PRÓLOGO

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Una familia, todo el mundo tiene una, yo tuve una, la amaba demasiado, era una niña pequeña e incrédula, ¿Que más se podía esperar de mi?

Mi asombroso padre, mi queridísimo y amado padre. Tuvimos momentos fantásticos con mi imaginación, aún recuerdo cuando jugábamos a las traes o a las princesas y al castillo embrujado, era encantador.
Mi hermosa madre, ella era simplemente perfecta. Era paciente y aún más cuando hacía mis travesuras, obviamente tenía mi castigo como lavar la ropa en la agua del manantial o el río. La amaba demasiado.
Mi inquieta hermana, ella y yo éramos el dúo protagonista dinámico perfecto. Me ayudaba y yo la ayudaba cuando nos necesitábamos como con nuestros accidentes, sean grandes o pequeños la verdad. La consentía y la dormía por las noches ya que era mi hermanita menor, no podía con su carita de bebe.

Era asombroso, hasta cuando ví esa ráfaga de fuego acercándose a la casa aquella noche.

Rojo CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora