44. AHORA SOY YO

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:¿Es posible hacerlo?- preguntó llena de esperanza- ¿ Puedo regresar a mi mundo?

:¿Es eso lo que deseas?- le increpó Lérida- ¿ Vas a abandonar al reino? ¿Vas a huir después de escuchar toda la historia?

:No, no lo haré hasta conseguir la paz- afirmó sin temor.

: No esperaba menos de ti, tienes un alma pura, valiente y honrada-sonrío la mujer pero rápidamente dejó de hacerlo- aunque tengo una mala noticia, es imposible volver a nuestro mundo.

:¿No es posible?- preguntó apunto de romperse.

Ella quiso llorar, era la despedida de su abuela, sus amigos, la montaña y todo lo que una vez había sido suyo.

: ¿ Cómo es que llegue aquí?-volvió a preguntar.

:¿Seguro que quieres que te lo cuente?- contestó Lérida viendo a la joven insegura- una vez que lo haga tu poder se liberará.

La chica asintió en silencio conteniendo la tristeza que ahogaba su corazón.

: Entre este mundo y el nuestro existe un túnel- explicaba Lérida con gestos- A veces las almas que van hacía en cielo se pierden y acaban aquí, eso es todo lo que sé, la existencia de las brujas en este mundo sigue siendo una pregunta sin respuesta, de lo que estoy segura es de que tanto tú como yo estamos muertas en nuestro mundo, por eso nuestras almas llegaron hasta aquí, somos las elegidas por el destino.

:¿Mu-muertas?- Ella no podía creérselo.

:Así es, en mi caso mi esposo me encontró muerta después de perder la lucha contra una enfermedad y en el tuyo...- dijo concentrándose- En invierno caíste en un lago y cuando te encontraron ya era demasiado tarde.



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Ella comenzó a verlo todo con claridad, la muerte, la vida, su nacimiento en el Reino del Sol, su destino, su final y quien era.

Recordó como estaba jugando en el lago helado cuando el hielo se hundió, no podía salir a la superficie, gritaba pero solo las montañas eran testigo de su voz, hacía frío, mucho frío, pateaba y luchaba con todas sus fuerzas por sobrevivir  pero nunca lo logró, murió ahogada ,fría  y en plena soledad.

Después su abuela la encontró pero ya no se podía hacer nada, su alma ya había dejado aquel mundo.

La chica se arrodilló en el suelo, no quería creerlo sin embargo era cierto, el dolor que permanecía en su alma la obligó a llorar y gritar ,lo hacía por su propia vida.

Aunque no la recordase completamente siempre iba a ser una parte de sí misma.

Aquel día lloró más que nunca, Lérida no la detuvo, pensó que era natural y debía pasar.

Era el final de su yo anterior, lamentaba la muerte de aquella chica a la que le gustaba salir a pasear a las montañas, hablar con su abuela y reír con sus amigos, le apenaba que hubiera acabado así, debía haber vivido más, quería hacerse adulta, trabajar y madurar pero eso ya no iba a ser posible, así que lloró.

Paso mucho tiempo hasta que Ella se vio capaz de asumirlo y salió de la cabaña.

: Ahora tu poder está despierto- se despidió Lérida- Suerte.

Sonrió por última vez y cerró la puerta, tenía   fe  en que Ella iba a lograr traer la paz o eso parecía querer el destino.

Por otra parte a Ella le había cambiado la vida la charla con la bruja, aunque había encontrado las respuestas de su existencia que tanto ansiaba su alma cargaría un enorme peso para siempre, como todas las demás brujas.

Aún así no podía estar llorando  eternamente una muerte aunque fuera la suya, menos en esa situación donde de ella dependía todo un reino.

La vida, el destino o la suerte le había regalado otra oportunidad que no iba a desperdiciar, esta vez iba a lograr sobrevivir.

Ella descubrió que su enorme afán por vivir venía de su pasado y se quedaría consigo en el futuro.

Conforme avanzaba en la floresta de los miedos la oscuridad parecía menos aterradora, como un manto protector, en el corazón del bosque dejó su anterior vida y por fin pudo ser una bruja. 


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