Capítulo 23

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Nadie comenzó con el pie derecho, al contrario el hostigamiento hacia nosotras era evidente y los cuchicheos no eran menos.

—¿Qué clase de noble es esa mujer para poder engañar al general?

Más bien yo fui la engañada por él pero a estas alturas todos estábamos en el mismo barco.

—¡Ay!

El grito de Junny fue evidente cuando hicieron que tropezará con la bandeja de comida de nosotras.

Corrí a su auxilio en cuanto la vi en el piso, el vestido estaba lleno de comida y su cabello era un desastre.

No fue la primera vez intentaban hacerle una maldad sin que se viera involucrados directamente, esto a causa de la vigilancia que Rayhan le otorgo pero esta ocasión Junny no pudo correr más.

—¿Puedes levantarte? —hable obligándome a estar tranquila mientras le ayudaba a pararse pero cayó nuevamente con un gemido.

—Me temo que me lastime el pie.

La joven aguantaba las lágrimas de vergüenza y rabia para no meterme en problemas y crear malas relaciones con los que se supone nos ayudarían.

—Estos bastardos...

Habían pasado apenas cinco días desde el anuncio y al segundo día Rayhan los regaño al ver lo que estaban haciendo.

No podía llamar a Ezriel, eso significaba que podría seguir molestándonos mientras se cuidaran de sus jefes, aunque en realidad estaba harta, enojarme y gritarles malas palabras tampoco iban a ayudar.

—Sinceramente desconozco cual es su problema hacia los humanos, sin embargo al menos me doy cuenta que ustedes tampoco son mejores que nosotros, no pido que nos llevamos de maravilla pero al menos si con respeto —ayudé a Junny a sostenerse en mi hombro—, tenemos la misma finalidad, al menos intenten sacar algo bueno de nuestra alianza porque me temo que si no cooperamos, ninguno de nosotros saldrá vivo.

Nadie respondió nada, seguramente había exagerado en mis palabras y probablemente nosotras íbamos a ser las únicas muertas pero debía intentarlo, nunca fui buena con las palabras para llevarme bien con la gente, sumando que aun tenía cierto resentimiento a esta novela y sus dueños.

Cuando llegamos al cuarto Rayhan y Ezriel aparecieron detrás de nosotras.

—Lamento...

—Cállate... —dije sin pensar, lo que menos quería era escuchar las palabras vanas de Ezriel.

—Déjame ayudarte.

Rayhan cargo a Junny en brazos y la sentó en una de los sillones, con un brillo su pie fue curado, la miro con angustia y con otro movimiento sus ropas fueron limpiadas lo cual fue ciertamente sorprendente.

—Supongo que este mundo tiene sus pros en cuanto a curar heridas y quitar manchas.

Me recosté en el sillón frente a ellos dejando caer mi cabeza en el respaldo cerrando los ojos.

El silencio fue muy evidente y las miradas en mi hacían quemar mi cuerpo de la incomodidad.

—Estoy hablando de verdad cuando digo que lamento estos problemas.

Rayhan se escuchaba sincero y eso hacía doler mi horrible orgullo, solté un gran suspiro encogiendo mis hombros.

—Junny es quien merece la disculpa, ella es quien les hizo frente sin temer, aun así, gracias.

Junny se sorprendió y negó con la cabeza.

—Solo quiero ayudar a la señorita, ellos son aterradores pero... Tampoco quiero que nos hagan menos.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora