CAPÍTULO 14

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Las calles estaban cubiertas de agua, la lluvia no dejaba de caer sobre las cabezas de ambas mujeres y aunque la segunda de ellas gritaba lo más bajo que podía a su hermana que se detuviera, la primera no lo hacía

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Las calles estaban cubiertas de agua, la lluvia no dejaba de caer sobre las cabezas de ambas mujeres y aunque la segunda de ellas gritaba lo más bajo que podía a su hermana que se detuviera, la primera no lo hacía.

Los nudillos de la hermosa mujer chocaron contra la puerta de madera de su destino, ambas entraron a la casa, aunque la segunda con una gran reticencia y se detuvieron frente al profesor de pociones de Hogwarts que leía las ultimas noticias del periódico.

El hombre echó a aquel de apodo Colagusano para poder hablar con ambas mujeres en privado.

― Se que no debo estar aquí, el señor tenebroso en persona me prohibió hablar de esto ― el pánico no abandono los ojos de la mujer ― Si el señor tenebroso te lo prohibió no deberías hablar ― las palabras eran como un recordatorio, conocía desde hacía demasiado a la mujer y lo que menos necesitaban eran mas problemas.

― Baja eso, Bella, no se toca lo que no es nuestro ― reprendió a la desequilibrada mujer ― Que no te sorprenda, pero conozco tu situación Narcissa ― y la conocía muy bien.

― ¿Tu? ¿el señor tenebroso te lo dijo? ― la duda e incluso molestia en las palabras de Lestrange eran palpables.

― Tu hermana duda de mí, lo entiendo tantos años de representar bien mi papel, tan bien que engañe a uno de los mejores magos de todos los tiempos ― el rostro de Bellatrix se contrajo en una mueca sabiendo que se refería a Dumbledore.

Pero Narcissa se mantuvo igual, solo con el pensamiento recurrente de que su hija tenía razón.

Tal vez no hablara bien de ella decir que muchas veces ella dudo de Severus Snape, pero su hija no lo hizo, ni una vez, siempre lo vio como su padrino y era muy cercana a él, incluso mas de lo que el pocionista era con Draco.

― Dumbledore, es un gran mago, solo un tonto lo cuestionaría ― Bellatrix Lestrange no era una tonta, solo tenía mucho odio hacia el anciano.

― No dudo de ti Severus ― le confirmo la madre, ambos estaban actuando que no eran cercanos, cuando si lo eran, pero la hermana de Narcissa no tenía por qué saber que el hombre fue el padrino de ambos hermanos por elección y no por una imposición.

― Deberías sentirte honrada, también Draco y Theodore ― en la cabeza del mismo profesor no era concebible que un niño de solo dieciséis años tuviera el deber y obligación de matar a Dumbledore y que el otro tuviera que ayudarlo.

Dos niños de dieciséis años con la obligación de meter Mortifagos a Hogwarts y de matar a su director y el mayor peso caía en Draco, pues Lucius tenia muchos deberes que ahora descuidaba por su actual condición de reo en Azkaban.

Aunque el padre de Theodore también estuviera en dicha prisión, el señor tenebroso ponía especial hincapié en el hecho de que el líder de la misión en el Ministerio era Lucius.

― Son solo unos niños ― la voz de Narcissa estuvo a nada de romperse, Draco era su hijo, no quería que su niño se volviera un asesino.

No quería que Theo, el niño al que crio como suyo desde la primera vez que piso su casa se volviera un asesino, pero, aunque lamentara decirlo Theo tenia el temperamento frio y calculador que muchas veces lo hizo entenderse a la perfección con Dhara.

I AM ALWAYS ON YOUR SIDE - Fred Weasley (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora