Capítulo 6: A veces dormir es un plato de mal gusto

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A veces lo malo de los planes inesperados es que no salen cómo deben. o cómo esperas. El plan de hoy era uno de esos. Resulta que era un Viernes lluvioso, de esos en los que te apetece quedarte en casa y si estabas con alguien un plan tranquilo, al parecer no todos tenían la misma definición de Viernes lluvioso.

-He estado pensando en maneras de tener intimidad con Adrianne, y lo único que se me ocurre es una fiesta de pijamas- Dijo Derek en el patio, aprovechando que Adrianne había ido al baño, su oportunidad perfecta para comentarle lo que pensaba hacer a Ethan y Felicité.

-Sí, es una buena idea. ¿Pretendes confesarte?- Ethan preguntó despacio, cómo si tuviese miedo de recibir un grito de su hermano, Derek comentó -¿Qué dices? Adrianne no es cualquiera, con ella hay que ir despacio, tener cuidado con sus sentimientos...- Hizo un ademán con la mano, intentando sonar casual.

-¡No jodas! No sé que me esperaba menos que supieses lo que son los sentimientos  o que te importasen los sentimientos de alguien que no fuesen los tuyos.- Espetó Felicité, tratando de ocultar que estaba dolida por toda la historia que llevaban ambos. Siempre era lo mismo, esa era su dinámica. Derek estaba muy enamorado de Adrianne, era cruel con Felicité por no ser Adrianne, y ella o se enfadaba o hacía que no pasaba nada. En ambos casos a Derek le importaba una mierda. Ethan intentó ocultar la sonrisa, él prefería que fuese 'cruel' con su hermano a que ella se jodiera y no durmiese en toda la noche dándole vueltas a Derek.

Derek arrugó la nariz pero no le dio tiempo a responder ya que apareció Adrianne. Para Derek era la típica escena en la que la chica va caminando a cámara lenta. Para los demás era Adrianne Ness, la niña rica y despistada.

-Hola Derek, hola chicos. ¿Qué tal, Felicité?- Felicité la miro, a veces le gustaría odiarla pero que culpa tenía ella de que Derek fuese un imbécil. Así que buscó una de sus mejores sonrisas, respondió -Hola Adri, pues bien. A Derek se le ha ocurrido hacer una fiesta de pijamas- Dijo Felicité mirando a Derek, de forma desafiante, Adrianne pareció no notarlo.

-Ellos vienen ¿verdad?- Preguntó Adrianne con un puchero, ella quería sentirse normal, quería olvidarse del dinero de su cuenta, de sus padres, de los sirvientes, de todo.

En ese preciso momento a Derek se le arruinaron los planes. Ethan lo miraba divertido, Derek les dio una mirada suplicante.

-Vale, nosotros nos apuntamos ¿en casa de quién?- Interrogó Felicité, Derek empezó a hablar más tranquilo, respondió a la ojiverde -Pues, puede ser en mi casa, aunque tendríamos que dormir los cuatro en sitios diferentes.- Término de decir mientras se sacudía las migas de pan del bocadillo que se había comido anteriormente.

-Mejor en la mía, está sola y es más grande- Respondió Adrianne, apartándose el pelo de la cara de una forma suave y natural. Juraría que a Derek se le había caído la baba.

-Nos parece bien- Confirmó Ethan por ambos. Se apoyó en un muro, de manera desenfadada.

-Vale, dentro de nada va a sonar la campana, venid a mi casa a las 15:30, hacedme caso. No lleguéis tarde.- Felicité y Ethan se quedaron extrañados, pensando en porqué la muchacha decía eso, pero antes de poder preguntarlo, Derek y Adrianne ya se habían marchado

El resto del día transcurrió normal, Olivia miraba ocasionalmente a Ethan. Él parecía no darse cuenta, o más bien fingía no darse cuenta. Llegó la hora de comer, decidieron comer en casa de Felicité, ya que su madre hizo una comida que le gustaba mucho al ojiazul. Después de comer se quedaron tumbados en el sofá, viendo las noticias de lo que pasaba en el mundo.

-¿Por qué crees que Adrianne ha dicho que no lleguemos tarde?- Preguntó Ethan, con un tono curioso, entrecerró los ojos, Felicité le respondió -No tengo ni idea, yo también me lo pregunté. Son muy misteriosos, no sé quién se lo pegó a quién.- Terminó de decir la ojiverde refiriéndose a Derek y Adrianne. Ethan soltó una risita por el comentario de su amiga. Pareció caer en la realidad, miró a Felicité, preguntó -¿Qué hora es?- Ella le respondió -Las 15:55- Dijo calmadamente y después ella también cayó en la realidad, se levantaron del sofá, arreglaron las mochilas para la pijamada y salieron de casa, no sin antes despedirse de todos. Estaban llegando a la mansión Ness, cuando escuchan muchos crujidos, y de repente un destello los ciega. Miran de dónde provienen, ven a periodistas, corriendo de un lado a otro, micrófonos, cables de por medio, y los empiezan a seguir los reporteros haciéndoles preguntas.

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