Prólogo

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Hace cuatro años...

Tomó con fuerza el collar que rodeaba su cuello.

Le era difícil a Isabella conciliar el sueño en un lugar ajeno.

En especial cuando estaba sola.

No tenía caso seguir durmiendo. La lluvia, que usualmente la hacía sentir tranquila y con ganas de estar todo el día acostada, golpeaba tan fuerte la ventana que provocaba corrientes de nerviosismo por su cuerpo.

Soltó un resoplido, dejando su frustración en las sabanas. Cuando dormir era muy difícil, siempre recurría a su imaginación. A veces era una cantante famosa en una entrevista; una escritora firmando libros; o se había tropezado con un hermoso chico que se convertiría en el amor de su vida . Lamentablemente, su imaginación parecía tener un circuito quemado, porque le era imposible pensar en cualquier cosa que no fuera la razón por la cual estaba en este internado.

Se levantó de la cama sin tener más nada que hacer; aún no soltaba su collar,  tratando de sentirse acompañada de cualquier manera. Sintió la soledad recorrer su cuerpo y quedarse en su pecho, creando un vacío. Quería tanto ser abrazado por mamá, pensó ella.

Pero ella no estaba y nunca volvería.

Miró hacia la ventana; estaba lloviendo como nunca, los relámpagos eran visibles y molestaban sus oído. Sin embargo, no tenía miedo. Lo peor ya había sucedido. El miedo ya se había agotado en su cuerpo.

Exhaló profundo y notó su reloj, era las dos de la mañana,

Oficialmente era su cumpleaños número trece.

—Feliz cumpleaños para mi—susurró ella mientras secaba una lágrima que bajaba por su mejilla.

No pudo contenerse y la primera lágrima llevó a que muchas más cayeran por sus mejillas. Se sentó en el suelo, su espalda recostada en la cama, cerró sus ojos por un momento. Sabía que estar aquí era la mejor decisión, confiaba en lo que su tía decía. Además, siempre había sido el sueño de su madre que Isabella estuviera ahí.
Pero Isabella en ese momento no quería cumplir ese sueño, en ese momento deseaba que las cosas fueran como hace un mes. Cuando en ella había tanta felicidad y ni siquiera estaba consciente de ella.

De repente una melodía de violín tocaba suavemente, haciendo que sus ojos se abrieran. ¿De dónde  vendría la música? No podía ser de la habitación de al lado, sonaba lejana y al mismo Yam cerca en su corazón. Se quedó parada en medio de  la habitación, tratando de razonar. ¿Como era capaz de escucharla?

Se debatió en salir de su habitación pero sabía que se metería en muchos problemas si lo hacía. Estaba prohibido salir de la habitación a partir de las once de la noche . Pero lo que la hacía sentir esa música era tanto, que por un momento no le importó romper las reglas.

No.

No podía hacerle eso a su madre o a sus tíos. ¿Recibir una llamada sobre Isabella con nada más un día de haber estado ahí? Sería una decepción.

Pero la melodía era tan preciosa, suave y melancólica. Era como si esa canción era creada de sus propias emociones, un susurro de lo que ella tanto quería gritar.

Dejó de tomar el collar entre su mano, decidida a conseguir una manera de seguir escuchando la melodía, más cerca, más fuerte.

Caminó hasta el final de la cam, enfrente estaba su armario y en medio de eso, e;la pared, se encontraba una ventanilla. Isabella se agachó.

Ahí.

Era de ahí que provenía la música, pero, ¿cómo?

Tal vez era de un estudiante en otro piso, pero tampoco podía ser posible. El internado era muy estricto sobre el dormir, ningún estudiante estaría tocando música. Tal vez era un profesor...

O tal vez era un fantasma.

Isabella negó con su cabeza, no importaba quién era el creador.

Isabella se sentó pegada a la parada, su mano tocando la ventanilla y cerró sus ojos, dejando que la música la llenara.

Ya no se sentía tan sola.

______________

Holaaaa

Espero estén bien💜

Estoy muy emocionada por compartir esta historia con ustedes. Extrañaba hacer esto.

Gracias por leer💜

Espero que les haya gustado💜

Instagram: isamorgenstern145

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2023 ⏰

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