Capítulo 02.

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Hace unos meses me encontraba tirada en mi cama, viendo al techo y creando escenarios falsos en mi cabeza.

Ahora estoy en el aeropuerto internacional de Bogotá, a punto de despedirme de mis amigas y familia.

-Por favor cuídate mucho y recuerda comer bien, mi amor- mi mamá me abrazaba con dulzura- dejé algunos pastelitos en tu bolso para que comas en el camino.

-No te preocupes mamá, ya estoy grande- sonreí.

-¿Grande? JAJAJAJA Daniela, te da miedo quedarte sola en tu casa- Lau se empezó a burlar.

-¡Sabes muy bien que en la casa de mis padres hay duendes, Laura!- rodé mis ojos.

Un silencio agradable inundó la graciosa conversación.

-Te extrañaré mucho, Dani- se acercó a mí y pude notar como su mirada burlona pasó a ser una nostálgica.

-Te extrañaré más, Lau. Sabes que siempre me podrás llamar cuando me necesites, no?- la abracé con cariño.

-Lo sé, lo sé... Pero no será lo mismo que tenerte aquí cerquita para molestarte siempre que quiera.

Una pequeña risa salió de mi boca y al separarnos pude ver a Paula a un lado de nosotras hecha un mar de lágrimas.

Ella siempre ha sido la más sensible, por eso era la consentida del grupo

-Ay Pau, no llores bonita- limpié sus lágrimas con delicadeza y le di un beso en la frente- nos volveremos a ver pronto.

-Llévame en tu maleta, por favorcito- hizo un puchero que me causó mucha gracia y no hice más que abrazarla.

-Seguro me superas en una semana, dramática.

-¡Claro que no!- gritó.

-Pasajeros del vuelo 2904 con destino a Miami, Florida, por favor dirigirse a la puerta de embarque correspondiente.

-Ese es mi vuelo- suspiré nerviosa.

-Ratona- mi papá habló.

-Pa- lo miré con nostalgia.

-¿Vendrás en vacaciones, verdad?- asentí- está bien, te estaré esperando con uno de esos pasteles de chocolate que tanto te gustan.

-Entonces ya quiero que sean vacaciones- sonreí con emoción.

Se acercó a mí y me abrazó.

-No olvides que te amo, ratona- susurró.

-Tú tampoco lo olvides, papá- respondí.

Caminé poco a poco hacia la puerta de embarque y los miré por última vez, una lágrima cayó por mi mejilla lentamente.

(...)

¿POR QUÉ CARAJOS LOS AVIONES SE TIENEN QUE MOVER TANTO?

Tuve un montón de náuseas durante todo el vuelo, confieso que nunca antes me había montado en un avión.

Pero para mi buena suerte, ya faltaba muy poco para que aterrizáramos.

-Queridos pasajeros, abrochen sus cinturones. En unos minutos estaremos aterrizando en su destino, Miami, Florida- el piloto se comunicó con todos por medio del micrófono del avión.

-Por fin- susurré.

-Por lo que veo, a alguien no le gustan los aviones...- escuché una voz a mi lado.

Volteé mi cabeza y me encontré con un chico castaño de ojos avellana. Estaba muy bien vestido y se veía bastante cómodo.

¿Estuvo durante todo el vuelo ahí y no me di cuenta?

-Es mi primera vez en un monstr... Digo, en un avión. La verdad es que nunca pensé que sería tan... Desagradable- sonreí algo tímida.

-Espera a que te acostumbres y le tomarás el gusto. Un placer, me llamo Johann- levantó su mano y la acercó a mí.

-El placer es mío Johann, soy Calle- estreché su mano correspondiendo a su gesto.

-¿Qué te trajo a Miami?- preguntó curioso.

-Te diría que la Universidad, pero en realidad vine por el amor de mi vida- suspiré.

-Oh... Confieso que pensé que podía pedirte tu número para en la noche ir a cenar y que luego de unos meses nos enamoráramos para después casarnos y tener pequeños Callesitos y Johansitos, pero ya veo que estás tragada de alguien, así que mejor no lo intento- soltó una carcajada y yo no pude evitar reír ante su ocurrencia.

-Tragada no... Tragadísima- le di la razón.

-Cuéntame, ¿Quién es el afortunado?- preguntó.

Este chico parece una señora chismosa.

Me agrada.

-Afortunada, querrás decir- lo corregí.

-Ah vale, mis oportunidades de casarme contigo cada vez disminuyen más rápido- alzó sus manos en modo de resignación.

Asentí con una sonrisa.

Cuando pensaba decirle a qué Universidad asistiría, una sensación extraña en mi estómago apareció.

De repente mi corazón empezó a latir más rápido y pude ver cómo el avión se inclinaba poco a poco.

Recosté mi cabeza del asiento y cerré mis ojos.

-Tranquila Calle, ya estamos a punto de aterrizar. Abre los ojos- dijo tranquilo.

Los abrí con lentitud y observé a través de la ventana que estábamos a nada de tocar la pista del aeropuerto.

Aquella sensación en el estómago se había ido. Ahora todo era tranquilo.

-Fiu, pensé que te iba a dar un infarto- se limpió un sudor falso de la frente- ahora dime, ¿a qué parte de Miami te diriges?

-Al United College, empezaré mi primer año- respondí a su pregunta orgullosa.

-¿QUÉ?- Gritó y todo el mundo se le quedó viendo como un bicho raro.

(...)

Estábamos recogiendo nuestro equipaje en aquella rueda giratoria que tienen todos los aeropuertos.

El tomó el suyo y empezó a caminar a mi lado.

-Aún no puedo creer que estudiaremos en la misma universidad- habló luego de unos minutos en silencio.

-Y yo no puedo creer que mi equipaje pesa más que un elefante, ¿Qué carajos hay aquí dentro?- intentaba mover mi maleta con cuidado.

Seguramente mi mamá metió un montón de cosas innecesarias allí.

-¡Mira! Allí está nuestro bus.

Empezó a caminar rápidamente para dirigirse a la camioneta blanca que estaba frente a la salida del aeropuerto.

-¿Cómo sabes que ese es nuestro bus?- fruncí mi ceño mientras lo seguía.

Este chico estaba loco.

-Tonta, ahí dice "United College"- señaló lo que era obvio.

Se acercó al chófer del bus e intercambiaron algunas oraciones en inglés.

Entendí lo que dijeron, ya que, hablaba bastante bien el inglés.

-Ven Calle, ya nos van a llevar. Solo tenemos que esperar algunos minutos por los otros estudiantes

Asentí y me senté a su lado.

Pasaron un par de minutos y vi a varios chicos entrar y sentarse en los asientos de adelante.

Pero específicamente una de ellas llamó mi atención. Tenía lentes oscuros, cabello castaño oscuro, un cuerpo hermoso y era baja de estatura.

Se veía jodidamente hermosa.

La reconocería en cualquier lugar.

Era ella.

Era la persona por la cual estaba haciendo toda esta locura.

-María José- susurré lo más bajo posible.

-V.

Sentimiento Sempiterno (caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora