sacrificarse por el bien ajeno es algo asentado en las culturas occidentales debido a que es uno de los pilares del Cristianismo" 

Se corrobora esto ya que ella creció con estas creencias, nunca abandono la fe católica y siempre admiro los clásicos griegos (el único libro que llevaba consigo cuando fue a París era 'Las vidas paralelas' de Plutarco). La lectura de los clásicos le imbuye de una visión heroica de la tragedia. Un sentimiento del sacrificio personal para el bien de la comunidad. 








El Angel Asesino Charlotte CordayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora